domingo, 7 de noviembre de 2010

Renacimiento cultural durante la Dinastía Sung del Sur

En términos históricos, el dinastía Sung, una de las siete grandes dinastías de China, se divide en dos períodos distintos: Sung del Norte y Sung del Sur. Durante la dinastía Sung del Norte (960–1127), la capital se encontraba en la norteña ciudad de Pienking (Bianjing 汴京, conocida hoy como Kaifeng, 開封), controlándose en aquel tiempo la mayor parte del territorio del interior de China. La dinastía Sung del Sur (1127–1279), se refiere al período que siguió después que la casa imperial de los Sung perdiera el control del norte de China y se retirase al sur del río Yangtzé, estableciendo su capital en Lin-an (臨安, hoy conocida como Hangchow, 杭州), ubicada en la provincia de Chekiang (Zhejiang).
El período Sung se caracterizó por el ser el primer gobierno en la historia universal en usar el papel moneda como medio de cambio y divisa de curso legal. También fue la primera administración china en establecer una armada permanente. Esta dinastía también vio el primer uso conocido de la pólvora y el discernimiento del Norte usando la brújula.
A pesar que la dinastía Sung del Sur había perdido el control sobre el sitio tradicional del nacimiento de la civilización china a lo largo del cauce del río Amarillo, su economía no estaba en ruinas, y el reino albergaba al 60% de la población china de ese entonces, así como la mayoría de las tierras agrícolas más productivas. Para defender sus costas y ríos, se reforzó considerablemente su fuerza naval, constituyéndose en una verdadera armada para los estándares de esos tiempos.
La debilidad militar de la dinastía Sung del Norte condujo finalmente al triste desenlace de la caída del imperio. En 1127, las hordas jurchen saquearon Pienking (actual Kaifeng) y tomaron como rehenes al emperador retirado Hueitsung (Huizong, 徽宗, 1082–1135), a su hijo, el emperador Tsintsung (Qinzong, 欽宗, 1100–1161), y casi la totalidad de la familia real.


Retrato del emperador Kaotsung sentado. Anónimo, dinastía Sung (960-1279). Rollo colgante, tinta y colores sobre seda. 185,7 x 103,5 cm. (Fotos cortesía del National Palace Museum, Taipei, Taiwan, China)
El emperador Kaotsung aparece con un gorro de gaza negra y largos listones horizontales, vestido con una bata de color carmesí. Tiene un semblante gentil y refinado, con un aire de académico consumado cuyos ojos brillan de vitalidad. En algún momento posterior, la obra fue severamente dañada. La misma fue reparada durante la dinastía Ching (Qing), varios siglos después. El trasfondo dañado fue removido y reemplazado con seda, con baños de tinta para reparar las partes afectadas de la obra. Se nota algunas diferencias en la coloración, pero afortunadamente, los colores originales pueden verse en la parte que sobrevivió los daños.

El noveno hijo de Hueitsung, Chao Kou (Zhao Gou, 趙構,1107–1187), huyó hacia el sur y reestableció la corte Sung en Lin-an, donde fue proclamado emperador el 12 de junio de 1127. La dinastía Sung del Sur continuó subsistiendo por más de un siglo y medio, hasta que su capital fue finalmente conquistada por los mongoles, quienes habían fundado la dinastía Yuan (1271–1368). Chao Kou adoptó el título imperial de emperador Kaotsung (Gaozong, 高宗) y su reinado es denominado como el período o era Shaohsing (Xaoxing, 紹興).
Al inicio de su reinado, Kaotsung usó a excelentes generales, tales como Li Kang (Li Gang, 李綱, 1083–1140), Yueh Fei (Yue Fei, 岳飛, 1103–1142) y Han Shih-chung (Han Shizhong, 韓世忠, 1089–1151), quienes lograron repeler exitosamente los contantes ataques de los jurchen.


Retrato de la emperatriz Yang sentada. Anónimo, dinastía Sung (960-1279). Rollo colgante, tinta y colores sobre seda. 189,5 x 110,2 cm.
Sus verdaderos orígenes son desconocidos, ya que la emperatriz Yang (1162-1233) entró en la corte como una joven acompañando a su madre adoptiva. Bajo el cuidado y la tutela de la madre del Emperador, la gran emperatriz Wu, ella fue presentada a Ningtsung, quien se casó con ella. Entre los funcionarios de la Corte había uno llamado Yang Hsi-shan, que la tomó como hermana. Esa es la razón del por qué ella se llamaba a sí “Yang Mei-tzu” (Hermanita Yang). A pesar de sus orígenes humildes, ella se esmeró en los estudios y llegó a ser muy diestra en pintura y poesía. Su estilo caligráfico es muy similar al del emperador Ningtsung, a quien servía con frecuencia como escribana. En la pintura, ella porta una corona floral con coletas en forma de dragón. Su traje es de tela multicolor con largas mangas, el diseño de la tela tiene parejas de faisanes bordados, denotando gran elegancia y exquisito diseño.

Pero, tras varios años de lucha y significativos triunfos militares, el emperador Kaotsung decidió adoptar una postura pacifista frente a la amenaza de los jurchen. La principal razón de este cambio de actitud se debe al canciller Chin Hui (Qin Hui, 秦檜, 1090–1155), un oscuro personaje que no deseaba que el ejército Sung derrotara a los jurchen, por temor que el emperador Tsintsung retornase al trono. Chin Hui, que había sido capturado por los jurchen junto con los dos últimos emperadores de la fenecida dinastía Sung del Norte, retornó a la dinastía Sung del Sur varios años después, reclamando una milagrosa fuga de manos de sus captores. Posteriormente, fue integrado a la corte por el emperador Kaotsung.
Ante las insinuaciones de Chin, y con el temor de perder el trono con el posible retorno de su hermano, Kaotsung accede a conjurar una trama en contra de Yueh Fei, el aguerrido general que era el terror de los jurchen, por haber sido invicto en todas sus batallas. Al mismo tiempo, el general Han Shih-chung también fue dado de baja.


Orden Imperial presentada a Yueh Fei. Emperador Kaotsung (1107-1187), dinastía Sung. Rollo de mano, tinta sobre papel, 36,7 x 61,5 cm.
En otoño de 1137, el general Yueh Fei dirigió sus tropas en una gira de inspección de las fortificaciones fronterizas en contra de los jurchen. El emperador Kaotsung escribió esta misiva imperial en respuesta al informe presentado por Yueh acerca de su inspección. En la misma, se elogia y exhorta a Yueh para que mantenga su lealtad hacia la patria. Kaotsung estudió caligrafía con su padre, el emperador Hueitsung de la anterior dinastía Sung del Norte. Kaotsung remonta los orígenes de su estilo a Wang Hsi-chih (Wang Xizhi,王羲之,303–361), considerado como el “calígrafo sabio”. Copiando los trazos de pinceles de antiguos maestros de pasadas dinastías, el Emperador alcanzó tal dominio en esta forma artística que su escritura tuvo un enorme impacto en la práctica de la caligrafía en la dinastía Sung del Sur. La carta está compuesta en escritura regular, pero tiene elementos de la escritura de corrido. Los trazos y puntos son refinados, impartiendo mucha elegancia a los caracteres. En este decreto imperial sobre un tema militar, los espacios al inicio y fin del mismo son consistente, mostrando los excelentes logros de Kaotsung en la caligrafía.

Yueh Fei fue víctima de una acusación ambigua, donde no le pudo comproba su culpa. Pero, Chin ordenó su arresto y posteriormente fue ejecutado en la cárcel. Seguidamente, a instancias de Chin Hui, el emperador Kaotsung firmó el denigrante Tratado de Shaohsing, donde prácticamente el imperio Sung declara ser un Estado vasallo de la dinastía Chin (Jin), como se denominaba oficialmente el reino de los jurchen. En el infame documento, Kaotsung cede gran cantidad de territorios y promete pagar tributos ante la corte de los jurchen.
El período Sung del Sur no fue una era de poder ni de estabilidad, ya que la dinastía sólo podía controlar la parte sur del río Yangtsé. Al inicio del período, en vez de asignar personas capacitadas para los diversos cargos del Estado, el emperador Kaotsung se opuso a las política del excelente primer ministro Li Kang, y revirtió la estrategia militar de una de resistencia activa a una de defensa pasiva. Posteriormente, los funcionarios con talento fueron reemplazados por personas menos competentes, que mantuvieron a la dinastía en situaciones no muy favorables en términos militares.


Ilustración del Clásico de Piedad Filial
Anónimo, dinastía Sung (960-1279)
Página de album, tinta y colores sobre seda, 28,4 x 35,9 cm
(Caligrafía atribuida originalmente a Kaotsung (1107-1187) y pintura supuestamente de Ma Ho-chih (1131-1189)
Este album era probablemente un gran rollo con un texto alternado con imágenes. Posteriormente, debido a daños ocasionados por el tiempo, fue recortado y montado en un formato de hojas de album con volúmenes separados para el texto y las pinturas. Las ilustraciones procuran representar el significado del deber filial y la lealtad hacia el gobernante entre las personas de los diferentes niveles de la sociedad. De allí, existen trasfondos diferentes. En términos generales, las imágenes corresponden al texto de la obra, resaltando los puntos de vista de un “gobernante virtuoso”.
Aunque el estilo de la caligrafía es similar al del emperador Kaotsung, es probable que sea la obra de un escribano de la Academia Imperial de Caligrafía. Sin embargo, el estilo de las pinturas es completamente variado, con mucha similitud a los estilos de Li Tang y Hsiao Chao. Empero, las inscripciones en la parte final son todas auténticas del período Sung.


