lunes, 29 de octubre de 2012

¿Llegó el fin del mundo?


La reproducción a gran escala de una pirámide maya se encuentra ubicada
en el patio central del Museo Nacional de Ciencia Natural, en la ciudad de Taichung.

     El año 2012 ha sido considerado como un año particularmente “especial” en el campo de la escatología, ya que han surgido varias predicciones que infieren que llegará el “fin del mundo” a finales del año.

Según algunos autores de la llamada “Nueva Era”, varios de ellos sencillamente sensacionalistas, los habitantes de la Tierra experimentarían una positiva transformación física o espiritual, que marcaría el comienzo de una nueva era.
    Tal vez, la versión más divulgada y popular es aquélla basada en el calendario maya, que termina un ciclo de 5.125 años de duración en la cuenta larga. Otras versiones, menos divulgadas pero iguales de sensacionalistas, hablan del choque de la Tierra con un planeta desconocido o un asteroide errante, la aparición de un agujero negro o la llegada de una gran actividad solar.
     Estudiosos de varias disciplinas han descartado la idea de la catástrofe del “fin del mundo” en 2012. Los principales especialistas en estudios mayas han llegado a la conclusión de que las predicciones supuestamente mayas acerca del “fin del mundo” no están fundamentadas en ninguno de los clásicos calendarios mayas de cuenta larga, y al contrario, la idea de que el calendario de la Cuenta Larga “termina” en 2012 deforma la historia maya.
     Lo más probable es que el pueblo maya en sí, no considera significativa la fecha, y las fuentes clásicas son escasas y contradictorias, lo que sugiere que hubo poco acuerdo entre ellos acerca de las posibles hipótesis.
     Por otro lado, los astrónomos y otros científicos han rechazado estos pronósticos apocalípticos como una pseudociencia, señalando que los eventos anticipados se contradicen con las más simples observaciones astronómicas. Además, la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio de Estados Unidos ha comparado los temores sobre el 2012 con el temor al fin del mundo del 31 de diciembre de 999 y el 31 de diciembre de 1999, que implicaban la llegada de un nuevo milenio.
    Uno de estos autores escatológicos, Terence McKenna, incluso llegó a relacionar su hipótesis sobre el “fin del mundo” con una interpretación muy particular suya sobre el I-Ching o libro canónigo chino que versa sobre los cambios. Esta versión es totalmente contraria al enfoque principal del I-Ching, que precisamente es una obra que sirve de advertencia contra este tipo de aseveraciones extremas. Según McKenna, el Universo habrá alcanzando una singularidad de complejidad infinita en el 2012, en que cualquier punto y toda cosa imaginable ocurrirá simultáneamente. Partiendo del bombardeo atómico de Hiroshima en 1945 como la base, este autor calcula la fecha final del mundo para noviembre de 2012.
    El calendario maya de cuenta larga identifica las fechas contando los días a partir del 11 de agosto de 3114 a. C. El conteo se realiza de acuerdo con el sistema vigesimal de numeración que se empleó en Mesoamérica durante la época precolombina. Las fechas eran representadas en forma de columnas que se leían de abajo hacia arriba en un sistema posicional que se valía del cero para poder representar cantidades excepcionalmente grandes.


   Una enorme maqueta del Sistema Solar presenta a los visitantes la posición de la Tierra con respecto al Sol y los otros planetas.


