lunes, 29 de octubre de 2012

¿Llegó el fin del mundo?


La reproducción a gran escala de una pirámide maya se encuentra ubicada
en el patio central del Museo Nacional de Ciencia Natural, en la ciudad de Taichung.

     El año 2012 ha sido considerado como un año particularmente “especial” en el campo de la escatología, ya que han surgido varias predicciones que infieren que llegará el “fin del mundo” a finales del año.

Según algunos autores de la llamada “Nueva Era”, varios de ellos sencillamente sensacionalistas, los habitantes de la Tierra experimentarían una positiva transformación física o espiritual, que marcaría el comienzo de una nueva era.
    Tal vez, la versión más divulgada y popular es aquélla basada en el calendario maya, que termina un ciclo de 5.125 años de duración en la cuenta larga. Otras versiones, menos divulgadas pero iguales de sensacionalistas, hablan del choque de la Tierra con un planeta desconocido o un asteroide errante, la aparición de un agujero negro o la llegada de una gran actividad solar.
     Estudiosos de varias disciplinas han descartado la idea de la catástrofe del “fin del mundo” en 2012. Los principales especialistas en estudios mayas han llegado a la conclusión de que las predicciones supuestamente mayas acerca del “fin del mundo” no están fundamentadas en ninguno de los clásicos calendarios mayas de cuenta larga, y al contrario, la idea de que el calendario de la Cuenta Larga “termina” en 2012 deforma la historia maya.
     Lo más probable es que el pueblo maya en sí, no considera significativa la fecha, y las fuentes clásicas son escasas y contradictorias, lo que sugiere que hubo poco acuerdo entre ellos acerca de las posibles hipótesis.
     Por otro lado, los astrónomos y otros científicos han rechazado estos pronósticos apocalípticos como una pseudociencia, señalando que los eventos anticipados se contradicen con las más simples observaciones astronómicas. Además, la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio de Estados Unidos ha comparado los temores sobre el 2012 con el temor al fin del mundo del 31 de diciembre de 999 y el 31 de diciembre de 1999, que implicaban la llegada de un nuevo milenio.
    Uno de estos autores escatológicos, Terence McKenna, incluso llegó a relacionar su hipótesis sobre el “fin del mundo” con una interpretación muy particular suya sobre el I-Ching o libro canónigo chino que versa sobre los cambios. Esta versión es totalmente contraria al enfoque principal del I-Ching, que precisamente es una obra que sirve de advertencia contra este tipo de aseveraciones extremas. Según McKenna, el Universo habrá alcanzando una singularidad de complejidad infinita en el 2012, en que cualquier punto y toda cosa imaginable ocurrirá simultáneamente. Partiendo del bombardeo atómico de Hiroshima en 1945 como la base, este autor calcula la fecha final del mundo para noviembre de 2012.
    El calendario maya de cuenta larga identifica las fechas contando los días a partir del 11 de agosto de 3114 a. C. El conteo se realiza de acuerdo con el sistema vigesimal de numeración que se empleó en Mesoamérica durante la época precolombina. Las fechas eran representadas en forma de columnas que se leían de abajo hacia arriba en un sistema posicional que se valía del cero para poder representar cantidades excepcionalmente grandes.


   Una enorme maqueta del Sistema Solar presenta a los visitantes la posición de la Tierra con respecto al Sol y los otros planetas.