Pero, a pesar de su precaria situación militar, el período Sung del Sur disfrutó de una época de relativa creatividad y prosperidad. El arte se desarrolló en medio de una cultura urbana caracterizada por un activo comercio exterior y el surgimiento de una clase mercantilista que procuraba también disfrutar de las diversiones y entretenimientos que previamente estaban reservadas para los nobles. Los nuevos ricos disfrutaban particularmente de la pintura que mostrase en un estilo realista los aspectos felices de la vida diaria.
Frente a la nueva situación política, entorno geográfico y atmósfera cultural, los gobernantes Sung del Sur promovieron las artes como un vehículo del Sendero o Vía prescrito en las enseñanzas confucianistas, poniendo particular atención a los papeles que desempeñaban los ritos y la música. Siguiendo la tradicional apreciación del arte de la caligrafía de la familia imperial Sung, los emperadores Kaotsung, Hsiaotsung (Xiaozong, 孝宗, 1127–1194) y Ningtsung (Ningzong, 寧宗, 1168–1224) hicieron hincapié en el uso de la pintura y caligrafía como medio didáctico de las artes.
Con frecuencia, los textos escritos narraban historias de ellos transcribiendo personalmente los Textos Clásicos, siendo presentados a las instituciones académicas de ese entonces. Los miembros de la familia imperial también escribían versos sobre pinturas, para ser entregadas a funcionarios de alto rango. A la vez, solían escribir eulogias en pinturas donde se elogiaban a antiguos gobernantes y sabios, promoviendo así la ética tradicional en la cultura.
Al reafirmar en la moral confucianista, la familia imperial Sung del Sur reestableció un orden ideal para los campos político y social. No sólo sobresalieron los emperadores en estas actividades de promoción cultural, sino también algunas de sus consortes, como los casos de la emperatriz Wu, esposa del emperador Kaotsung; y la emperatriz Yang, cónyuge del emperador Ningtsung.
Para la época Sung del Sur, la imprenta de tipos móviles, que fue inventada durante fines de la dinastía Tang, se encontraba en pleno auge, logrando que los libros fuesen menos costosos y de más fácil acceso. El creciente acceso a la educación y el florecimiento de las artes y letras condujeron a una intensa actividad intelectual. En este período, también se presenció un resurgimiento del confucianismo, ahora renovado y fortalecido con el budismo para integrar una nueva cosmovisión conocida como el neoconfucianismo.
La dinastía Sung del Sur constituye un período crucial en el desarrollo cultural de China. La corte no sólo se presentaba como heredera de la línea ortodoxa del poder mediante un reforzamiento de las reglas tradicionales de los ritos y la música, sino que también infundió vida en las tendencias literarias del área sureña de Jiangnan, a la vez que otorgaba gran importancia a la educación confucianista, y la convergencia de las tradiciones budistas y taoístas.
Entre sus más sobresalientes exponentes del pensamiento tenemos a Chu Hsi (Zhu Xi, 朱熹, 1130–1200) que representa la escuela ortodoxa del confucianismo dedicada al estudio de los Textos Canónicos Clásicos.
Aparte de la pujante actividad intelectual, la corte también llevó a cabo diversos programas de desarrollo económico, donde se expandió la agricultura, floreció el comercio y surgieron muchos centros artesanales. La prosperidad económica trajo consigo importantes cambios en el arte y la cultura.
Con el papel moneda en amplia circulación junto con monedas y lingotes de oro y plata, el comercio tuvo un auge sin precedentes durante la dinastía Sung del Sur. Las monedas de cobre del imperio rebasaron las fronteras y se convirtieron en el medio de cambio en muchas de las naciones vecinas.
En los puestos de comercio a lo largo de su frontera, llegaban piezas de joyería y porcelanas del Estado de Chin, al mismo tiempo que grandes cantidades de seda, té y especias eran llevadas al norte. Las rutas marítimas se expandieron a muchos otros países asiáticos, llevando mercaderías chinas a otros lares y permitiendo que mercaderes extranjeros llegasen a las costas chinas, enriqueciendo los contactos culturales.

Tsun con esmalte celadón, cerámica Kuan
Dinastía Sung del Sur
Este recipiente, denominado en chino tsun (zun), tiene una boca extendida, un centro redondo comprimido y una base sólida. Está cubierto con una gruesa y bien distribuida capa de esmalte celadón, impartiendo una sensación de brillo y calidez. Su pared externa muestra cuatro hendiduras verticales, donde la capa ligeramente más delgada de esmalte permite ver el color marrón original de la arcilla. Debido a la diferencia en el tiempo de expansión del calor y contracción por el frío entre el esmalte y la arcilla, se ha producido un craquelado irregular de la pieza. Este es una característica particular de cierto género de porcelanas hechas por los hornos imperiales. La pieza es elegante y solemne.
Después del Incidente de Chingkang, a fines del período Sung del Norte, el ejército Jurchen conquistó el norte de China y un hijo del último emperador de dicho período huyó precipitadamente hacia el sur, trasladando con él el centro político del imperio. En consecuencia, era sumamente necesario que el nuevo emperador llevara a cabo rituales religiosos para legalizar el mandato imperial. Pero, en esos tiempos de guerra, era dífícil obtener objetos rituales hechos de bronce o jade para las ceremonias religiosas.
Para llenar este vacío, la corte ordenó que se produciesen y usasen temporalmente cacharros hechos de madera, cerámica y porcelana. Los primeros hornos imperiales estuvieron ubicados en Huichi (Huiji), Soochow (Suzhou) y Hangchow (Hangzhou), siendo esta última la principal localidad. Bajo la supervisión de la corte, toda la porcelana de los hornos imperiales al inicio del período Sung del Sur tenía formas estandarizadas. Todas las piezas de cerámica y porcelana estaban destinadas a reemplazar los recipientes rituales de bronce, de modo que muchas de las piezas iniciales se hicieron con el fin de imitar a los antiguos cacharros de bronce. Este particular recipiente de celadón imita la forma de un antiguo cacharro
tsun de bronce.

Cerca de su costa sudoriental, Taiwan y otras islas aledañas también presenciaron el ir y venir de los mercaderes Sung del Sur, cuyas huellas aún se pueden ver en el día de hoy como una reminiscencia de un pasado esplendoroso. Artística y literariamente, el vecino Estado de Chin fue poco a poco asimilando las tradiciones chinas provenientes de su vecino al sur.
Para legitimizar su mandato y la continuidad del reinado, los emperadores Sung del Sur realizaban solemnes ceremonias rituales donde se hacían ofrendas al Cielo, a la Tierra y a los antepasados. Como la anterior dinastía del Norte terminó abruptamente en medio de un gran caos, la mayor parte de los objetos rituales originales de bronce y jade se perdieron o fueron tomados como botín de guerra de los invasores jurchen. En consecuencia, la corte tuvo que reemplazar tales objetos con copias hechas de cerámica, madera o bambú.
En los hornos imperiales se confeccionaron cacharros de cerámica Celadón en la forma de los antiguos objetos de bronce. Dentro de este género, también sobresalieron las piezas en cerámica Ru. Por órdenes del emperador Hueitsung (Huizong), de la anterior dinastía Sung del Norte, se preparó el Catálogo Hsuanhe de Antigüedades, que posteriormente se convirtió en una obra de referencia para la restauración del sistema de los objetos rituales en el subsecuente período. Ya en tiempos de mayor tranquilidad y prosperidad, volvieron a hacerse artefactos para los ritos hechos de bronce y jade, mostrando el interés por revivir el pasado y hacer hincapié en las ceremonias ancestrales.
Las expresiones culturales en esta época se orientaban hacia la elegancia y el refinamiento, donde los pintores de la corte reproducían vívidas escenas de los banquetes en el Palacio Imperial, las actividades durante las cuatro estaciones del año, las celebraciones festivas, así como la vida diaria dentro y en los alrededores de la actual ciudad de Hangchow.
Indistintamente si estas obras eran registros de hechos reales o productos de la imaginación de sus autores, todas reflejan la prosperidad y suntuosidad que disfrutaban los miembros de las clases sociales más altas y la familia imperial en Sung del Sur.
La elegancia de la vida de los académicos, los jardines privados de los ricos, la ceremonia del té, la declamación de poesías, así como la apreciación de pinturas, caligrafías y curiosidades artísticas han quedado plasmados en las obras de arte de esa época, convirtiéndose en temas especializados de la pintura china.
La temática de figuras humanas en la pintura china adquiere popularidad durante los períodos de las Cinco Dinastías y la Dinastía Sung del Norte, con obras de artistas de esa época que sobreviven hasta el día de hoy. Indistintamente sean retratos de miembros de la nobleza o ciudadanos comunes, ellos revelan y describen las tradiciones de la vida popular, complementados con abundantes versos.
Durante la dinastía Sung del Sur, este género se refina y aparece una rica variedad de obras que muestran una perfección en las destrezas artísticas para expresar los sentimientos y vicisitudes de la vida diaria en el pueblo.
Después de los años de gran turbulencia política de los períodos históricos que la antecedieron, la dinastía Sung del Sur fue una época culturalmente rica en la historia china, donde se fusionaron las culturas norteñas y sureñas, junto con la asmilación de ideas de múltiples fuentes.
Los literatos de ese período pusieron gran atención a la herencia cultural de las dinastías anteriores y eran particularmente diligentes en la preparación de tratados sobre todos los temas, incluyendo los asuntos diarios, temas religiosos, aplicaciones de diferentes instrumentos y técnicas, así como contenidos enciclopédicos.
A pesar de su gran prosperidad económica y animado escenario cultural, el período Sung del Sur padecía de una debilidad en el campo militar. Durante esa época, los militares estaban organizados de tal manera que se pudiese asegurar que el ejército no constituyese una amenaza a la Corte Imperial, con frecuencia a costo de la efectividad en el campo de batallas. El ejército imperial estaba dividido bajo el mando de varios mariscales, que respondían en forma directa e independiente al Emperador. Como el monarca rara vez dirigía las campañas militares en persona, las tropas carecían de un mando unificado. Por otro lado, la Corte con frecuencia veía con malos ojos a los generales que triufaban en muchas batallas, ya que creía que podría poner en peligro la autoridad imperial. En sus momentos críticos, muchos de ellos eran removidos de sus cargos, o en el peor de los casos, ejecutados. Un ejemplo notorio de ello es el caso del General Yueh Fei.
Los funcionarios de la Corte, de gran formación académica, consideraban a los militares como miembros de la clase más baja en la jerarquía social. Por ende, un militar sólo podía adquirir prestigio y posición social tras volverse en un oficial de alto rango en mérito a una serie de victoriosas batallas.
Tras la aparición de los mongoles como potencia expansionista, éstos tuvieron constantes conflictos con otros dos reinos: el Hsia (Xia) Occidental y Chin (jurchen). Esta situación hubiera sido una excelente oportunidad para que Sung del Sur consolidara su hegemonía y expandiera sus territorios. Pero, debido a la estrategia de defensa pasiva que había adoptado la dinastía no le permitió adoptar una postura más agresiva en el volátil entorno de ese entonces.
Muy pronto, los mongoles ocuparían todo el territorio de Hsia Occidental y atacarían a los jurchen. Tras perder la mayor parte de sus territorios norteños, los jurchen arremeten contra las posiciones de Sung del Sur. Por su insistencia en la defensa pasiva, las tropas Sung del Sur no tenían suficientes recursos para mantener a raya a los jurchen de la dinastía Chin. Ya cuando los últimos estaban al borde de la derrota final, la dinastía Sung del Sur decidió unirse a los mongoles para acabar con el enemigo común. La acción fue muy poco sabia, ya que sus nuevos aliados serían mucho más peligrosos que los jurchen.
Tras conquistar los últimos reductos jurchen, los mongoles pusieron sus ojos sobre el imperio Sung del Sur. En 1276, el ejército mongol captura Lin-an (actual Hangchow), poniendo fin a la dinastía Sung del Sur. Algunos ministros Sung huyeron hacia las sureñas provincias de Kwangtung y Fukien, reestableciendo una corte Sung en miniatura que tuvo muy corta duración, desapareciendo unos tres años después.

domingo, 13 de junio de 2010

La Edad de Bronce en China


Tsun de oblación con incrustaciones de turquesa y filamentos de oro. Período Chou Oriental a Estados Combatientes (475﹣221 a.C.) 28,5 x 39.7 cm. Excelente ejemplo de incrustaciones de metales preciosos en cobre. (Fotos cortesía del National Palace Museum, Taipei, Taiwan, China)

En un intento por clasificar la etapa prehistórica de la humanidad, los arqueólogos e historiadores occidentales han concebido un sistema basado en tres períodos de tiempo consecutivos divididos específicamente en la tecnología predominante usada para la manufactura de instrumentos, a saber: Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad del Hierro.