     Los mayas denominaban al día como kin y cada 20 kines constituían un mes, denominado como uinal. El año maya constaba de 18 uinales o meses, con un total de 360 días. El año maya era conocido como tun. En algunos calendarios ceremoniales mayas, existía el conteo de la trecena o período de 13 días, con un “año” de 20 trecenas o 260 días.
     Así como el calendario gregoriano cuenta con series de años conocidas como lustros, décadas, siglos o milenios; el calendario maya contaba con un sistema de conteo en serie con ciclos de 20 unidades. Así, veinte tunes o años constituyen un katún o período de 7.200 días. Según las interpretaciones de los escritos mayas, katún significa fin de un período o cierre de un período de tiempo.
     Sin embargo, algunas fuentes consideran que un katún es un período de 13 años que contaban los mayas. Esta discrepancia surge de la existencia de varios calendarios o sistemas de conteo de los días, basados en los diferentes usos. En este sentido, el calendario ceremonial tenía un total de 260 días, y para los mayas, este período de tiempo era considerado como el año sagrado.
     La serie más larga que se usaba en el calendario maya era el baktún o conjunto de 20 katunes o sea 144.000 kines o días, que equivalen a unos 394,3 años. De acuerdo al calendario maya, el 21 de diciembre de 2012 es el primer día del decimotercer baktún.
     En raras ocasiones, los mayas llegaron a emplear otras unidades de cómputo calendárico mayores que el baktún. En orden ascendente, los mayas empleaban las unidades conocidas como piktún, kalabtún, kinchiltún y alautún. Estas denominaciones fueron esencialmente usadas en los cálculos astronómicos. Al igual que en las articulaciones anteriores, existe un problema para conocer en forma precisa estos períodos mayores, ya que se desconoce si el primer pictún comenzaba con la conclusión de 13 ó 20 baktunes.
     Para ayudar en la aclaración del enigma del “fin del mundo”, el Museo Nacional de Ciencia Natural inauguró el 12 de julio una interesante exhibición donde se procura explicar científicamente las causas y posibilidades de una catástrofe que pueda poner en peligro a la existencia misma del planeta.
     La muestra, denominada Exhibición de 2012, Fin del Mundo: Catástrofe y Resurgimiento, se realizó con el patrocinio del Ministerio de Educación y el Gobierno de la Ciudad de Taichung, donde se encuentra ubicado el mencionado museo. También se contó con la asesoría de la Oficina de Enlace de México en Taiwan y otras entidades académicas y empresariales.
     La exposición, que estará abierta al público hasta el 24 de febrero de 2013, cuenta con 18 puntos temáticos. El recorrido ideal de un visitante a la muestra debe iniciarse con un vistazo a una reproducción en gran escala de una pirámide maya, con un reloj electrónico de cuenta regresiva que va registrando el tiempo que falta para la llegada del momento crucial, anunciado para el 12 de noviembre de 2012. La pirámide se encuentra en el patio central del museo, atrayendo la vista de todos tras de ingresar a sus salas de exhibición.
     De allí, se pasa al tema histórico y astronómico, donde se muestran un par de acontecimientos del pasado que podrían tener alguna relación con el temible “fin del mundo”.


La sala audiovisual que muestra los efectos de un posible impacto de la Tierra con otros cuerpos siderales es un punto de atracción a la entrada de la exhibición.