     Los mayas denominaban al día como kin y cada 20 kines constituían un mes, denominado como uinal. El año maya constaba de 18 uinales o meses, con un total de 360 días. El año maya era conocido como tun. En algunos calendarios ceremoniales mayas, existía el conteo de la trecena o período de 13 días, con un “año” de 20 trecenas o 260 días.
     Así como el calendario gregoriano cuenta con series de años conocidas como lustros, décadas, siglos o milenios; el calendario maya contaba con un sistema de conteo en serie con ciclos de 20 unidades. Así, veinte tunes o años constituyen un katún o período de 7.200 días. Según las interpretaciones de los escritos mayas, katún significa fin de un período o cierre de un período de tiempo.
     Sin embargo, algunas fuentes consideran que un katún es un período de 13 años que contaban los mayas. Esta discrepancia surge de la existencia de varios calendarios o sistemas de conteo de los días, basados en los diferentes usos. En este sentido, el calendario ceremonial tenía un total de 260 días, y para los mayas, este período de tiempo era considerado como el año sagrado.
     La serie más larga que se usaba en el calendario maya era el baktún o conjunto de 20 katunes o sea 144.000 kines o días, que equivalen a unos 394,3 años. De acuerdo al calendario maya, el 21 de diciembre de 2012 es el primer día del decimotercer baktún.
     En raras ocasiones, los mayas llegaron a emplear otras unidades de cómputo calendárico mayores que el baktún. En orden ascendente, los mayas empleaban las unidades conocidas como piktún, kalabtún, kinchiltún y alautún. Estas denominaciones fueron esencialmente usadas en los cálculos astronómicos. Al igual que en las articulaciones anteriores, existe un problema para conocer en forma precisa estos períodos mayores, ya que se desconoce si el primer pictún comenzaba con la conclusión de 13 ó 20 baktunes.
     Para ayudar en la aclaración del enigma del “fin del mundo”, el Museo Nacional de Ciencia Natural inauguró el 12 de julio una interesante exhibición donde se procura explicar científicamente las causas y posibilidades de una catástrofe que pueda poner en peligro a la existencia misma del planeta.
     La muestra, denominada Exhibición de 2012, Fin del Mundo: Catástrofe y Resurgimiento, se realizó con el patrocinio del Ministerio de Educación y el Gobierno de la Ciudad de Taichung, donde se encuentra ubicado el mencionado museo. También se contó con la asesoría de la Oficina de Enlace de México en Taiwan y otras entidades académicas y empresariales.
     La exposición, que estará abierta al público hasta el 24 de febrero de 2013, cuenta con 18 puntos temáticos. El recorrido ideal de un visitante a la muestra debe iniciarse con un vistazo a una reproducción en gran escala de una pirámide maya, con un reloj electrónico de cuenta regresiva que va registrando el tiempo que falta para la llegada del momento crucial, anunciado para el 12 de noviembre de 2012. La pirámide se encuentra en el patio central del museo, atrayendo la vista de todos tras de ingresar a sus salas de exhibición.
     De allí, se pasa al tema histórico y astronómico, donde se muestran un par de acontecimientos del pasado que podrían tener alguna relación con el temible “fin del mundo”.


La sala audiovisual que muestra los efectos de un posible impacto de la Tierra con otros cuerpos siderales es un punto de atracción a la entrada de la exhibición.


     La primera entrada histórica nos presenta el pasaje bíblico de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Según el Génesis 19, 27-28: “Yaveh hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, destruyó estas ciudades y cuantos hombres habían en ellas”. El pequeño escaparate procura explicar científicamente la lluvia de azufre y fuego de este pasaje bíblico. Es probable que un meteorito o lluvia de restos de algún cuerpo celeste haya caído sobre estas ciudades, causando su total destrucción.
     La segunda entrada histórica se refiere al controversial tema de la desaparición de los dinosaurios. Se ha tratado de explicar este episodio de la evolución e historia de la Tierra a través de diversas teorías. Una de las más divulgadas es la del impacto de un gran meteorito que hizo cambiar súbitamente el clima del mundo. La sección muestra algunas de las evidencias en torno a este cataclismo.
     Seguidamente, vienen secciones relacionadas con la astronomía, explicando el origen de cuerpos siderales que terminan estrellándose contra la Tierra. Por medio de fotos y pequeñas maquetas, se presenta la trayectoria de estos asteroides y cómo se producen las llamadas lluvias de meteoros o tormentas de meteoritos.
     Una de las secciones está dedicada al Observatorio Lulin, operado por la Universidad Nacional Central. El sitio de investigación astronómica está ubicado en el Monte Lulin, un pico a 2.862 metros sobre el nivel del mar, ubicado dentro del Parque Nacional Yushan. El observatorio fue terminado de construir en 2002 y el mismo ha sido famoso por sus observaciones de cometas. Precisamente, el famoso Cometa Lulin, cuya mayor aproximación a la Tierra se produjo el 24 de febrero de 2009, fue descubierto por este observatorio. En la actualidad, este centro astronómico realiza observaciones de las supernovas, así como las explosiones de rayos gamma en el espacio exterior.
     Complementando tales explicaciones e ilustraciones sobre astronomía, se encuentra una muestra de algunos fragmentos de meteoritos que han caído en diversos sitios del planeta.
     La segunda parte de la interesante exhibición tiene que ver con el origen y la diversidad de la vida en la Tierra, así como la exploración en búsqueda de señales de vida en otros planetas.
     Para ese propósito, se muestra una reproducción sobre el Sistema Solar, colocada sobre un enorme panel de vidrio, donde los visitantes pueden tener una idea aproximada de la posición de la Tierra con respecto al Sol y los otros planetas. En la proyección sobresale el cinturón de asteroides que alberga una multitud de objetos irregulares denominados por algunos autores como los planetas menores. La franja se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter. La maqueta tiene en su borde extremo una representación del cinturón de Kuiper, un conjunto de cuerpos de cometa que orbitan el Sol más allá de la órbita de Neptuno. Los cuerpos que se encuentran en este cinturón son conocidos como objetos transneptunianos o transneptúnicos
     El contenido de la muestra se refuerza a través de muchos programas interactivos que ponen a prueba la capacidad mental de los visitantes, mediante preguntas y problemas relacionados con los estudios astronómicos.
     Todo el conjunto de la exhibición procura explicar la posibilidad de una terrible catástrofe causada por el impacto de algún objeto sideral de grandes proporciones, así como el resurgimiento de la vida tras el cataclismo, tal como pudo haber ocurrido hace millones de años, cuando comenzó la evolución de los seres que poblan actualmente el planeta.

