lunes, 22 de febrero de 2010

Auge y caída de los kitanes

Un grupo de kitanes preparándose para salir de caza. Pintura de la dinastía Sung.

En los albores de la historia, las tribus nómadas que vivían en las vastas estepas del norte de Asia tuvieron permanente rivalidad con la cultura agraria de la planicie central de China. Cuando surgió el Imperio Chino, se apostaron tropas para mantener estas huestes al otro lado de la Cordillera Yin, una formidable barrera natural que separa estas dos regiones geográficas.
Algunos de estos pueblos nómadas tuvieron mejor suerte que otros. Algunos de ellos incluso llegaron a formar un imperio que amenazó la existencia misma del Imperio Chino.
En el año 907, el jefe de una tribu nómada, Yelu Abaoji (耶律阿保機, 872-926), unificó a todos los kitanes bajo su mando y fundó una capital en Linhuang (臨潢府), en la actual provincia de la Mongolia Interior, China continental. Con la ayuda de asesores chinos, creó un gobierno centralizado y promulgó leyes y decretos para pasar por alto el poder de la nobleza kitán, que hasta ese entonces era la encargada de escoger al líder de su federación.
Declarándose emperador en el año 916, Yelu Abaoji fundó el Estado Kitán, que posteriormiente fue formalmente denominado como dinastía Liao por su nieto. Durante su corto reinado, Abaoji condujo campañas militares y expandió su territorio, conquistando a los uigures y otros pueblos históricamente ya olvidados. Su hermano, Yelu Diela (耶律迭剌), creó la escritura kitán, basado en los caracteres chinos.
Estos son algunos aspectos sobresalientes de un pueblo nómada que llegó a tener un período de gloria y grandeza, dejando un extraordinario legado cultural para la posteridad. Se trata de los kitanes.

Mapa que muestra la correlación de la dinastía Liao (Kitán) con otros pueblos importantes en su perisferia.

Los kitanes se originaron en los confines de la cabecera del río Laoha, en la parte oriental de la Mongolia Interior. Este antiguo grupo étnico se asentó en el cauce superior del río Liao, exactamente en las inmediaciones de los ríos Laoha y Shira Muren, en la región de Manchuria. El pueblo kitán estaba dividido en ocho tribus que vivían en las estepas desde la actual provincia de Liaoning hasta la Mongolia Interior.
Los etnólogos consideran que provienen de los hsienpei (鮮卑, xianbei), una de las cinco etnias que componían originalmente los tunghu (東胡, donghu) o “bárbaros del este”, pueblos nómadas de origen proto-mongólico. El término hu (胡) era utilizado en el lenguaje chino antiguo para denominar a los pueblos que vivían fuera de China, y su origen etimológico proviene por homofonía del caracter hu (鬍), que significa “barba”, haciendo alusión a la apariencia generalmente barbuda de esos pueblos, a diferencia de los chinos han, que solían andar afeitados.

Redoma en forma de cresta de gallo, un objeto muy peculiar que se halla con frecuencia en las excavaciones de tumbas de nobles kitanes. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Los primeros registros de los kitanes en las fuentes históricas chinas se remontan a los inicios de la dinastía Wei del Norte (386 – 534), en la segunda mitad del siglo IV. En esa época, se trataba de un pueblo nómada que tenía relaciones con el reino chino, intercambiando cahallos y pieles por bienes chinos. Sin embargo, los kitanes fundaron un muy poderoso imperio cinco siglos después. Denominado como dinastía Liao (907 – 1125), tuvo una duración de más de dos siglos.
Durante la dinastía Tang (618 – 907), un líder de los kitanes, Kuko (窟哥, Kuge), al mando de las tribus que le eran fieles, declararon pleitesía ante el Emperador chino. En el año 22 del Reinado Chenkuan [貞觀, Zhenguan (648 d. C.)], la dinastía Tang instituyó la Gobernación General de Sungmo (松漠都督府, Songmo); nombrando a Kuko como gobernador general y otorgándole el apellido imperial Li, pasando a llamarse Li Kuko (李窟哥,Li Kuge) desde entonces.
Bajo el mando de Li Kuko, la dinastía Tang pudo consolidar su frontera en el noreste de China, siendo sobresaliente la derrota de los gorios (antepasados de los coreanos), quienes aliados con los hsi (奚, xi), intentaron conquistar a los kitanes. Sin embargo, a la muerte de Li Kuko, sus descendientes no siguieron manteniendo una relación muy amistosa durante toda la dinastía Tang.