     La primera entrada histórica nos presenta el pasaje bíblico de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Según el Génesis 19, 27-28: “Yaveh hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, destruyó estas ciudades y cuantos hombres habían en ellas”. El pequeño escaparate procura explicar científicamente la lluvia de azufre y fuego de este pasaje bíblico. Es probable que un meteorito o lluvia de restos de algún cuerpo celeste haya caído sobre estas ciudades, causando su total destrucción.
     La segunda entrada histórica se refiere al controversial tema de la desaparición de los dinosaurios. Se ha tratado de explicar este episodio de la evolución e historia de la Tierra a través de diversas teorías. Una de las más divulgadas es la del impacto de un gran meteorito que hizo cambiar súbitamente el clima del mundo. La sección muestra algunas de las evidencias en torno a este cataclismo.
     Seguidamente, vienen secciones relacionadas con la astronomía, explicando el origen de cuerpos siderales que terminan estrellándose contra la Tierra. Por medio de fotos y pequeñas maquetas, se presenta la trayectoria de estos asteroides y cómo se producen las llamadas lluvias de meteoros o tormentas de meteoritos.
     Una de las secciones está dedicada al Observatorio Lulin, operado por la Universidad Nacional Central. El sitio de investigación astronómica está ubicado en el Monte Lulin, un pico a 2.862 metros sobre el nivel del mar, ubicado dentro del Parque Nacional Yushan. El observatorio fue terminado de construir en 2002 y el mismo ha sido famoso por sus observaciones de cometas. Precisamente, el famoso Cometa Lulin, cuya mayor aproximación a la Tierra se produjo el 24 de febrero de 2009, fue descubierto por este observatorio. En la actualidad, este centro astronómico realiza observaciones de las supernovas, así como las explosiones de rayos gamma en el espacio exterior.
     Complementando tales explicaciones e ilustraciones sobre astronomía, se encuentra una muestra de algunos fragmentos de meteoritos que han caído en diversos sitios del planeta.
     La segunda parte de la interesante exhibición tiene que ver con el origen y la diversidad de la vida en la Tierra, así como la exploración en búsqueda de señales de vida en otros planetas.
     Para ese propósito, se muestra una reproducción sobre el Sistema Solar, colocada sobre un enorme panel de vidrio, donde los visitantes pueden tener una idea aproximada de la posición de la Tierra con respecto al Sol y los otros planetas. En la proyección sobresale el cinturón de asteroides que alberga una multitud de objetos irregulares denominados por algunos autores como los planetas menores. La franja se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter. La maqueta tiene en su borde extremo una representación del cinturón de Kuiper, un conjunto de cuerpos de cometa que orbitan el Sol más allá de la órbita de Neptuno. Los cuerpos que se encuentran en este cinturón son conocidos como objetos transneptunianos o transneptúnicos
     El contenido de la muestra se refuerza a través de muchos programas interactivos que ponen a prueba la capacidad mental de los visitantes, mediante preguntas y problemas relacionados con los estudios astronómicos.
     Todo el conjunto de la exhibición procura explicar la posibilidad de una terrible catástrofe causada por el impacto de algún objeto sideral de grandes proporciones, así como el resurgimiento de la vida tras el cataclismo, tal como pudo haber ocurrido hace millones de años, cuando comenzó la evolución de los seres que poblan actualmente el planeta.

(Fotos cortesía de Chang Su-ching)

Wu Ting, monarca ejemplar de la dinastía Shang


Recipiente de bronce en forma de búho de Fu Hao.
Esta pieza de bronce es denominada tsun y era un
recipiente para bebidas usado durante el período Shang.
En la boca, lleva inscrito los caracteres "Fu Hao".

Históricamente hablando, la dinastía Shang (商朝) es la segunda dinastía formal en China. Es conocida también como la dinastía o período Yin (殷代), siendo la era más importante dentro de la Edad del Bronce en China. Cronológicamente, se estima que duró desde 1766 a 1122 a.C. Sin embargo, resulta difícil determinar el tiempo exacto que duró la dinastía Shang, ya que según algunos tratados antiguos, como Los Anales del Bambú, afirman que los monarcas Shang reinaron de 1556 a 1046 a.C.. Un reciente proyecto para determinar la cronología de los períodos Hsia (夏朝, Xia), Shang y Chou (周朝, Zhou) concluye que los Shang reinaron de 1600 a 1046 a.C..
Hacia finales del período Shang, el rey Wu Ting (武丁, circa 1324 – 1266 a.C. o tal vez 1238 – 1180, Wu Ding) y la Dama Hao (婦好) sobresalen por ser una pareja ejemplar en la historia de los emperadores chinos. Sin embargo, su historia no fue conocida sino hasta el siglo XX, más de tres milenios después de su muerte.
Wu Ting fue el 23º monarca de la dinastía Shang. Registros históricos indican que su tío, el rey Pan Keng (盤庚, Pan Geng), trasladó la capital de los Shang a Yin (殷墟, actualmente Anyang, en la provincia de Honan). Después de los reinados de los monarcas Hsiao Hsin (小辛, Xiao Xin) y Hsiao Yi (小乙, Xiao Yi), Wu Ting asumió al trono, donde gobernó durante 59 años. Durante su reinado, Wu Ting se preocupó mucho por su pueblo, algo sumamente raro en el mundo de ese entonces. A la vez, reclutó personas capaces y virtuosas para servir en su Administración, pavimentando el camino para la época cénit de la dinastía Shang.