Sin embargo, este sistema de tres períodos resulta díficil de aplicar en las regiones fuera de Europa, para la cual fue diseñado. En otras regiones del mundo, no existe una diferencia tan clara de las eras prehistóricas basada en la tecnología usada en las herramientas y objetos comunes. Por lo tanto, los expertos consideran en el día de hoy que usar el sistema de las tres edades para designar el avance de las sociedades humanas constituye un enfoque poco científico.

Generalmente, se considera que la Edad de Bronce en China se inició durante la etapa posterior de la dinastía Hsia (Xia, 2205-1766 a.C.), y se extendió por unos 1.500 años a través de varias dinastías, abarcando la Shang (1766-1122 a.C.), Chou Occidental (Zhou Occidental, 1122-770 a.C.) y Chou Oriental (Zhou Oriental, 770-221 a.C.). Incluso después de la subsecuente aparición del hierro en las dinastías Chin (Qin, 221-206 a.C.) y Han (206 a.C.-221 d.C.), se siguió utilizando el bronce por mucho tiempo en China.

Los historiadores no han llegado a un acuerdo acerca de las fechas que limitan una “Edad de Bronce” en China. La dificultad radica en que la aplicación de dicho término denota un período donde los utensilios de bronce reemplazaron a los de piedra, siendo posteriormente reemplazados por las herramientas de hierro. Esta división es relativamente clara en la historia de Europa y el Medio Oriente; pero en China, se complica por dos situaciones, el descubrimiento de la tecnología del hierro y la continua presencia de herramientas, armas y objetos rituales de bronce en épocas muy posteriores.

Los cacharros de bronce más antiguos han sido encontrados en las excavaciones de sitios relacionados con la cultura Machiayao (Majiayao, 馬家窯文化), un grupo de comunidades neolíticas que se encontraban en el cauce alto del Río Amarillo, en las provincias de Kansu (Gansu) y Chinghai (Qinghai), que los arqueólogos datan entre 3100 y 2700 a.C. A partir de ese entonces, se supone que los antepasados del pueblo chino entraron gradualmente en la Edad de Bronce.

Durante esas eras remotas, solamente la clase gobernante podía comisionar la manufactura y usar los preciosos objetos de bronce. En esa época, se consideraban el culto y la guerra como los asuntos más importantes de un Estado. El bronce era fundido principalmente para hacer objetos rituales, aparte de armas, con el fin de ofrecer sacrificios a los antepasados pidiendo por sus bendiciones para tener un linaje perpetuo.






Recipiente Sung. Chou occidental tardío (899-771 a.C.), 63 x 44,4 cm. Base: 24,3 x 31,7 cm. Posiblemente se usó para guardar vino.


En consecuencia, del arreglo y la cantidad de objetos de bronce utilizados en una determinada ceremonia ritual, uno podía conocer el estatus social y la posición del noble que presentaba la ofrenda. Por ende, los objetos de bronce eran los artefactos rituales más importantes en la sociedad aristocrática durante los períodos Shang y Chou.

La metalurgía del bronce en China se originó en lo que es denominado como el período Erhlitou (Erlitou 二里頭文化, 2000-1500 a.C.), que algunos historiadores colocan dentro de la dinastía Shang, mientras que otros consideran que pertenece a la anterior Hsia.

En este sentido, la Galería Nacional de Arte de Estados Unidos define la Edad de Bronce en China como el “período entre 2000 a.C. y 771 d.C.”, un período que se inicia con la cultura Erhlitou y termina abruptamente con la desintegración de la dinastía Chou Occidental.

En muchos aspectos, esas dos tempranas dinastías fueron cruciales en la formación de la cultura china. Políticamente hablando, con una creciente preocupación humanista, el mandato teocrático original se fue transformando gradualmente en uno regentado por los rituales y convenciones sociales.

Materialmente, las avanzadas técnicas para derretir y moldear el bronce dieron inicio a una nueva era de contenedores rituales y armamento. El avance en las habilidades artesanales y la tecnología propiciaron la aparición de una amplia gama de industrias.

Tsun en la forma de un animal con cabeza de ave. Período de los Estados Combatientes (481-221 a.C.), 20 cm x 4,5 cm de diámetro.


El bronce fue la primera aleación de importancia obtenida por el ser humano, lograda mediante la mezcla de cobre y estaño, así como otros minerales, en proporciones diferentes dependiendo de la región.

Como su aparición en China está significativamente más tardía que el descubrimiento del bronce en Mesopotamia, algunos autores consideran que la tecnología del bronce fue importada a China. Sin embargo, existen suficientes razones para afirmar que el descubrimiento del cobre en China ocurrió espontáneamente, desligado de toda influencia externa.

Espiritualmente hablando, los dos principales asuntos de Estado, el culto y la guerra, se expresaban a través de las diferentes formas y patrones de los objetos rituales de bronce, que eran el medio poderoso para entrar en comunión con las deidades y los antepasados.

Por otro lado, las incripciones en los objetos de bronce registraban las ocasiones rituales en que fueron hechos tales cacharros: ritos festivos, campañas militares o ceremonias para conferir condecoraciones o dar reconocimientos.

Incluso las armas hechas de bronce llevaban en muchas ocasiones marcas y signos que denotan una relación sacra. Los chinos solían inscribir formas antropomorfas y zoomorfas, así como símbolos abstractos en los objetos de bronce. Algunas piezas mayores incluso tienen inscripciones que han ayudado a los arqueólogos e historiadores a decifrar mejor la historia china, especialmente en períodos tan oscuros como la dinastía Chou.

Los bronces del período Chou contienen narraciones históricas que no se encuentran en ninguno de los textos antiguos que han perdurado hasta nuestros días. La relativa durabilidad del bronce ha permitido preservar los registros históricos de mejor forma que los manuscritos.

Muchos especialistas denominan la variedad de signos que encontramos en los antiguos cacharros de bronce como la “escritura del bronce”, aunque estrictamente hablando, no ha existido un tipo tal de escritura. Se considera que esta forma de inscripción es un sistema intermedio entre los grabados de los huesos de oráculo y la escritura china formal.

En China, la cultura en torno al bronce, exaltada en los ritos y la música representados en los calderos y campanas; en el culto y la guerra cuando se rendía honor a los antepasados; y el nuevo Mandato heredado y elaborado repertorio textual durante el período Chou, siguió jugando un papel importante aún después de la unificación definitiva del Estado chino bajo las dinastías Chin y Han.

Si bien los objetos de bronce cedieron gradualmente su papel central en el sistema ritual, los mismos se transformaron en un prototipo cultural del pueblo chino, profundamente enraizados en la esencia de su cultura y pensamiento. Los cacharros de bronce que han perdurado hasta nuestros días muestran dicha esencia: extensa y elaborada; pero a la vez, profunda, pero moderada en sus líneas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Auge y caída de los kitanes

Un grupo de kitanes preparándose para salir de caza. Pintura de la dinastía Sung.

En los albores de la historia, las tribus nómadas que vivían en las vastas estepas del norte de Asia tuvieron permanente rivalidad con la cultura agraria de la planicie central de China. Cuando surgió el Imperio Chino, se apostaron tropas para mantener estas huestes al otro lado de la Cordillera Yin, una formidable barrera natural que separa estas dos regiones geográficas.
Algunos de estos pueblos nómadas tuvieron mejor suerte que otros. Algunos de ellos incluso llegaron a formar un imperio que amenazó la existencia misma del Imperio Chino.
En el año 907, el jefe de una tribu nómada, Yelu Abaoji (耶律阿保機, 872-926), unificó a todos los kitanes bajo su mando y fundó una capital en Linhuang (臨潢府), en la actual provincia de la Mongolia Interior, China continental. Con la ayuda de asesores chinos, creó un gobierno centralizado y promulgó leyes y decretos para pasar por alto el poder de la nobleza kitán, que hasta ese entonces era la encargada de escoger al líder de su federación.
Declarándose emperador en el año 916, Yelu Abaoji fundó el Estado Kitán, que posteriormiente fue formalmente denominado como dinastía Liao por su nieto. Durante su corto reinado, Abaoji condujo campañas militares y expandió su territorio, conquistando a los uigures y otros pueblos históricamente ya olvidados. Su hermano, Yelu Diela (耶律迭剌), creó la escritura kitán, basado en los caracteres chinos.
Estos son algunos aspectos sobresalientes de un pueblo nómada que llegó a tener un período de gloria y grandeza, dejando un extraordinario legado cultural para la posteridad. Se trata de los kitanes.

Mapa que muestra la correlación de la dinastía Liao (Kitán) con otros pueblos importantes en su perisferia.

Los kitanes se originaron en los confines de la cabecera del río Laoha, en la parte oriental de la Mongolia Interior. Este antiguo grupo étnico se asentó en el cauce superior del río Liao, exactamente en las inmediaciones de los ríos Laoha y Shira Muren, en la región de Manchuria. El pueblo kitán estaba dividido en ocho tribus que vivían en las estepas desde la actual provincia de Liaoning hasta la Mongolia Interior.
Los etnólogos consideran que provienen de los hsienpei (鮮卑, xianbei), una de las cinco etnias que componían originalmente los tunghu (東胡, donghu) o “bárbaros del este”, pueblos nómadas de origen proto-mongólico. El término hu (胡) era utilizado en el lenguaje chino antiguo para denominar a los pueblos que vivían fuera de China, y su origen etimológico proviene por homofonía del caracter hu (鬍), que significa “barba”, haciendo alusión a la apariencia generalmente barbuda de esos pueblos, a diferencia de los chinos han, que solían andar afeitados.

Redoma en forma de cresta de gallo, un objeto muy peculiar que se halla con frecuencia en las excavaciones de tumbas de nobles kitanes. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Los primeros registros de los kitanes en las fuentes históricas chinas se remontan a los inicios de la dinastía Wei del Norte (386 – 534), en la segunda mitad del siglo IV. En esa época, se trataba de un pueblo nómada que tenía relaciones con el reino chino, intercambiando cahallos y pieles por bienes chinos. Sin embargo, los kitanes fundaron un muy poderoso imperio cinco siglos después. Denominado como dinastía Liao (907 – 1125), tuvo una duración de más de dos siglos.
Durante la dinastía Tang (618 – 907), un líder de los kitanes, Kuko (窟哥, Kuge), al mando de las tribus que le eran fieles, declararon pleitesía ante el Emperador chino. En el año 22 del Reinado Chenkuan [貞觀, Zhenguan (648 d. C.)], la dinastía Tang instituyó la Gobernación General de Sungmo (松漠都督府, Songmo); nombrando a Kuko como gobernador general y otorgándole el apellido imperial Li, pasando a llamarse Li Kuko (李窟哥,Li Kuge) desde entonces.
Bajo el mando de Li Kuko, la dinastía Tang pudo consolidar su frontera en el noreste de China, siendo sobresaliente la derrota de los gorios (antepasados de los coreanos), quienes aliados con los hsi (奚, xi), intentaron conquistar a los kitanes. Sin embargo, a la muerte de Li Kuko, sus descendientes no siguieron manteniendo una relación muy amistosa durante toda la dinastía Tang.