Cofrecillo de oro con incrustaciones de piedras preciosas y espejo de bronce (siglo X). 25 x 11,7 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Varias décadas después de la muerte de Li Kuko, un descendiente suyo, Li Chin-chung (李盡忠, Li Jinzhong), junto con su primo, Sun Wan-jung (孫萬榮, Sun Wanrong), se rebelaron en contra de la emperatriz Wu Tse-tien (武則天, Wu Zetian, 625 – 705). La Emperatriz envió tropas para sofocar la rebelión, pero fueron derrotadas por los kitanes, quienes a su vez aprovecharon para invadir territorios propios del reino chino. Posteriormente, las tropas turquestanas dirigidas por Ashina Mochuo, atacaron la base de los kitanes, matando a Su Wan-jung y eliminando la amenaza de los nómadas hacia la dinastía Tang.
Un nieto de Li Kuko, Li Shih-huo (李失活, Li Shihuo) recibió las manos de la princesa Yunglo (永樂公主), convirtiéndose en la primera princesa de la dinastía Tang que se casa con un noble kitán y él, en el primer jefe de los kitanes que se casa con una princesa de la dinastía Tang. A su muerte en 718, Li Shih-huo recibió el título postúmo de Techin (特進) o funcionario del más alto rango, equivalente a los modernos Consejeros de Estado. Le sucedió su primo, Li Shuo-ku (李娑固, Li Suogu).
Poco antes de la Rebelión de An Lu-shan (755), los kitanes mostraron de nuevo hostilidad hacia la dinastía Tang. Aparte de estas instancias, las relaciones de los kitanes con el imperio chino fueron más o menos estables.

Dije de oro y plata (siglo X). 3,3 cm. Anverso de oro y reverso de plata, simbolizando el sol y la luna. Colección del Museo de Mongolia Interior.

La Colección del Museo de Mongolia Interior posee una rica colección de piezas de la dinastía Liao que han sido transmitidas a través de las generaciones, incluyendo objetos que han sido desenterrados en tiempos más recientes.
En la misma se encuentran raros artículos de oro, plata y piedras semipreciosas de varias tribus de la gran estepa. La mayor parte de los mismos provienen de importantes sitios funerarios de los kitanes; hallazgos arqueológicos que han sorprendido al mundo por su sobresaliente exquisitez y notable peculiaridad.
Durante sus campañas de conquista, los kitanes solían traer de vuelta a sus prisioneros, obligándolos a trabajar como esclavos en el campo o en diversos talleres artesanales. Así, pueblos conquistados del Asia Central, Noreste Asiático y algunas provincias chinas, tales como Shaanxi y Hopei (Hebei), terminaron como artesanos en talleres metalúrgicos, ceramistas y textileros. Con sus experiencias previas, trabajaron materiales tales como el ámbar, ágata, vidrio, jade, porcelana y goma laca.

Collar de ágata perteneciente a la Princesa de Chen(1018 d.C. o antes). Colección del Museo de Mongolia Interior.