Semblante del rey Wu Ting, según deducciones de historiadores y letrados de la dinastía Ching.

Por su benévolo reinado, fue postúmamente designado Kaotsung (高宗, Gaozong), que significa “Antepasado Sublime”. Históricamente, ha sido exaltado como un líder del renacimiento dinástico y es un modelo del gobernante ilustrado que mencionaría posteriormente Confucio en sus pensamientos.
Sin embargo, siendo un monarca tan antiguo, muchos académicos e intelectuales consideraron hasta muy recientemente que era simplemente un personaje folklórico, creado tal vez con el fin de enseñar el buen arte de gobernar. Así fue hasta que las excavaciones arqueológicas arrojaron luz sobre la gloria y el esplendor de ese reinado.
Wu Ting fue el monarca que tuvo el reinado más largo entre todos los reyes de la dinastía Shang. Fue criado entre la gente común, y por ende, conocía muy bien las dificultades de la vida rural de aquel entonces.
Según los registros historiográficos, él no pudo encontrar a un asesor competente al inicio de su reinado, por lo que optó en no conversar con nadie durante tres años, dejando que los asuntos políticos fuesen decididos por sus asesores. Pero, en una ocasión escuchó acerca de Fu Yue (傅說, circa 1335 – 1246 a.C.), un hombre sabio que era leal y sincero. Enseguida, ordenó que fuesen emisarios por todo el imperio para encontrar al hombre ideal que necesitaba en su corte. Finalmente, los emisarios lo encontraron siendo un humilde trabajador sumido a la esclavitud.
Wu Ting ordenó su liberación y lo nombró al más alto ministerio, lo que equivaldría en un primer ministro de nuestros días. Fu Yue mostró ser un hombre magnánimo y teniendo en sus manos todo el poder del reino, nunca lo usó para vengarse de sus antiguos enemigos. La gran contribución del sabio fue restaurar la virtud y de esta manera, salvó la dinastía Shang de un inminente colapso.
Otro gran sabio de esa época, Kan Pan (甘盤, Gan Pan), fue asesor de Wu
Ting durante los primeros años de su reinado. Kan enseñó al joven rey nociones profundas de moral que influyeron en sus posteriores decisiones políticas. La dinastía Shang alcanzó su mayor apogeo durante el reinado de Wu Ting, decayendo posteriormente en el transcurso de los reinados que le siguieron. Finalmente en 1046 a.C., durante la Batalla de Muye, el último rey de los Shang, Ti Hsin (帝辛, 1105 – 1046 a.C., Di Xin), fue derrotado por el ejército de los Chou, dando inicio a la dinastía de este nombre.
El rey Wu Ting fue un gran guerrero y logró derrotar a los Kueifang (鬼方, Guifang) en el norte, a los bárbaros Kiang (羌, Qiang) en el oeste; y a los Chingman (荆蠻, Jingman) en el sur. Esas campañas lograron expandir considerablemente el territorio de los Shang, que se convirtió de una ciudad-estado a un vasto reino.
Su consorte, Fu Hao, también fue una valerosa guerrera. Según inscripciones en huesos de oráculo, ella comandó un ejército para combatir contra los Kiang. Se estima que dicho ejército contaba con 3 a 5 mil soldados. Las tropas Shang capturaban a todos sus enemigos sobrevivientes, que posteriormente eran usados como esclavos o para sacrificios humanos.
Las formaciones de batalla de los ejércitos Shang estaban integradas por soldados armados con alabardas y vestidos con armadura, cascos y escudos. Entre las tropas terrestres se encontraban unidades equipadas con lanzas que arrojaban para dispersar al enemigo y permitir el avance de sus guerreros.
Posteriormente, la introducción de carros de batalla tirados por caballos aumentó la velocidad y el alcance del movimiento de las tropas, permitiendo una reacción más inmediata y el traslado de unidades a campos de batalla distantes. Una fuerte presencia militar trajo como resultado mayor estabilidad en las regiones fronterizas, asegurando el transporte de importantes recursos y promoviendo el flujo de las actividades comerciales.
Con la extensión de sus confines territoriales, la dinastía Shang entró en contacto con pueblos de culturas y formas de vida muy diferentes, que posteriormente fueron integrándose en mayor o menor grado en las costumbres del imperio. Evidencia de esto lo encontramos en los objetos desenterrados en las ruinas de Yin. Entierros con un juego de cuchillo y hacha, típicos de los pueblos de las estepas del norte, han sido encontrados en dicho lugar, sugiriendo que los Shang conquistaron y capturaron personas de esas latitudes. Estos prisioneros eran traidos como esclavos a la capital y posiblemente eran también usados para sacrificios humanos en las ceremonias religiosas. También se han encontrado dagas triangulares y primitivos cacharros similares a la porcelana, objetos típicos de las culturas sureñas; indicando que los Shang también tuvieron contactos con las culturas del sur de China.
A partir de 1929, el Instituto de Historia y Filología de la Academia Sínica comenzó una serie de excavaciones a gran escala en las zonas de Hsiaotun (小屯村, Xiaotun) y Houchiachuang (侯家莊, Houjiazhuang) en el distrito de Anyang (安陽), en la provincia de Honan (河南省). El sitio fue sede de la capital del período Shang.
En el transcurso de tales exploraciones, se descubieron las tumbas reales y los cimientos de antiguos monumentos ancestrales del período Shang, dando prueba irrefutable de la existencia de tal dinastía.
El descubrimiento de la Tumba 1001 en la zona de Houchiachuang comprobó la presencia del enterramiento de un monarca. En junio de 1936, se logró desenterrar una fosa (YH127) conteniendo gran cantidad de huesos de oráculos. En total, se recobraron más de 17.000 huesos de animales y caparazones de tortuga con un gran número de carácteres tallados sobre los mismos. Estudios posteriores revelaron que tales inscripciones eran registros de adivinaciones ordenadas por Wu Ting antes de realizar sacrificios, batallas o incluso asuntos relacionados con la vida diaria.