Cofrecillo de oro con incrustaciones de piedras preciosas y espejo de bronce (siglo X). 25 x 11,7 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Varias décadas después de la muerte de Li Kuko, un descendiente suyo, Li Chin-chung (李盡忠, Li Jinzhong), junto con su primo, Sun Wan-jung (孫萬榮, Sun Wanrong), se rebelaron en contra de la emperatriz Wu Tse-tien (武則天, Wu Zetian, 625 – 705). La Emperatriz envió tropas para sofocar la rebelión, pero fueron derrotadas por los kitanes, quienes a su vez aprovecharon para invadir territorios propios del reino chino. Posteriormente, las tropas turquestanas dirigidas por Ashina Mochuo, atacaron la base de los kitanes, matando a Su Wan-jung y eliminando la amenaza de los nómadas hacia la dinastía Tang.
Un nieto de Li Kuko, Li Shih-huo (李失活, Li Shihuo) recibió las manos de la princesa Yunglo (永樂公主), convirtiéndose en la primera princesa de la dinastía Tang que se casa con un noble kitán y él, en el primer jefe de los kitanes que se casa con una princesa de la dinastía Tang. A su muerte en 718, Li Shih-huo recibió el título postúmo de Techin (特進) o funcionario del más alto rango, equivalente a los modernos Consejeros de Estado. Le sucedió su primo, Li Shuo-ku (李娑固, Li Suogu).
Poco antes de la Rebelión de An Lu-shan (755), los kitanes mostraron de nuevo hostilidad hacia la dinastía Tang. Aparte de estas instancias, las relaciones de los kitanes con el imperio chino fueron más o menos estables.

Dije de oro y plata (siglo X). 3,3 cm. Anverso de oro y reverso de plata, simbolizando el sol y la luna. Colección del Museo de Mongolia Interior.

La Colección del Museo de Mongolia Interior posee una rica colección de piezas de la dinastía Liao que han sido transmitidas a través de las generaciones, incluyendo objetos que han sido desenterrados en tiempos más recientes.
En la misma se encuentran raros artículos de oro, plata y piedras semipreciosas de varias tribus de la gran estepa. La mayor parte de los mismos provienen de importantes sitios funerarios de los kitanes; hallazgos arqueológicos que han sorprendido al mundo por su sobresaliente exquisitez y notable peculiaridad.
Durante sus campañas de conquista, los kitanes solían traer de vuelta a sus prisioneros, obligándolos a trabajar como esclavos en el campo o en diversos talleres artesanales. Así, pueblos conquistados del Asia Central, Noreste Asiático y algunas provincias chinas, tales como Shaanxi y Hopei (Hebei), terminaron como artesanos en talleres metalúrgicos, ceramistas y textileros. Con sus experiencias previas, trabajaron materiales tales como el ámbar, ágata, vidrio, jade, porcelana y goma laca.

Collar de ágata perteneciente a la Princesa de Chen(1018 d.C. o antes). Colección del Museo de Mongolia Interior.

Durante la época de gloria de la dinastía Liao, bienes provenientes de Asia Central y Occidental entraban en grandes cantidades a través de las estepas euroasiáticas, ya que el reino recibía tributos de unos sesenta estados vasallos. Incluso, desde China, llegaban emisarios portando tributos de regímenes sucesivos durante las dinastías Tang, Han y Sung. En aquellos tiempos, los kitanes disfrutaron de una muy rica vida material.
Por las vajillas que se conservan actualmente, se puede observar que los kitanes comían y bebían de manera muy similar a los chinos han; a la vez que artículos de escritorios como pinceles y piedras de entintar comprueban que también existía entre ellos una gran aficción a la creatividad artística y literaria. En los objetos de uso diario, se nota una visible influencia de la estética de la dinastía Tang.
Piezas de orfebrería delicadamente trabajadas, tales como collares, aretes y anillos, eran particularmente apreciados por los kitanes. Los finos acabados y líneas elegantes realzan la belleza de tales objetos, aportando una mirada más íntima al estilo de vida de ese ya desaparecido pueblo.
De hecho, los kitanes se comunicaban en un lenguaje propio, que está genéticamente relacionado con las lenguas protomongólicas. También tenían un sistema escrito, con una escritura en mayúscula y en minúscula. En términos funcionales, los dos estilos era independientes y se usaron en forma simultánea durante el Imperio Liao. En el día de hoy, se conservan excelentes ejemplos de esta escritura en epitafios y monumentos de la época. Desafortunadamente, la escritura de esta lengua muerta no ha sido completamente decifrada y muchos textos sobrevivientes de ese período no han podido ser descifrados en su totalidad.
La nobleza kitana vivía en opulencia y procupara que su miembros fuesen enterrados con muchas riquezas. El fallecido era suntuosamente vestido, coronado y adornado con joyas de oro, plata y piedras preciosas. Junto al ataúd se enterraban abundantes artículos de uso diario hechos de oro, plata, jade, piedras preciosas, vidrio y cerámica; como tributo acorde a la posición social del noble que yacía en la tumba.
A mediados de la dinastía Liao, los emperadores decretaron en varias ocasiones una estricta prohibición a los entierros con piezas de oro y plata. Sin embargo, las prácticas funerarias de los kitanes exigían entierros suntuosos, por lo que se comenzó el uso de cerámica tricolor al estilo Tang para cumplir con las normas imperiales y satisfacer los requisitos de la tradición.
Al igual que otros pueblos primitivos, los kitanes daban mucha importancia al inframundo. La creencia en la inmortalidad del alma impulsó a la nobleza kitana a construir cámaras mortuarias con la misma suntuosidad y fineza que los hogares que tuvieron en vida. Por esa razón, un miembro de la nobleza era enterrado con las pertenencias que había usado en vida, así como varios objetos funerarios que simbolizaban el rango y la situación social del occiso.
Muchas tumbas de tiempos de la dinastía Liao han sido desenterradas en la Mongolia Interior y en la región de Manchuria. Las mismas pueden clasificarse en dos grandes géneros: las tumbas de los nobles kitanes y aquéllas de los funcionarios y terratenientes de la etnia han.
En las tumbas más antiguas de los kitanes se encuentran con frecuencia redomas en forma de cresta de gallo, muy peculiares de esta etnia. También van acompañadas de diferentes armas y una montura completa de caballo. Los entierros posteriores tienen cada vez menos objetos funerarios, debido probablemente a cambios en los estilos de vida y en la situación económica del reino.
Sin embargo, algunas de las tumbas de tiempos posteriores siguieron observando los rigurosos rituales y la elegancia de los objetos funerarios. En 1954, se excavó la tumba del Señor de Chengwei (贈衛, Zengwei), yerno de Abaoji, enterrado en 959. Entre los suntuosos artículos funerarios se encontraron ocho arreos completos para caballos, lo que refleja la naturaleza nómada de un antiguo aristócrata kitán.
En 1986, se desenterró la tumba de la Princesa de Chen, que aparte de tener una intrincada estructura, cuenta con una antesala y paredes pintadas con murales que muestran sirvientes de ambos sexos. Abundantes objetos de oro, plata, bronce, cerámica, porcelana, jade, ágata, cristal y vidrio islámico acompañaron a la princesa en su última morada.
Los objetos desenterrados de las tumbas kitanas también nos dan una idea de las creencias religiosas, así como sus interpretaciones sobre la vida y la muerte. A través de estos objetos de arte se ha podido aprender mucho acerca la forma de vida de los kitanes y los contactos que tuvieron con los pueblos vecinos.
La mayoría de los pueblos nómadas que habitaban el norte de China practicaban alguna forma de chamanismo, adorando los poderes espirituales de la naturaleza, representados en objetos que en alguna forma u otro estaban relacionados con los seres divinos de su fe.
Cuando los kitanes establecieron su propio imperio, denominaron a su primer emperador, Abaoji, con el título de Tienhuangwang (天皇王), lo que indica el posible surgimiento de una monarquía teocrática o gobierno mediante la persuación religiosa.
Con la creación de la nación kitán, Abaoji procuró ganarse la amistad de los chinos han, adoptando su cultura y mostrando tolerancia hacia el budismo, confucianismo y taoísmo. En 918, promulgó edictos para construir templos de estas tres religiones en el reino.
Tras la comodidad de muchos años de estabilidad, la nobleza a mediados de la dinastía Liao comenzó a dedicarse al aprendizaje de las enseñanzas budistas. Por otro lado, la gente común también necesitaba de la creencia en alguna religión para ayudar a soportar los rigores de la vida diaria. Con el patrocinio de la Casa Real, los rituales y las prácticas budistas se volvieron muy populares en el reino.
Tanto la Corte como el pueblo dedicaron grandes esfuerzos para construir templos y desarrollar las artes del budismo. El budismo que se practicó en la dinastía Liao era de la secta Vajrayana o del Vehículo del Diamante (vajra), conocido también como budismo tántrico. Muchos monjes viajaron hacia el reino y sus enseñanzas pronto se divulgaron por muchos otros países vecinos, que formaron un círculo de budismo asiático-oriental que tuvo como centro a la dinastía Liao. Esta popularidad del budismo influyó grandemente en importantes dinastías subsecuentes como la Chin, Yuan, Ming y Ching.


Máscara funeraria de oro hallada en la Tumba de la Princesa de Chen (1018 d.C. o antes). 20.5 x 17.2 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Sobresalen en la exhibición del Museo los artículos provenientes de tres tumbas: la de la Princesa de Chen; la de Yelu Yuchih (Yelu Yuzhi), primo de Yelu Abaoji; y la de una mujer de identidad desconocida, en el Monte Tuerhchi (吐爾基山, Monte Tuerji). Esta última fue descubierta en marzo de 2003, y se presume que pertenece a la Princesa Yulutuku (Yuludugu), que murió en 914. Es la tumba de la nobleza kitana más antigua que se ha excavado hasta el momento y contiene abundantes objetos funerarios, que reflejan el alto estatus nobiliario de la ocupante.
La historia de la dinastía Liao y de los kitanes mismos tiene una gran importancia dentro del contexto de la historia china. Durante su mayor apogeo, el territorio del Imperio Liao se extendió por la mayor parte de la Manchuria, así como casi toda la Mongolia, tanto exterior como interior, y parte del norte de China.
Desde el período de las Cinco Dinastías (907-907) hasta la dinastía Sung del Norte (960-1127), las relaciones entre los chinos y los kitanes fueron sumamente complejas, caracterizadas por fuertes conflictos militares y períodos de lazos pacíficos. Tales relaciones tuvieron un enorme impacto en el surgimiento y declive de las dinastías chinas antes mencionadas.