Durante la época de gloria de la dinastía Liao, bienes provenientes de Asia Central y Occidental entraban en grandes cantidades a través de las estepas euroasiáticas, ya que el reino recibía tributos de unos sesenta estados vasallos. Incluso, desde China, llegaban emisarios portando tributos de regímenes sucesivos durante las dinastías Tang, Han y Sung. En aquellos tiempos, los kitanes disfrutaron de una muy rica vida material.
Por las vajillas que se conservan actualmente, se puede observar que los kitanes comían y bebían de manera muy similar a los chinos han; a la vez que artículos de escritorios como pinceles y piedras de entintar comprueban que también existía entre ellos una gran aficción a la creatividad artística y literaria. En los objetos de uso diario, se nota una visible influencia de la estética de la dinastía Tang.
Piezas de orfebrería delicadamente trabajadas, tales como collares, aretes y anillos, eran particularmente apreciados por los kitanes. Los finos acabados y líneas elegantes realzan la belleza de tales objetos, aportando una mirada más íntima al estilo de vida de ese ya desaparecido pueblo.
De hecho, los kitanes se comunicaban en un lenguaje propio, que está genéticamente relacionado con las lenguas protomongólicas. También tenían un sistema escrito, con una escritura en mayúscula y en minúscula. En términos funcionales, los dos estilos era independientes y se usaron en forma simultánea durante el Imperio Liao. En el día de hoy, se conservan excelentes ejemplos de esta escritura en epitafios y monumentos de la época. Desafortunadamente, la escritura de esta lengua muerta no ha sido completamente decifrada y muchos textos sobrevivientes de ese período no han podido ser descifrados en su totalidad.
La nobleza kitana vivía en opulencia y procupara que su miembros fuesen enterrados con muchas riquezas. El fallecido era suntuosamente vestido, coronado y adornado con joyas de oro, plata y piedras preciosas. Junto al ataúd se enterraban abundantes artículos de uso diario hechos de oro, plata, jade, piedras preciosas, vidrio y cerámica; como tributo acorde a la posición social del noble que yacía en la tumba.
A mediados de la dinastía Liao, los emperadores decretaron en varias ocasiones una estricta prohibición a los entierros con piezas de oro y plata. Sin embargo, las prácticas funerarias de los kitanes exigían entierros suntuosos, por lo que se comenzó el uso de cerámica tricolor al estilo Tang para cumplir con las normas imperiales y satisfacer los requisitos de la tradición.
Al igual que otros pueblos primitivos, los kitanes daban mucha importancia al inframundo. La creencia en la inmortalidad del alma impulsó a la nobleza kitana a construir cámaras mortuarias con la misma suntuosidad y fineza que los hogares que tuvieron en vida. Por esa razón, un miembro de la nobleza era enterrado con las pertenencias que había usado en vida, así como varios objetos funerarios que simbolizaban el rango y la situación social del occiso.
Muchas tumbas de tiempos de la dinastía Liao han sido desenterradas en la Mongolia Interior y en la región de Manchuria. Las mismas pueden clasificarse en dos grandes géneros: las tumbas de los nobles kitanes y aquéllas de los funcionarios y terratenientes de la etnia han.
En las tumbas más antiguas de los kitanes se encuentran con frecuencia redomas en forma de cresta de gallo, muy peculiares de esta etnia. También van acompañadas de diferentes armas y una montura completa de caballo. Los entierros posteriores tienen cada vez menos objetos funerarios, debido probablemente a cambios en los estilos de vida y en la situación económica del reino.
Sin embargo, algunas de las tumbas de tiempos posteriores siguieron observando los rigurosos rituales y la elegancia de los objetos funerarios. En 1954, se excavó la tumba del Señor de Chengwei (贈衛, Zengwei), yerno de Abaoji, enterrado en 959. Entre los suntuosos artículos funerarios se encontraron ocho arreos completos para caballos, lo que refleja la naturaleza nómada de un antiguo aristócrata kitán.
En 1986, se desenterró la tumba de la Princesa de Chen, que aparte de tener una intrincada estructura, cuenta con una antesala y paredes pintadas con murales que muestran sirvientes de ambos sexos. Abundantes objetos de oro, plata, bronce, cerámica, porcelana, jade, ágata, cristal y vidrio islámico acompañaron a la princesa en su última morada.
Los objetos desenterrados de las tumbas kitanas también nos dan una idea de las creencias religiosas, así como sus interpretaciones sobre la vida y la muerte. A través de estos objetos de arte se ha podido aprender mucho acerca la forma de vida de los kitanes y los contactos que tuvieron con los pueblos vecinos.
La mayoría de los pueblos nómadas que habitaban el norte de China practicaban alguna forma de chamanismo, adorando los poderes espirituales de la naturaleza, representados en objetos que en alguna forma u otro estaban relacionados con los seres divinos de su fe.
Cuando los kitanes establecieron su propio imperio, denominaron a su primer emperador, Abaoji, con el título de Tienhuangwang (天皇王), lo que indica el posible surgimiento de una monarquía teocrática o gobierno mediante la persuación religiosa.
Con la creación de la nación kitán, Abaoji procuró ganarse la amistad de los chinos han, adoptando su cultura y mostrando tolerancia hacia el budismo, confucianismo y taoísmo. En 918, promulgó edictos para construir templos de estas tres religiones en el reino.
Tras la comodidad de muchos años de estabilidad, la nobleza a mediados de la dinastía Liao comenzó a dedicarse al aprendizaje de las enseñanzas budistas. Por otro lado, la gente común también necesitaba de la creencia en alguna religión para ayudar a soportar los rigores de la vida diaria. Con el patrocinio de la Casa Real, los rituales y las prácticas budistas se volvieron muy populares en el reino.
Tanto la Corte como el pueblo dedicaron grandes esfuerzos para construir templos y desarrollar las artes del budismo. El budismo que se practicó en la dinastía Liao era de la secta Vajrayana o del Vehículo del Diamante (vajra), conocido también como budismo tántrico. Muchos monjes viajaron hacia el reino y sus enseñanzas pronto se divulgaron por muchos otros países vecinos, que formaron un círculo de budismo asiático-oriental que tuvo como centro a la dinastía Liao. Esta popularidad del budismo influyó grandemente en importantes dinastías subsecuentes como la Chin, Yuan, Ming y Ching.