Caparazón de tortuga con inscripciones oraculares. El rey Wu Ting solía hacer consultas al oráculo para casi todas las cosas que hacían.

Este valioso material no sólo proporciona informaciones acerca de la genealogía de la familia real Shang según los “Anales de Yin” de la obra Registros del Gran Historiador, escrita durante la posterior dinastía Han; sino que también constituye un rico archivo de datos para entender mejor la religión, política, vida diaria y cosmovisión de la sociedad en aquel tiempo. Al mismo tiempo, nos da una mirada hacia cómo Wu Ting logró convertirse en el “Líder de los Chamanes” en el mundo del chamanismo del período Shang. A través de tales inscripciones, verificamos la existencia de un maduro sistema de escritura que testifica hacia un período aún más antiguo en la historia del origen de los carácteres chinos. Muchos caracteres chinos encontrados en las inscripciones de las ruinas de Yin aún siguen en uso hoy en día.
La sociedad durante la dinastía Shang estuvo básicamente dividida en tres clases: la nobleza, los comunes y los esclavos. Varios clanes que vivían fuera de los territorios del reino fueron enfeudados para que controlasen tales territorios y mantuviesen el orden, asegurando que el transporte de los bienes a la capital fuese ininterrumpido. Un ejemplo de ello fue el clan Hsi, que administraba el estado vasallo de Hsi (息國, Xi), situado en Hsiaonanchuang (小南庄, Xiaonanzhuang), Wenhsien (溫縣, Wenxian), provincia de Honan.