Escritura kitán en un frotado de estela de piedra. Notese la similitud con la escritura china.

El significado histórico de la dinastía Liao radica en su sistema de administración dual, que fue instituido para controlar a diferentes grupos étnicos con diferentes medios. Como sistema institucional, fue adoptado por las dinastías no propias de los chinos han que siguieron a los kitanes. Las mismas son la dinastía Chin (金朝, Jin, 1115–1234), de los jurchen; la dinastía Yuan (元朝, 1127 – 1368), de los mongoles; y la dinastía Ching (清朝, Qing, 1644 – 1911), de los manchúes. Empero, la organización del imperio siguió en su mayor parte al patrón de los modelos chinos.
Más aún, con la destrucción del Imperio Liao por los jurchen en 1125, algunos refugiados kitanes dirigidos por Yuelü Tashih (耶律大石, Yelu Dashi) emigraron hacia el Turquestán y fundaron la dinastía Liao Occidental (1124-1211), conocida también como el Kitán Negro o Kara Kitán (Kara Kitai). Los recién arribados se declararon como kitanes provenientes de Oriente, o sea del territorio chino. Pronto, en Persia surgió el nombre de “Khitán” para denominar a China. Posteriormente, el término fue traducido a los diferentes lenguajes altaícos, semíticos y europeos.
A mediados del siglo XIII, los términos Kytay, Catay, Kitai, Ghotai, Chata, Kataya, Katai, Catai, Kitad, Qitay, Cataya, y Cataio fueron sinónimos de China. Muchos autores de la época, especialmente los escritores árabes usaron el término “Kitán” para referirse a China. Incluso Marco Polo, en su famosa obra sobre sus viajes a China, se refiere al reino que supuestamente visitó como Catay. Cuando Cristóbal Colón emprendió sus viajes hacia el Nuevo Mundo, lo hizo pensando en buscar una ruta alterna para llegar a India y “Catay”.
Cerca de trescientos años duró esta confusión, hasta que fue corregida en el siglo XVI, cuando se comenzó a usar China como nombre del país situado en Asia. En el día de hoy, en ruso y algunas de las lenguas eslavas siguen usando el término “Kitán” como nombre general para denominar a China.
Sin embargo, los kitanes desaparecieron como etnia cuando fueron desbandados por los jurchen, siendo forzados a integrarse con los como ciudadanos jurchen. Siendo pueblos nómadas que fueron conquistados a fuego y hierro, se sintieron avergonzados de la afrenta a sus antepasados y decidieron, como muestra de máximo honor y respeto a su propia dignidad humana, olvidarse de una vez por todas de sus ancestros para adoptar plenamente la nacionalidad jurchen. Estos a su vez, posteriormente se convirtieron en la etnía manchú, que actualmente conserva su identidad étnica, pero se ha adaptado por completo a la tradición de los chinos han, adoptando sus costumbres, apellidos, sentido de identidad y ritos.
El trono en Kara Kitán fue usurpado por los naimanos bajo Kuchlug en 1211; las fuentes tradicionales chinas, persas y árabes consideran esta usurpación como el final del imperio. Los kitanes remanentes que formaron la dinastía Liao Occidental fueron finalmente conquistados por los mongoles en 1218. Algunos de sus integrantes fueron asimilados dentro del pueblo mongol, otros huyeron a diversos poblados menores en la actual provincia de Yunnan y otros países vecinos como Birmania. Adoptaron apellidos chinos y se estima que sobreviven unas 150 mil personas de origen kitán en esas regiones. Desde la dinastía Yuan, fueron clasificados como chinos de la etnia han; sin embargo, en los altares familiares de muchas de estas familias chinas se sigue venerando como antepasado al clan Yelu.
El escritor e historiador Su Sung (蘇頌, Su Song, 1020 – 1101) de la dinastía Sung fue nombrado emisario ante el Estado de Liao en 1072. A su retorno de la misión diplomática compuso el poema Desde una tienda kitán, cuyos versos narran:

Hogar donde van el ganado y los caballos,
bajo un alto cielo y con pocos carruajes.
Cazar durante la temporada es la forma de vida,
sin un nativo en un millar de millas.

Manjares exquisitos de leche y carne de cordero,
lujosos abrigos de pieles y cuero.
Tranquilidad y comodidad en la tierra distante,
abundancia hasta saciar el corazón.


Las cortas líneas describen de forma vívida los paisajes norteños y el estilo de vida libre y animado de los kitanes, siguiendo su tradición nómada. Muchos otros emisarios enviados por la corte Sung también retornaron con impresiones similares acerca de la dinastía Liao.
A pesar de su diferente origen, los kitanes entraron juntos con los mongoles, uigures, huis, tibetanos y otras etnias, y se amalgamaron en ese enorme mar histórico y cultural llamado China.
En Taiwan, muchas familias de apellido Wu, Chang, Ho, Tao, Pai, Huang, Huo, Hu y Chin tienen antepasados kitanes. Esta es una muestra de la diáspora de un pueblo cuyas glorias quedaron eternamente enterradas en el pasado.

martes, 14 de julio de 2009

Las figuras de terracota sonrientes


Vista panorámica de Hanyangling, donde observamos el tumulto funerario del emperador Ching de la dinastía Han.

En la historia antigua, es muy común encontrar episodios de sacrificios humanos en casi todas las primeras civilizaciones del mundo. Los hallazgos de cráneos humanos provenientes del paleolítico superior o neolítico con visibles daños causados por objetos contundentes en enterramientos múltiples demuestran que se practicaba con mucha regularidad la aplicación de una muerte violenta en un intento por satisfacer algo que era concebido como voluntad comunitaria. Esto podía ser el deseo de aplacar la ira de los dioses, o la suplica por lluvias, buena cosecha o una favorable cacería.
En China, los sacrificios humanos fueron inicialmente en honor a las deidades de los ríos, a quienes se les ofrecían varones y mujeres jovenes en un afán por aplacar su ira, y rogar que no produjeran inundaciones. Con el avance tecnológico de la irrigación y el uso de canales de desagüe, estas prácticas perdieron auge y finalmente fueron prácticamente abandonadas a inicios de la dinastía Hsia (Xia, 2100–1600 a.C.).
Posteriomente, durante el Período de los Estados Guerreros (476–221 a.C.), Hsimen Pao (Ximen Bao), funcionario del Estado de Wei, demostró a los campesinos que el sacrificio a las deidades del río no era más que una trama preparada por monjes inescrupulosos que deseaban extraer dinero de las familias para evitar que sus hijos fuesen víctimas “solicitadas por los dioses”. Con este hecho, se terminó definitivamente esta nefasta tradición.
Sin embargo, siguió existiendo otro tipo de sacrificios humanos, incluso más macabro, al menos en términos modernos. Consistía en enterrar vivos a los esclavos junto con sus amos, como parte del servicio fúnebre al fallecer estos últimos.
Con el tiempo, esta tradición se fue extendiendo a los reyes y emperadores al morir, exigiéndose que fuesen acompañados por sus concubinas, pajes, y servidumbre. Obviamente, éstos últimos eran obligados a entrar vivos en la enorme cripta funeraria y quedar encerrados allí para siempre.
Esta práctica fue una norma de Estado durante las dinastías Shang (1600–1046 a.C.) y Chou Occidental (1045–771 a.C.). El último entierro de gran número de acompañantes vivos junto con el monarca ocurrió tras la muerte del rey Hsuan (Xuanwang, antes de 841–781 a.C.). Su hijo, que ascendió al trono con el nombre de rey You, no tuvo entierro formal, ya que murió cuando su palacio fue invadido por bárbaros de la tribu nómada de los Chienjung (犬戎, Quanrong).
La subsecuente dinastía Chou Oriental (770–249 a.C.) fue una era tumultosa e inestable, razón por la cual los monarcas ya no tuvieron mucho tiempo para preparar los elaborados funerales de Estado del pasado. Además, la era terminaría en el agitado Período de Primavera y Otoño, donde además de prevalecer muchas escuelas del pensamiento, hubo luchas y contiendas entre las diferentes facciones políticas que derivaron de dichas corrientes intelectuales. Eso condujo al fin de la dinastía Chou.
El sacrificio de esclavos de alta jerarquía, pajes, concubinas y sirvientas era denominado hsun tsang (殉葬, xun zang), o sacrificio de entierro. El propósito de esta bárbara costumbre era dotar de acompañantes al monarca fallecido para que le sirviese en la otra vida.
Al inicio, las víctimas eran decapitadas o enterradas vivas junto al monarca o noble fallecido. Posteriormente, las víctimas eran forzadas a cometer suicidio, que era considerado una forma noble de morir, ya que se conservaría intacto el cadáver. El sacrificio humano para funerales fue abolido en el año 384 a.C., durante la dinastía Chin (Qin, 221–206 a.C.)
Si bien la dinastía Chin fue de corta duración, tuvo notables contribuciones en la formación de la nacionalidad china. Al igual que la mayoría de los regímenes de mano dura en tiempos de desorden, Chin Shih-huang (Qin Shi Huang, 259 –210 a.C.) ha sido denominado déspota o tirano por muchos historiadores. Empero, durante su corto reinado llevó a cabo importantes reformas económicas y políticas. Terminó con el extendido debate intelectual de las eras anteriores y ordenó la quema de libros, con el fin de imponer un nuevo orden académico, más pragmático y menos retórico.
Entre sus obras más impresionantes tenemos la Gran Muralla de China, un masivo sistema de carreteras que opera hasta el día de hoy, así como el mundialmente famoso mausoleo de los guerreros de terracota al tamaño natural. Todo esto tuvo un gran costo, la pérdida de innumerables vidas humanas.
Si bien su gobierno autocrático fue severo, no podemos negar que jugó un papel trascendental en la unificación de China y el sistema administrativo que creó ha mantenido vigencia hasta el día de hoy, en China y en el mundo entero, bajo la forma del concepto de un gobierno unitario e indisoluble. Tal vez, resulta importante que los historiadores hagamos una rectificación de los prejuicios ideológicos contra el estado legalista de Chin, al igual que con muchos otros así llamados “tiranos” y “déspota” a través de la historia universal.
La repentina muerte de Chin Shih-huang significó el colapso final de la corta dinastía. Creyendo que lograría obtener el elíxir de la inmortalidad, Chin no designó a su heredero, motivo por el cual se produjo una lucha por el poder entre sus dos hijos. A finales, Liu Pang (Liu Bang, 256 ó 247–195 a.C.), un líder campesino, dirigió una revuelta tres años después de la muerte del Emperador y destronó la dinastía, dando origen a una nueva, la dinastía Han, que se extendería por cuatro siglos.
Los primeros años de la nueva dinastía fueron terribles y el pueblo sufrió de la carestía heredada del anterior período imperial. Sin embargo, los primeros emperadores Han restauraron el orden muy pronto, y ya para el tercer y cuarto emperador, la nación china disfrutaba de un auge nunca ante visto.