(Fotos cortesía de Chang Su-ching)

Wu Ting, monarca ejemplar de la dinastía Shang


Recipiente de bronce en forma de búho de Fu Hao.
Esta pieza de bronce es denominada tsun y era un
recipiente para bebidas usado durante el período Shang.
En la boca, lleva inscrito los caracteres "Fu Hao".

Históricamente hablando, la dinastía Shang (商朝) es la segunda dinastía formal en China. Es conocida también como la dinastía o período Yin (殷代), siendo la era más importante dentro de la Edad del Bronce en China. Cronológicamente, se estima que duró desde 1766 a 1122 a.C. Sin embargo, resulta difícil determinar el tiempo exacto que duró la dinastía Shang, ya que según algunos tratados antiguos, como Los Anales del Bambú, afirman que los monarcas Shang reinaron de 1556 a 1046 a.C.. Un reciente proyecto para determinar la cronología de los períodos Hsia (夏朝, Xia), Shang y Chou (周朝, Zhou) concluye que los Shang reinaron de 1600 a 1046 a.C..
Hacia finales del período Shang, el rey Wu Ting (武丁, circa 1324 – 1266 a.C. o tal vez 1238 – 1180, Wu Ding) y la Dama Hao (婦好) sobresalen por ser una pareja ejemplar en la historia de los emperadores chinos. Sin embargo, su historia no fue conocida sino hasta el siglo XX, más de tres milenios después de su muerte.
Wu Ting fue el 23º monarca de la dinastía Shang. Registros históricos indican que su tío, el rey Pan Keng (盤庚, Pan Geng), trasladó la capital de los Shang a Yin (殷墟, actualmente Anyang, en la provincia de Honan). Después de los reinados de los monarcas Hsiao Hsin (小辛, Xiao Xin) y Hsiao Yi (小乙, Xiao Yi), Wu Ting asumió al trono, donde gobernó durante 59 años. Durante su reinado, Wu Ting se preocupó mucho por su pueblo, algo sumamente raro en el mundo de ese entonces. A la vez, reclutó personas capaces y virtuosas para servir en su Administración, pavimentando el camino para la época cénit de la dinastía Shang.

Semblante del rey Wu Ting, según deducciones de historiadores y letrados de la dinastía Ching.