Las excavaciones de las tumbas reales en la provincia de Honan han proporcionado importantes informaciones acerca de la genealogía de la familia real Shang.

Las excavaciones en Anyang no sólo arrojaron textos con un sistema de escritura, sino también comprobaron la existencia de una cultura de la Era del Bronce que había logrado alcanzar un muy avanzado estado de desarrollo.
El director de las excavaciones fue Li Chi (1896 – 1979), el primer investigador chino que realizó levantamientos de un sitio arqueológico. Li fue un discípulo del geólogo sueco Johan Gunnar Andersson (1874 – 1960).
Andersson introdujo la arqueología moderna a China, a pesar que su vocación original era la Geología. Originalmente, fue contratado como asesor de minas por el Servicio Geológico de China; pero pronto, las excavaciones realizadas por sus colegas y discípulos chinos lograron reunir más piezas arqueológicas y paleotológicas que muestras geológicas.
Sobre esta situación, Li Chi escribiría: “La Vieja China, durante siglos un punto de caza para el imperialismo europeo, se vio forzada a abrir sus puertas de par en par para cualquier cosa que el ‘supremo poderío blanco’ quisiera, incluyendo estudios de campo en ciencia”. Como estudiante en Harvard, logró combinar la metodología tradicional china con la nueva disciplina de la arqueología.
En cierto sentido, Anyang fue el sitio de la reconciliación entre el aprendizaje literario tradicional chino y la arqueología de campo. Los historiadores chinos, influenciados desde inicios del siglo XX por la historiografía occidental, comenzaron a buscar pruebas empíricas de las etapas legendarias de la historia de China.
Los huesos de oráculos en Anyang, traficados originalmente por excavadores inescrupulosos como “huesos de dragón”, abrieron un vastos nuevo horizonte para esos intelectuales. A partir de entonces, se tomó más en serio la perspectiva de enriquecer el contenido de los viejos documentos escritos en chino con los nuevos descubrimientos en el campo arqueológico.
Las excavaciones en Anyang se vieron interrumpidas por la invasión japonesa contra China y el inicio de la Guerra de Resistencia Sino-japonesa en 1937. Al terminar la guerra en 1945, las esperanzas de reanudar tales exploraciones se vieron rápidamente opacadas con la subsecuente guerra civil entre nacionalistas y comunistas.
El traslado del Gobierno Nacionalista a Taiwan produjo una grave separación de los especialistas y materiales de las excavaciones. El grupo encargado de las excavaciones en Anyang, dirigido por Li Chi, emigró a Taiwan junto con los nacionalistas. Recién en 1950, los comunistas en el territorio continental decidieron crear la Academia China de Ciencias, concebido al estilo de las academias soviéticas. Con ello, se reanudaron las excavaciones en Anyang, aunque sufrieron de los ataques de la Revolución Cultural en las décadas de 1960 y 1970.
Las reliquias recobradas en Anyang muestran una avanzada tecnología en el trabajo del bronce. Debido a la importancia de los rituales en esa época, emergieron nuevas formas de cacharros durante la dinastía Shang, que servían para calentar, servir y beber una bebida alcohólica muy similar a la cerveza, hecha con cereales fermentados.
Tales cacharros cuentan con una rica y exquisita decoración con bandas horizontales que se centran con motivos circulares que asemejan los ojos sobresalientes de una especie de máscara denominada taotieh. Hasta ahora, se desconoce el verdadero significado simbólico de tales ilustraciones. Posteriormente, esta criatura fabulosa se fue asociando con descripciones más realistas de tigres, venados, tortugas, machos cabríos o peces, combinados con diseños geométricos.
En particular, destacan los bronces de Fu Hao, que llevan la marca de la élite de esa época: grandes dimensiones y un estilo monumental. Tenían diversas formas, siempre con una decoración compleja. Muchos tenían la forma del búho, considerado entonces como un ave de buen augurio.
La Dama Hao, conocida también como Fu Hao, fue la consorte favorita de Wu Ting. A pesar de no estar registrada en los textos históricos posteriores, la encontramos en las inscripciones de los huesos de oráculos, despertando mucho interés por su estudio a fines de la dinastía Ching (1644 – 1911, Qing). Según las inscripciones en huesos de oráculos, la Dama Hao fue madre, sacerdotisa e incluso comandante de tropas en tiempos de guerra.