Máscara funeraria de oro hallada en la Tumba de la Princesa de Chen (1018 d.C. o antes). 20.5 x 17.2 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Sobresalen en la exhibición del Museo los artículos provenientes de tres tumbas: la de la Princesa de Chen; la de Yelu Yuchih (Yelu Yuzhi), primo de Yelu Abaoji; y la de una mujer de identidad desconocida, en el Monte Tuerhchi (吐爾基山, Monte Tuerji). Esta última fue descubierta en marzo de 2003, y se presume que pertenece a la Princesa Yulutuku (Yuludugu), que murió en 914. Es la tumba de la nobleza kitana más antigua que se ha excavado hasta el momento y contiene abundantes objetos funerarios, que reflejan el alto estatus nobiliario de la ocupante.
La historia de la dinastía Liao y de los kitanes mismos tiene una gran importancia dentro del contexto de la historia china. Durante su mayor apogeo, el territorio del Imperio Liao se extendió por la mayor parte de la Manchuria, así como casi toda la Mongolia, tanto exterior como interior, y parte del norte de China.
Desde el período de las Cinco Dinastías (907-907) hasta la dinastía Sung del Norte (960-1127), las relaciones entre los chinos y los kitanes fueron sumamente complejas, caracterizadas por fuertes conflictos militares y períodos de lazos pacíficos. Tales relaciones tuvieron un enorme impacto en el surgimiento y declive de las dinastías chinas antes mencionadas.

Escritura kitán en un frotado de estela de piedra. Notese la similitud con la escritura china.