Estatuilla femenina con las manos extendidas. Probablemente llevaba algún objeto hecho de madera u otro material que fue destruido con el pasar del tiempo.


La dinastía Han fue una era de prosperidad económica, floreciendo el comercio a través de la institucionalización de la moneda, un sistema que siguió en uso hasta dos siglos después del colapso de dicha dinastía. Por otro lado, la Corte nacionalizó las industrias de la sal y el hierro, que hasta ese entonces estaba en manos privadas. Con estas dos industrias esenciales, la dinastía pudo pagar los gastos de su aparato militar. También se fortalecieron las arcas del imperio con la imposición de impuestos a la empresa privada. En esa dinastía, también se adoptó el confucianismo como pensamiento socio-político, sistema que prevaleció casi intacto hasta 1911, al ser derrocada la dinastía Ching.
Los reinados de los emperadores Wen (202 –157 a.C.) y Ching (Jing, 188–141 a.C.) constituyeron un período de benevolencia y austeridad de los gobernantes, quienes sacrificaron la mayor parte de la opulencia de la vida palaciega en favor de reducciones de los impuestos y alivio a las cargas financieras del pueblo.
El período, conocido como “Reinado de Wen y Ching”, se caracterizó por la estabilidad política y una paz general por todo el imperio. Las teorías políticas de la época comenzaron a ser fuertemente influenciadas por el taoísmo. El “Reinado de Wen y Ching” ha sido considerado como una de las edades de oro de la historia china.
Un texto antiguo describe la situación de esa era: “Los ciudadanos comunes tenía suficientes medios de vida, los almacenes en las áreas urbanas y rurales estaban repletas. El Tesoro gubernamental tiene excedente de riquezas. En la capital, el dinero en efectivo se acumulaba en millones, en tal cantidad que muchas veces el papel moneda se pudría...”
Una forma de analizar la sociedad de ese entonces consiste en analizar la cerámica funeraria desenterrada en el Mausoleo Yang del emperador Ching de la dinastía Han, ubicado al norte de la actual ciudad de Si-an (Xian), en la provincia de Shaanxi, China continental. El sitio, actualmente convertido en un museo, ha sido sujeto a excavaciones arqueológicas a partir de 1990.
El emperador Ching, cuyo nombre real era Liu Chi (Liu Qi), reinó durante 17 años, y a su muerte, fue enterrado en Yangling. Posteriormente, su esposa, la emperatriz Wang, también fue enterrada en ese sitio.
Al igual que otras tumbas imperiales del período Han, una característica sobresaliente es la presencia de muchas figuras funerarias, que cumplían el papel de los enterramientos vivos que se hacían en las eras anteriores.
Al partir de Chin Shih-huang, las figuras de terracota y cerámica colorida reemplazaron a las personas vivas, en la función de acompañar al fallecido monarca en la otra vida.
Los guerreros de terracota de la tumba de Chin son universalmente famosos y son impresionantes por el tamaño real de los mismos y el vivo semblante que poseen sus caras.
Si bien las figuras de terracota del período Han son menos espectaculares que los guerreros de terracota, debido a sus dimensiones más reducidas; empero muestran con asombrosa fidelidad la vida diaria de esa época.
Las figuras de terracota desenterradas en el Mausoleo Yang del emperador Ching de la dinastía Han son apenas un tercio del tamaño de los guerreros de Chin Shin-huang. Pero, tienen líneas más suaves y expresiones faciales más ricas, generalmente con una sonrisa mística en sus rostros. A diferencia, los guerreros de terracota lucen severos y amenazadores. Por otro lado, éstos últimos se encuentran de pie y actitud de alerta. Las figurillas de Han tienen diferentes posturas y sus movimientos son más complejos.
Otro aspecto sobresaliente lo tenemos en las figuras humanas, donde encontramos mujeres y eunucos, a diferencia de los varoniles guerreros de Chin. También hay una gran cantidad de animales domésticos, tales como perros, cerdos, cabras, vacas y aves de corral. Todas las figuras están hermosamente pulidas y pintadas con colores vistosos. También se encuentran una gran cantidad objetos de uso diario, tales como cocinillas, lámparas de aceite, utensilios, tejas para techo, etc.
Una curiosidad de estos desenterramientos ha sido la presencia de un buen número de estatuillas desnudas, donde se hayan representado los dos sexos, además de muchos eunucos. Las proporciones y características genitales resultan bien proporcionadas, para la época de que provienen.
En realidad, tales estatuillas tenían originalmente vestidos de papel y seda, que con el paso de los milenios, se fueron deteriorando hasta el punto de desaparecer, dejando en cueros a sus diminutos dueños.
Todas esas reproducciones en terracota nos dan una idea del progreso tecnológico y la comodidad de la vida en esa época. También nos presentan el contraste de una sociedad amenazada permanentemente por la guerra y la incertidumbre, y una donde se disfruta de una relativa calma.
La sonrisa en sus rostros constituyen señal de un estilo de vida pacífico y relativamente desahogado, donde el pueblo no tenía que estar en permanente alerta contra las invasiones enemigas.
(Fotos cortesía del Museo Nacional de Historia, Taipei, Taiwan, República de China)

miércoles, 17 de junio de 2009

La batalla del Acantilado Rojo


Una de las novelas clásicas de China más conocida tal vez sea El Romance de los Tres Reinos. La obra, escrita por Lo Kuang-chung (羅貫中, Luo Guanzhong aproximadamente 1330~1400), es una novela histórica china basada en los años cercanos al fin de la dinastía Han (202 a.C.-220 d.C.), y el período de los Tres Reinos (220-280). Ha sido aclamada como una de las cuatro novelas clásicas chinas, y consta de más de 800 mil caracteres chinos, cerca de mil personajes y 120 capítulos.
Uno de los aspectos más sobresalientes de la obra es la complejidad extrema de sus historias y personajes. La novela cuenta con varios fragmentos que podrían ser considerados novelas íntegras en sí.
A pesar de la complejidad de los personajes descritos, El Romance de los Tres Reinos gira básicamente en torno a cuatro héroes chinos de esa época: Liu Pei (劉備, Liu Bei, 161-223), Kuan Yu (關羽, Guan Yu, ? -219) y Chang Fei (張飛, Zhang Fei, ? -221); que se han vuelto legendarios en la literatura, las artes y la religión folklórica en China y muchas otras naciones limítrofes. Entre los villanos de la obra, sobresale Chao Tsao (曹操, Cao Cao, 155-220).
Los tres reinos se refieren a los estados de Wei (魏), Shu (蜀), and Wu (吳). Los tres estados surgen como resultado de un caos en los últimos días de la dinastía Han Oriental, donde los emperadores de dicha era fueron perdiendo paulatinamente el poder como consecuencia de las intrigas palaciegas, gestadas en su mayor parte por los eunucos de la Corte. Referirse a ellos como reinos es un poco inexacto, ya que cada estado estaba dirigido por un emperador que reclamaba ser el legítimo heredero del trono Han.


El Acantilado Rojo, por Wu Yuanzhi (producido posiblemente entre 1190 y 1196), dinastía Tsin. Tinta sobre papel, obra enrollada. Un magnífica descripción en tinta del famoso sitio.

Históricamente hablando, el Período de los Tres Reinos se extiende desde la fundación del Estado de Wei en 220 a la conquista del Estado de Wu por Szuma Yen (司馬炎, Sima Yan, 236-290), que condujo a la creación de la dinastía Tsin en el año 280. Sin embargo, muchos historiadores chinos extienden el inicio de este período a la Rebelión de los Turbantes Amarillos en 184.
En la tradición oral china, hubo muchos relatos y mitos acerca de los Tres Reinos, incluso mucho antes que surgieran las compilaciones escritas. En esas narraciones orales, los personajes eran descritos con características exageradas, tornándolos en seres inmortales o supernaturales. Durante la dinastía Yuan, donde los mongoles asumieron el poder, las narraciones acerca de la historia de los Han adquirieron gran popularidad, llegando a surgir las primeras obras escritas durante la siguiente dinastía Ming.
El autor de El Romance de los Tres Reinos se basó registros históricos disponibles en su época, incluyendo la obra Registros de los Tres Reinos (三國志), escrito por Chen Shou (陳壽, 233-297), que fue un funcionario de esa época. A través del tiempo, la obra original de Lo Kuang-chung fue editada en varias ocasiones, siendo la más reciente durante el reinado del emperador Kanghsi (1661-1722) de la dinastía Ching (1644-1912), por Mao Lung (毛綸) y su hijo, Mao Tsung-kang (毛宗崗; Mao Zonggang, 1632-1709).
La novela histórica resalta los valores confucianistas que estaban en auge durante la época en que fue escrita. Según las normas morales confucianistas, la lealtad hacia la familia, los amigos y superiores de uno era un patrón importante para distinguir a las personas buenas y malas. Por ende, los personajes que no eran leales a la decadente dinastía Han son mostrados como malas personas. Obviamente, esas interpretaciones han cambiado con los tiempos, y dentro del contexto de la ideología comunista prevaleciente en China continental, estos mismos personajes son presentados como representantes de las masas sufridas que intentan derrocar a los señores feudales que les oprimen.
Entre los capítulos de El Romance de los Tres Reinos, sobresale el episodio de la Batalla del Acantilado Rojo, donde Chao Tsao, habiéndose autodeclarado primer ministro mandó a sus tropas hacia el sureste de China, tras haber unificado el norte. Para resistir la invasión de Chao, Liu Pei envía a Chuko Liang (諸葛亮, Zhuge Liang, 181-234) para persuadir a Sun Chuan (孫權, Sun Quan, 182-252 ) que formase una coalición contra Chao Tsao.
En Hsin-yeh (新野, Xinye), Chao es derrotado dos veces por las fuerzas de Liu Pei, pero al final, Liu pierde el pueblo y tiene que trasladarse a Ching-chou (荊州, Jingzhou).
Con anterioridad, Liu Pei había logrado control de ciertos territorios con la ayuda de algunos rebeldes que sobrevivieron la Rebelión de los Turbantes Amarillos; pero fue derrotado en dos ocasiones por Chao Tsao. Liu Pei no tuvo otra alternativa que trasladarse a Ching-chou en busca de la protección de Liu Piao (劉表, Liu Biao), gobernador del territorio. Estando en Hsin-yeh, Liu Pei recluta al famoso estratega militar Chuko Liang, quien le ayuda a reorganizar sus tropas y las instruye con mejores habilidades de combate.


Anterior Oda al Acantilado Rojo, Su Tung-po (Su Shi, 1036–1101), dinastía Sung. Tinta sobre papel, obra enrollada. En la obra se notan los trazos enérgicos de la caligrafía del famoso autor y poeta.