Recipiente de bronce para beber. Su forma tripoidal permitía calentar el líquido mediante pequeños tizones encendidos colocados en la parte baja del objeto.

En 1976, arqueólogos de la Academia China de Ciencias Sociales realizaron excavaciones en las ruinas del palacio Yin en Hsiaotun y descubrieron la tumba intacta de esta legendaria señora. De este enterramiento se recobró una gran cantidad de exquisitos artefactos, dando testimonio de la autoridad, posición social, relaciones y estilo de vida de la Dama Hao. Muchos objetos de hueso, jade y bronce tienen formas poco usuales, comprobando los niveles artesanales, tecnológicos y artísticos que habían durante el reinado de Wu Ting.
Poco se sabe de la vida temprana de la Dama Hao. Lo que sí se sabe es que el emperador Wu Ding para cultivar buenas relaciones con las tribus vecinas decidió casarse con una mujer de cada una de ellas. Fu Hao (se dice que era una de las 60 esposas del Emperador) entró en la casa real a través del matrimonio y aprovechó la sociedad esclavista semi-matriarcal para subir en el escalafón.
La tumba de la Dama Hao es una de las tumbas en mejor estado de preservación de esa era. Los arqueólogos pudieron identificar con gran facilidad a la ocupante del suntuoso ataúd. Aparte de ser conocida a través de los textos en huesos de oráculos, su nombre estaba inscrito en los recipientes rituales de bronce en la tumba.
Aparte de describir aspectos de la vida diaria de la Dama Hao, las inscripciones en huesos de oráculos también nos revelan dos aspectos de la participación de la poderosa señora en los asuntos reales que normalmente no eran aptas para mujeres en aquéllos tiempos. La Dama Hao participaba en las ceremonias rituales y campañas militares.
El monarca Shang ejercía pleno control sobre los asuntos rituales. Sin embargo, la Dama Hao obviamente gozaba de la confianza de su marido, ya que éste le instruyó en repetidas ocasiones que dirigiera rituales especiales y presidiera sacrificios. Al mismo tiempo, ella dirigió numerosas campañas militares en contra de las vecinas tribus Tu, Pa, Yi y Kiang.
Por ejemplo, en un hueso de oráculo se nota la petición acerca de si la Dama Hao debería o no reunir a los soldados antes de un ataque. En otro, se reporta que el rey ordenó la formación de soldados para la campaña de la Dama Hao en contra de la tribu Tu (土方).
En la tumba de la Dama Hao se encontraron más de cien armas, lo cual es muy raro en un sitio funerario de una mujer. Esto nos comprueba su posición como una líder militar. En su tumba se encontraron más de dos mil objetos, incluyendo 468 cacharros de bronce, 150 piezas de jade, 560 objetos hechos de hueso y más de 110 piedras semipreciosas. La Dama Hao también fue enterrada con cerca de siete mil conchas de caurí, que eran usadas como moneda durante la dinastía Shang.
Entre las inscripciones en huesos de oráculos encontramos anotaciones de Wu Ting preguntando a los dioses acerca de cómo saldría el parto de la Dama Hao y si el problema dental de ellas se mejoraría. Estas peticiones comprueban cuánto se preocupaba Wu Ting de su esposa.
Aparentemente, las creencias religiosas jugaban un papel muy importante en la vida diaria de Wu Ting y la Dama Hao. Gracias a su hábito de hacer consultas al oráculo para casi todas las cosas que hacían, encontramos ahora descripciones de su vida diaria con sorprendentes detalles. Así, podemos saber que la vida en el Palacio Real de los Shang estaba llena de rituales y los licores acompañaban toda clase de eventos y celebraciones. En su mundo espiritual, aves míticas y extrañas bestias jugaban papeles importantes entre los seres espirituales que respetaban y temían. Por esa razón, encontramos sus semblantes estilizados en los objetos de uso diario, con claros rasgos de dragones, máscaras simétricas de bestias feroces, búhos y serpientes.