El significado histórico de la dinastía Liao radica en su sistema de administración dual, que fue instituido para controlar a diferentes grupos étnicos con diferentes medios. Como sistema institucional, fue adoptado por las dinastías no propias de los chinos han que siguieron a los kitanes. Las mismas son la dinastía Chin (金朝, Jin, 1115–1234), de los jurchen; la dinastía Yuan (元朝, 1127 – 1368), de los mongoles; y la dinastía Ching (清朝, Qing, 1644 – 1911), de los manchúes. Empero, la organización del imperio siguió en su mayor parte al patrón de los modelos chinos.
Más aún, con la destrucción del Imperio Liao por los jurchen en 1125, algunos refugiados kitanes dirigidos por Yuelü Tashih (耶律大石, Yelu Dashi) emigraron hacia el Turquestán y fundaron la dinastía Liao Occidental (1124-1211), conocida también como el Kitán Negro o Kara Kitán (Kara Kitai). Los recién arribados se declararon como kitanes provenientes de Oriente, o sea del territorio chino. Pronto, en Persia surgió el nombre de “Khitán” para denominar a China. Posteriormente, el término fue traducido a los diferentes lenguajes altaícos, semíticos y europeos.
A mediados del siglo XIII, los términos Kytay, Catay, Kitai, Ghotai, Chata, Kataya, Katai, Catai, Kitad, Qitay, Cataya, y Cataio fueron sinónimos de China. Muchos autores de la época, especialmente los escritores árabes usaron el término “Kitán” para referirse a China. Incluso Marco Polo, en su famosa obra sobre sus viajes a China, se refiere al reino que supuestamente visitó como Catay. Cuando Cristóbal Colón emprendió sus viajes hacia el Nuevo Mundo, lo hizo pensando en buscar una ruta alterna para llegar a India y “Catay”.
Cerca de trescientos años duró esta confusión, hasta que fue corregida en el siglo XVI, cuando se comenzó a usar China como nombre del país situado en Asia. En el día de hoy, en ruso y algunas de las lenguas eslavas siguen usando el término “Kitán” como nombre general para denominar a China.
Sin embargo, los kitanes desaparecieron como etnia cuando fueron desbandados por los jurchen, siendo forzados a integrarse con los como ciudadanos jurchen. Siendo pueblos nómadas que fueron conquistados a fuego y hierro, se sintieron avergonzados de la afrenta a sus antepasados y decidieron, como muestra de máximo honor y respeto a su propia dignidad humana, olvidarse de una vez por todas de sus ancestros para adoptar plenamente la nacionalidad jurchen. Estos a su vez, posteriormente se convirtieron en la etnía manchú, que actualmente conserva su identidad étnica, pero se ha adaptado por completo a la tradición de los chinos han, adoptando sus costumbres, apellidos, sentido de identidad y ritos.
El trono en Kara Kitán fue usurpado por los naimanos bajo Kuchlug en 1211; las fuentes tradicionales chinas, persas y árabes consideran esta usurpación como el final del imperio. Los kitanes remanentes que formaron la dinastía Liao Occidental fueron finalmente conquistados por los mongoles en 1218. Algunos de sus integrantes fueron asimilados dentro del pueblo mongol, otros huyeron a diversos poblados menores en la actual provincia de Yunnan y otros países vecinos como Birmania. Adoptaron apellidos chinos y se estima que sobreviven unas 150 mil personas de origen kitán en esas regiones. Desde la dinastía Yuan, fueron clasificados como chinos de la etnia han; sin embargo, en los altares familiares de muchas de estas familias chinas se sigue venerando como antepasado al clan Yelu.
El escritor e historiador Su Sung (蘇頌, Su Song, 1020 – 1101) de la dinastía Sung fue nombrado emisario ante el Estado de Liao en 1072. A su retorno de la misión diplomática compuso el poema Desde una tienda kitán, cuyos versos narran:

Hogar donde van el ganado y los caballos,
bajo un alto cielo y con pocos carruajes.
Cazar durante la temporada es la forma de vida,
sin un nativo en un millar de millas.

Manjares exquisitos de leche y carne de cordero,
lujosos abrigos de pieles y cuero.
Tranquilidad y comodidad en la tierra distante,
abundancia hasta saciar el corazón.


Las cortas líneas describen de forma vívida los paisajes norteños y el estilo de vida libre y animado de los kitanes, siguiendo su tradición nómada. Muchos otros emisarios enviados por la corte Sung también retornaron con impresiones similares acerca de la dinastía Liao.
A pesar de su diferente origen, los kitanes entraron juntos con los mongoles, uigures, huis, tibetanos y otras etnias, y se amalgamaron en ese enorme mar histórico y cultural llamado China.
En Taiwan, muchas familias de apellido Wu, Chang, Ho, Tao, Pai, Huang, Huo, Hu y Chin tienen antepasados kitanes. Esta es una muestra de la diáspora de un pueblo cuyas glorias quedaron eternamente enterradas en el pasado.