Desafortunadamente, Liu Piao fallece, y sus dos hijos, Liu Chi (劉琦, Liu Qi) y Liu Kung (劉琮, Liu Cong) inician una lucha por controlar Ching-chou. Liu Pei conduce a los civiles de Hsin-yeh a Hsiang-yang (襄陽, Xiangyang), donde Liu Kung gobernaba pero le negaba acceso a Liu Pei. Posteriormente, Liu Kung se rinde ante las tropas de Chao Tsao; y Liu Pei se ve obligado a replegarse a Chiang-hsia (江夏, Jiangxia), donde gobernaba Liu Chi. En su huida, fue perseguido por las tropas de Chao, pero después de llegar a Chiang-hsia, Liu Pei establece una base fuerte de resistencia contra la invasión de Chao Tsao.
Tras varias intrigas por parte de otros comandantes de las unidades de Sun Chuan, finalmente Chuko Liang logra la colaboración de ellos y se forma una alianza justo cuando se avistaban de lejos las fuerzas de Chao. Finalmente, Chao Tsao es derrotado en la región del Acantilado Rojo, por las fuerzas combinadas de Liu Pei y Sun Chuan. Chao se ve forzado a huir de vuelta a Ching Chou. Este episodio es también conocido como la Batalla de Chibei (赤壁之戰).
Liu Pei y Sun Chuan frustraron en forma exitosa la ambición de Chao Tsao de conquistar las tierras al sur del río Yangtse y reunificar el territorio de la dinastia Han Oriental. La victoria de los aliados en el Acantilado Rojo aseguró las vidas de Liu Pei y Sun Chuan, al controlar la navegación en el río Yangtse. También formó una línea de defensa que sirvió posteriormente para la fundación de los sureños reinos de Shu y Wu.

Sello tallado con bajo relieve sobre el Acantilado Rojo. Piedra Shoushan, 4,2 x 4,3 x 9 cm., dinastía Ching (1644-1911).

En junio de 2009, el Museo Nacional del Palacio (NPM, siglas en inglés) inauguró una exhibición que enfoca el legendario Acantilado Rojo desde una perspectiva artística y en base a antigüedades. En la muestra se encuentran documentos históricos, libros, obras de arte, piezas literarias y grabados que describen algunos personajes y la época en que se produjo la famosa batalla.
Se trata de presentar una vista panorámica de la Batalla del Acantilado Rojo, así como su rica y notoria influencia en la historia, arte y literatura. El evento ha inspirado la imaginación creativa de los chinos durante milenios. Poetas, pintores, calígrafos, compositores, novelistas y muchos otros especialistas de la creatividad en todas sus gamas, han exaltado los aspectos históricos y románticos del legendario combate.
La muestra del NPM nos presenta obras de autores famosos como Su Tung-po (蘇東坡, Su Dongpo, 1037–1101), quien ha sido universalmente elogiado por su Odas al Acantilado Rojo, escrito tras un viaje al sitio junto con un amigo. También encontramos pinturas y otros objetos de arte que muestran el semblante del sitio donde se produjo la histórica batalla.
La influencia de la Batalla del Acantilado Rojo no sólo se limita a las expresiones artísticas tradicionales, sino que también ha sido tema de muchas modernas producciones del cine y la televisión.
El reconocido director de cine, John Woo, reprodujo en forma emótiva en el celuloide dicha batalla en su monumental obra cinematográfica Acantilado Rojo (赤壁), que ha sido presentada en dos partes, con un total de más de cuatro horas. La primera parte fue estrenada en julio de 2008, y la segunda en enero del siguiente año.
Acantilado Rojo es protagonizada por Takeshi Kaneshiro (La casa de las dagas voladoras), Tony Leung (Deseo, peligro) y Zhao Wei (Shaolin Soccer) entre otros. El rodaje de la primera parte supuso una inversión de 80 millones de dólares estadounidenses, convirtiéndose en la película china más cara hasta la fecha. En Asia, la primera parte del filme obtuvo una ganancia neta de 124 millones de dólares y rompió el récord de taquilla, hasta esos momentos ocupado por Titanic, en muchos países asiáticos, incluyendo China continental.
La película se basó primordialmente en los registros históricos de la Crónica de los Tres Reinos, en vez de la novela El Romance de los Tres Reinos, impartiendo un trato históricamente más justo a personajes tales como Chao Tsao y Chou Yu, quienes tradicionalmente han sido descritos como villanos en las obras literarias.
En resumen, el tema tratado describe una era de confrontación y rivalidad entre héroes de cada uno de los bandos que intervinieron en medio de la gran tensión, el momento decisivo y el drama. Antes y después de la Batalla del Acantilado Rojo, los líderes de Wei, Shu y Wu hicieron todo lo posible para reclutar los mejores talentos para sus respectivos campos. Fueron estos dinámicos talentos quienes con su personalidad propia, impregnaron esa aura mística y romántica al histórico evento, impartiéndole un atractivo que no ha cesado de atraer la atención del pueblo chino.

(Fotos cortesía del Museo Nacional del Palacio, Taipei, Taiwan, Rep. de China)

martes, 12 de mayo de 2009

Reunión en el Inframundo: el Duque Chuang de Cheng



En el año 771 a.C., el príncipe heredero de la dinastía Chou (Zhou), Chü Yi-chiu (姬宜臼, Ji Yijiu, ? – 720 a.C.), traslada la capital del reino desde Tsungchou (宗周 [鎬京], Zongzhou) a Chengchou (成周, Chengzhou), actualmente conocida como Luoyang, una ciudad de la provincia de Henan, dentro del Valle del Río Amarillo. Este masivo desplazamiento urbano dio inicio a la Dinastía Chou Oriental.
La anterior Dinastía Chou Occidental, fundada en 1045 a.C. tras el colapso de la dinastía Shang (1600 – 1046 a.C.), se inició como una amalgama de ciudades-estados que se fue progresivamente centralizando con instituciones políticas y económicas de funciones cada vez más específicas. Ya para los últimos tiempos de la dinastía, hubo gran control central sobre los gobiernos locales y un sistema de impuestos agrarios. Los funcionarios no recibían salarios, sino regalos de forma semi-regular, por parte del Rey. Generalmente, tras alguna actuación sobresaliente, el funcionario recibía terrenos y viviendas. La estabilidad del imperio se mantuvo a través del matrimonio entre miembros de la Corte con los nobles locales, así como la adjudicación de territorios en regiones distantes a familiares del monarca.
El último monarca de Chou Occidental, Rey You, se enamoró de una plebeya, Pao Szu (褒姒, Baosi), quien fue presentada como regalo al monarca por el hijo de un funcionario de la Corte que había sido condenado a muerte. Según la tradición, Pao Szu fue la mujer china más bella que nunca haya existido.
El Rey You quedó tan enamorado de ella, que descuidó totalmente las funciones de la Corte y se divertía haciendo llamados de falsa alarma para reunir a las tropas de todos los nobles, algo que excitaba a Pao Szu.
Originalmente, el Rey You estaba casada con una consorte real, siguiendo las normas de la etiqueta imperial. Pero, el monarca no quiso hacer caso a las instrucciones y las desdichas que según los textos canónicos antiguos acarrearía un acto de esta naturaleza. Para complacer a su nueva concubina, el Rey You ordenó el destierro de la Reina.






Un carruaje del Período de Primavera y Otoño.

Los llamados de falsa alarma cerraron el destino final del extravagante monarca. En una rebelión por la tribu nómada de los Chienjung (犬戎, Quanrong) en el año 771 a.C., el Rey You pidió auxilio de las tropas de los nobles, pero éstos, creyendo que se trataba de otro acto de diversión del monarca, hicieron caso omiso al llamado. Finalmente, los bárbaros irrumpieron en el palacio, mataron al Rey You; y Pao Szu despareció en forma misteriosa en medio de la trifulca militar.
La Dinastía Chou Oriental se extiende del año 771 al 256 a.C., aunque existen ciertas discrepancias entre los historiadores acerca de cuál es la fecha o el evento que definitivamente marca el fin de esa era. En términos generales, los historiadores dividen esta turbulenta época de la historia antigua de China en el Período de Primavera y Otoño (721 – 481 a.C.) y el período de los Estados Guerreros (403 – 221 a.C.). En esta dinastía, el monarca seguía en el trono, pero carecía de poder real alguno.
Durante su huida hacia oriente, el príncipe Chü Yi-chiu fue protegido por los nobles de Chi (齊, Qi), Cheng (鄭, Zheng) y Tsin (晉, Jin), en contra del ataque de tribus bárbaras y de otros nobles rebeldes. En la nueva capital, la Corte Chou carecía de un verdadero control de los territorios orientales. Incluso cuando Chü Yi-chiu fue coronado, tuvo que hacerlo bajo el apoyo y protección de los Estados antes mencionados.
El dominio del monarca estaba esencialmente limitado a la capital, Chengchou (actual Loyang), y algunas áreas circundantes. Los subsecuentes reyes de la dinastía Chou Oriental tuvieron que pedir con frecuencia la ayuda de los poderosos Estados vecinos para proteger el reino y resolver luchas internas por el poder. La Corte Chou no volvió nunca a recobrar su autoridad original y el monarca era más bien un rey de jure, que mantenía el título del “Mandato Celestial”, pero que en la realidad no tenía poder alguno. Sencillamente, era una figura decorativa que sobresalía entre los Estados feudales.
El primer noble que ayudó a los reyes Chou fue el Duque Chuang de Cheng (鄭庄公, Duque Zhuang de Zheng, 757 – 701 a. C.). Chuang fue el primero en establecer el sistema Pa (霸, ba), donde se impuso una hegemonía con el fin de retener el viejo sistema proto-feudal. Este sistema permitió mantener una relación entre los Estados feudales y la Corte Chou Oriental para integrar sus fuerzas con el propósito de hacer frente a las invasiones por las tribus nómadas que moraban fuera de los confines del imperio.
El Duque Chuang de Cheng fue el tercer gobernante del Estado de Cheng. Su nombre era Chü Wu-sheng (姬寤生, Ji Wusheng), cuyo apellido demostraba su ascendencia real, y cuyo nombre significaba “nacimiento difícil”. Era hijo del Duque Wu (鄭武公, 771 – 774 a.C.) y Wu Chiang (武姜, Wu Jiang).
Chuang era el mayor de los dos hijos y por lo tanto, era el heredero al trono, pero su madre quería más a su hermano menor, Chü Tuan (姬段, Ji Duan), conocido también como Kung-shu Tuan (共叔段, Gongshu Duan). La razón era muy sencilla, cuando su madre dio a luz al hijo mayor, tuvo un parto anormal y difícil. En una de esas extrañas circunstancias de la naturaleza, Chuang salió del vientre diferente a la mayoría de los bebés, con los pies primero. Esta alumbramiento se demoró mucho, ya que la partera tuvo que meter uno de los pies del niño varias veces para que saliesen los dos juntos. El dolor que tuvo que soportar la madre fue tremendo y casi le cuesta la vida.
Tras haberlo parido, Wu Chiang ordenó a la niñera que se deshiciera del niño. Por haber estado tanto tiempo con la cabeza dentro del vientre de su madre, Chuang no lloró después del nacimiento, más bien estaba un tanto sofocado.
El Duque Wu, su padre, ordenó a la niñera que le trajera a sus brazos al recién nacido tras escuchar la decisión de su esposa. El trató de convencerla que no se deshiciera del recién nacido, pero Wu Chiang estaba determinada con su decisión de castigar al inocente que la había hecho sufrir tanto.
Impotente, el Duque Wu abrazó al recién nacido y le dijo: “Mala suerte tienes hijo mío. Pero, te daré un nombre, Wu-sheng, que quiere decir ‘nacido rebelde’. No importa dónde vayas, siempre que recuerdes tu nombre, no habrás nacido en vano”. Al terminar de decir estas palabras, el niño se recobró de su sofocación inicial y comenzó a llorar.
La madre al escuchar el lamento del bebé, y ante la insistencia de su marido, asintió a criarlo. Pero al nacer su segundo niño, Tuan, y tener un parto natural y tranquilo, Wu Chiang comenzó a desarrollar una predilección especial por el menor y una especie de odio oculto en contra de su hijo mayor.
Sin embargo, el Duque Wu observó el comportamiento de sus dos hijos durante mucho tiempo; y llegó a la conclusión de que si bien Tuan era físicamente más apto y valiente, carecía del carisma y la benevolencia de su hermano. Por esa razón, decidió cumplir con las normas de la cortesía de la casa de los Chou y nombrar al mayor como heredero al trono. No había razón alguna para cambiar esa costumbre, al menos en el caso de sus dos hijos.
Para ser un tanto justo, el Duque Wu designó un pequeño pueblo alejado de la capital como territorio de Tuan. La madre no estaba complacida con la decisión del duque y trató en varias ocasiones de cambiar su determinación, pero todo fue en vano.
En el año 744 a.C., el Duque Wu fallece y Chuang asciende al cargo de Duque de Cheng. Poco después de ocupar el trono, Wu Chiang visita a su hijo y le reclama por una supuesta injusticia en contra del hijo menor. Con la benevolencia que siempre le destacó, Chuang preguntó a su madre qué deseaba que hiciera por Tuan, su hermano menor.
En primer lugar, ella pidió que el Duque otorgara la ciudad de Chingchen (京城) a su hijo menor. En esos momentos, Ching-chen era la segunda ciudad más importante del Estado de Cheng. A pesar que estaba en desacuerdo y los miembros de su Corte le pidieron que rechazará la solicitud, el Duque accedió al pedido de su madre y otorgó Chingchen como un feudo de su hermano menor, Tuan.
Al ver que había resultado su plan, Wu Chiang pide a Tuan que fortificara la ciudadela, almacenara armamentos y reclutase mercenarios para su causa rebelde. No contenta con la situación, la madre visita de nuevo al Duque y le pide en esta oportunidad que le conceda varias divisiones de sus tropas para reforzar la defensa de Chingchen. Tras dudarlo por un momento, Chuang también accedió a la petición de su madre.