Elefante de jade encontrado en la tumba real de la Dama Hao. Era usado como adorno de vestido.

El Wu Ting realizaba con frecuencias grandes sacrificios con el objeto de comunicarse con sus antepasados, solicitando sus bendiciones y ayuda para ahuyentar las malas influencias. En muchos de los huesos de oráculos, encontramos inscripciones donde el monarca pide reverentemente que los espíritus se manifiesten si estaban de acuerdo con los preparativos y tipos de sacrificios, de modo que pueda proceder acordemente con los sacrificios y recibir las bendiciones que pedía.
En esos ritos, el rey Shang pedía a los espíritus ancestrales que descendieran y tomasen las ofrendas durante la ceremonia. Grandes recipientes de vino representaban el respeto y temor que la nobleza Shang sentía por los espíritus; mientras que los instrumentos ceremoniales de jade impartían un aire de dignidad y solemnidad a los ritos. A la par con el avance de la ceremonia, instrumentos musicales de arcilla, bronce y piedra, así como instrumentos de viento hechos de hueso impartían notas sonoras para acompañar el ritual prescribido.
A finales de la dinastía Shang, las condiciones climáticas de China eran probablemente diferentes a las actuales. Las inscripciones en huesos de oráculos mencionan algunos de los animales que capturaban los reyes de ese período, dándonos una idea acerca del entorno natural que existía entonces. Aparentemente, estaban familiarizados con grandes mamíferos tales como el elefante y el rinoceronte. También se hace mención de un “bestia con cuernos”, lo cual podría indicar la presencia de manadas de búfalos de agua en un entorno muy húmedo. Además, la presencia de una gran cantidad de conchas de caracoles de diferentes orígenes indican que la gente del período Shang conocía del uso de los mismos.
El estilo de vida de la alta sociedad y la nobleza durante la dinastía Shang era muy esplendoroso en el mundo de ese entonces. Los vestuarios y suntuosos objetos de la vida diaria reflejan un alto sentido estético. Patrones basados en aves y dragones que se originaron en sus creencias religiosas, estaban íntimamente integrados en la vida diaria y el entorno durante este período.
Otro aspecto interesante de la nobleza de los Shang era que tenía un gran interés por los artefactos antiguos. Entre los objetos hallados en los enterramientos de la época se han encontrado objetos de jade del período neolítico. También, los artesanos Shang usaban esos objetos antiguos como modelos para hacer imitaciones de los mismos.
Los objetos que más sobresalen en las tumbas de los Shang son los cacharros de bronce. Por ejemplo, una gran cantidad de ellos fueron desenterrados en la tumba de la Dama Hao. De tales objetos, 74% de ellos eran vasijas para bebidas alcohólicas, lo que refleja la importancia del consumo de tales bebidas y la abundancia en las cosechas de granos. Durante los banquetes de la Corte, se servían muchos tipos de carnes, granos y frutas en cacharros de bronce. También se conoce que cocinaban sopas a base de carne, pescado y otros ingredientes en grandes calderos de bronce.

(Fotos cortesía del Museo Nacional del Palacio, Taipei, Taiwan, Rep. de China)