La revuelta de Tuan
Ante todos los factores a su favor, Tuan se sentía complacido y confiado en poder llevar a cabo su revuelta contra el Duque. Pero, no encontraba en momento oportuno. Su madre decide ayudarla y procura conocer los planes de su hijo mayor.
Pronto, los rumores de una inminente revuelta por parte de Tuan llegaron a oídos del Duque Chuang. Sus ayudantes sugirieron retomar Chingchen de manos de su hermano menor, antes que fuera demasiado tarde. Sin embargo, Chuang rehuso tomar acciones contra su hermano menor, diciendo que Tuan no había cometido falta alguna y que lo único que hacía era reforzar las defensas contra los invasores bárbaros. Afirmó que como hermano mayor, no podía desconfiar de su hermano menor.
En cierta noche, Chuang ve pasar la sombra de su madre por los corredores del palacio en medio de la oscuridad. Decide llamar a un par de su más cercanos ayudante y en voz alta, le comunica que se estaba preparando para viajar a Chengchou (actual Loyang) para unas consultas diplomáticas. Para la gira, designa a uno de los funcionarios presentes como encargado del trono; mientras ordena a otro para que lo acompañase en su comitiva.
Al salir los funcionarios del palacio, Chuang pudo ver a su madre pasar apresuradamente por los pasillos para dirigirse a su recámara. Por dentro, y en voz baja dijo: “Madre, ¿qué haces fuera de su casa tan tarde en la noche? Ojalá que la oscuridad de la noche no te guíe por el mal camino”.
Wu Chiang envia una carta secreta con un emisario a Tuan, comunicándole que el Duque saldría de viaje y que era el momento oportuno para asediar la capital y arrebatar el trono a su hermano. Además, le aseguraba que ella abriría las puertas de la ciudad para que entrase sin problemas con las tropas a su mando.
Llegó el día de la partida hacia Loyang y pronto, Tuan, al mando de un poderoso ejército sitió a la capital. El alzado en armas no se percató de algo muy importante en el campo militar, el espíritu de obediencia hacia sus superiores. Sin bien las tropas habían sido asignada bajo su mando, las mismas tenían una obligación de acatar órdenes de los oficiales superiores, que estaban en la corte del Duque Chuang. Al ser informado acerca del sitio, Chuang manda a los superiores que ordenen el retiro de las tropas leales que se encontraban con Tuan. A la vez, les indicó que dejasen un pequeño puñado de soldados, los más viejos, acompañando a su hermano menor.
Cuando creyó que era el momento preciso del ataque, quiso reunir a sus tropas para darles instrucciones de la operación. Para su sorpresa, la reducida soldadesca que le acompañaba le informó que el grueso de las tropas se había retirado bajo órdenes de los generales que estaban con Chuang.
Bajo la protección de las tropas, Chuang retorna rápidamente a la capital. Viendo que todo ya estaba perdido, Tuan se suicida. Al escuchar la muerte de su hermano, Chuang corre hacia el cadáver de Tuan y lo abraza, diciendo en medio de las lágrimas: “¿Por qué has tomado tu vida? Acaso no sabes que como hermano, siempre perdonaré tus faltas, por más graves que sean”.

La reunión en el inframundo
Al día siguiente, Wu Chiang ingresa presurosa a la corte del Duque Chuang y le reclama por la vida de su hijo predilecto muerto. Chuang se voltea y le dice a su madre: “A ti también quiero pedirte una persona”. Sorprendida, Wu Chiang pregunta: “¿A quién quieres que te entregue?”. Sumamente enojado, el Duque le increpa: “A mi hermano, a quien empujaste a la muerte por tus intrigas”.
Parándose de su trono, ordena el destierro de su madre, diciendo: “Sal inmediatamente de aquí, quiero que te vayas lejos de esta ciudad. Ya no quiero volver a verte, sólo volveré a reunirme contigo en el inframundo”. Enseguida, llamó a su guardia y dio instrucciones para que se llevasen a su madre a un sitio lejano.
Pasado cierto tiempo, un funcionario de su corte trajo al Duque Chuang un enorme búho enjaulado y le dijo que era el ave que más merecía ser comido. Chuang le preguntó si era porque su carne sabía mejor que la de una perdiz. El funcionario le dijo que no, sino porque era un ave ingrata, que al crecer se comía a su madre antes de volar del nido.
Perplejo, el Duque Chuang le preguntó cuál era la razón de traerle semejante ave, a lo que el funcionario le respondió con una amonestación sobre la piedad filial.














Restos de una ofrenda funeraria del Estado Cheng desenterrados en una excavación arqueológica.

Durante la comida, observó que el funcionario se guardaba para sí las presas de carne que no se habían comido durante el evento. Extrañado por su acción, preguntó por qué procedía de esa forma. En forma cortés, le dijo que guardaba los sobrantes para llevarselos a su madre, ya que como eran pobres, no comían carne sino un par de veces al año.
El Duque Chuang alabó la piedad filial del funcionario y se lamentó que no podía hacer lo mismo ya que su madre estaba desterrada y él había jurado no volverla a ver jamás, al menos que fuera en el averno.
El funcionario se paró y le dijo que tenía un plan para lograr que su amo se volviese a reunir con su madre, a la vez que mantuviese firme su juramento. En esa época, los monarcas y nobles daban su vida por la palabra dicha, ya que por encima de todo reinaba la sinceridad.
“¿Acaso pretendes que me muera?”, increpó a su súbdito. “No mi señor, al contrario, tengo un plan magnífico con el que lograríamos ambas cosas”, respondió el funcionario.
“He encontrado una caverna con un río subterráneo de aguas amarillas. El sitio luce bastante ideal para imitar el infierno, y podría reunirse allí con su madre”, le sugirió.
El funcionario mandó a esculpir las letras “terma amarilla” en la entrada de la cueva, ya que en chino al inframundo se le denomina como el Reino de la Terma Amarilla.
Poco después, el Duque Chuang se dirigió hacia dicho lugar, donde previamente habían traido a su madre. Hijo y madre se reunieron en medio de las lágrimas, y se perdonaron mutuamente por los malos entendidos que tuvieron anteriormente. Así, Chuang pudo llevarla de nuevo al Palacio y cumplir con su obligación como hijo de cuidar a la madre siendo anciana.

Herir al Rey, pero no matarlo
Tras la muerte del Rey Ping de la dinastía Chou en el año 719 a.C., fue sucedido por el Rey Huan. Poco después de ascender al trono, Huan ordenó la destitución del Duque Chuang y lo despojó de su título nobiliario. Considerando que esta acción era un acto de mal gesto, ya que había protegido y ayudado a su padre en la huída hacia la nueva capital imperial, Chuang rehusó volver a presentarse en el palacio imperial y rendir tributo al nuevo rey.
Indignado por la acción de su vasallo, el Rey Huan formó una alianza con otros Estados vecinos y emprendió una campaña militar en contra del Estado de Cheng en el año 707 a.C. Frente a su ejército, el Duque Chuang derrotó al ejército agresor y humilló al monarca. En medio de la batalla, hizo que hirieran al Rey Huan disparando una flecha contra su brazo. Al conocer del hecho, ordenó que no matasen al monarca, quien pudo escapar herido junto con los sobrevivientes de su derrotado ejército.
Posteriormente, Chuang castigó a los Estados que habían ayudado en la campaña del Rey Huan. Con la lección recibida, el monarca tuvo que tragarse su amargura y aprender a vivir en paz con quien había sido siempre amigo y benefactor de su padre.
Desafortunadamente, cuando el Duque Chuang de Cheng fallece en el año 701 a.C., sus dos hijos iniciaron una larga guerra civil por lograr el mando en el Estado de Cheng. Al igual que los otros Estados del Período de Primavera y Otoño, finalmente terminaría conquistado por el Estado de Chin, al culminar el siguiente Período de los Estados Guerreros.