Por su benévolo reinado, fue postúmamente designado Kaotsung (高宗, Gaozong), que significa “Antepasado Sublime”. Históricamente, ha sido exaltado como un líder del renacimiento dinástico y es un modelo del gobernante ilustrado que mencionaría posteriormente Confucio en sus pensamientos.
Sin embargo, siendo un monarca tan antiguo, muchos académicos e intelectuales consideraron hasta muy recientemente que era simplemente un personaje folklórico, creado tal vez con el fin de enseñar el buen arte de gobernar. Así fue hasta que las excavaciones arqueológicas arrojaron luz sobre la gloria y el esplendor de ese reinado.
Wu Ting fue el monarca que tuvo el reinado más largo entre todos los reyes de la dinastía Shang. Fue criado entre la gente común, y por ende, conocía muy bien las dificultades de la vida rural de aquel entonces.
Según los registros historiográficos, él no pudo encontrar a un asesor competente al inicio de su reinado, por lo que optó en no conversar con nadie durante tres años, dejando que los asuntos políticos fuesen decididos por sus asesores. Pero, en una ocasión escuchó acerca de Fu Yue (傅說, circa 1335 – 1246 a.C.), un hombre sabio que era leal y sincero. Enseguida, ordenó que fuesen emisarios por todo el imperio para encontrar al hombre ideal que necesitaba en su corte. Finalmente, los emisarios lo encontraron siendo un humilde trabajador sumido a la esclavitud.
Wu Ting ordenó su liberación y lo nombró al más alto ministerio, lo que equivaldría en un primer ministro de nuestros días. Fu Yue mostró ser un hombre magnánimo y teniendo en sus manos todo el poder del reino, nunca lo usó para vengarse de sus antiguos enemigos. La gran contribución del sabio fue restaurar la virtud y de esta manera, salvó la dinastía Shang de un inminente colapso.
Otro gran sabio de esa época, Kan Pan (甘盤, Gan Pan), fue asesor de Wu
Ting durante los primeros años de su reinado. Kan enseñó al joven rey nociones profundas de moral que influyeron en sus posteriores decisiones políticas. La dinastía Shang alcanzó su mayor apogeo durante el reinado de Wu Ting, decayendo posteriormente en el transcurso de los reinados que le siguieron. Finalmente en 1046 a.C., durante la Batalla de Muye, el último rey de los Shang, Ti Hsin (帝辛, 1105 – 1046 a.C., Di Xin), fue derrotado por el ejército de los Chou, dando inicio a la dinastía de este nombre.
El rey Wu Ting fue un gran guerrero y logró derrotar a los Kueifang (鬼方, Guifang) en el norte, a los bárbaros Kiang (羌, Qiang) en el oeste; y a los Chingman (荆蠻, Jingman) en el sur. Esas campañas lograron expandir considerablemente el territorio de los Shang, que se convirtió de una ciudad-estado a un vasto reino.
Su consorte, Fu Hao, también fue una valerosa guerrera. Según inscripciones en huesos de oráculo, ella comandó un ejército para combatir contra los Kiang. Se estima que dicho ejército contaba con 3 a 5 mil soldados. Las tropas Shang capturaban a todos sus enemigos sobrevivientes, que posteriormente eran usados como esclavos o para sacrificios humanos.
Las formaciones de batalla de los ejércitos Shang estaban integradas por soldados armados con alabardas y vestidos con armadura, cascos y escudos. Entre las tropas terrestres se encontraban unidades equipadas con lanzas que arrojaban para dispersar al enemigo y permitir el avance de sus guerreros.
Posteriormente, la introducción de carros de batalla tirados por caballos aumentó la velocidad y el alcance del movimiento de las tropas, permitiendo una reacción más inmediata y el traslado de unidades a campos de batalla distantes. Una fuerte presencia militar trajo como resultado mayor estabilidad en las regiones fronterizas, asegurando el transporte de importantes recursos y promoviendo el flujo de las actividades comerciales.
Con la extensión de sus confines territoriales, la dinastía Shang entró en contacto con pueblos de culturas y formas de vida muy diferentes, que posteriormente fueron integrándose en mayor o menor grado en las costumbres del imperio. Evidencia de esto lo encontramos en los objetos desenterrados en las ruinas de Yin. Entierros con un juego de cuchillo y hacha, típicos de los pueblos de las estepas del norte, han sido encontrados en dicho lugar, sugiriendo que los Shang conquistaron y capturaron personas de esas latitudes. Estos prisioneros eran traidos como esclavos a la capital y posiblemente eran también usados para sacrificios humanos en las ceremonias religiosas. También se han encontrado dagas triangulares y primitivos cacharros similares a la porcelana, objetos típicos de las culturas sureñas; indicando que los Shang también tuvieron contactos con las culturas del sur de China.
A partir de 1929, el Instituto de Historia y Filología de la Academia Sínica comenzó una serie de excavaciones a gran escala en las zonas de Hsiaotun (小屯村, Xiaotun) y Houchiachuang (侯家莊, Houjiazhuang) en el distrito de Anyang (安陽), en la provincia de Honan (河南省). El sitio fue sede de la capital del período Shang.
En el transcurso de tales exploraciones, se descubieron las tumbas reales y los cimientos de antiguos monumentos ancestrales del período Shang, dando prueba irrefutable de la existencia de tal dinastía.
El descubrimiento de la Tumba 1001 en la zona de Houchiachuang comprobó la presencia del enterramiento de un monarca. En junio de 1936, se logró desenterrar una fosa (YH127) conteniendo gran cantidad de huesos de oráculos. En total, se recobraron más de 17.000 huesos de animales y caparazones de tortuga con un gran número de carácteres tallados sobre los mismos. Estudios posteriores revelaron que tales inscripciones eran registros de adivinaciones ordenadas por Wu Ting antes de realizar sacrificios, batallas o incluso asuntos relacionados con la vida diaria.

Caparazón de tortuga con inscripciones oraculares. El rey Wu Ting solía hacer consultas al oráculo para casi todas las cosas que hacían.

Este valioso material no sólo proporciona informaciones acerca de la genealogía de la familia real Shang según los “Anales de Yin” de la obra Registros del Gran Historiador, escrita durante la posterior dinastía Han; sino que también constituye un rico archivo de datos para entender mejor la religión, política, vida diaria y cosmovisión de la sociedad en aquel tiempo. Al mismo tiempo, nos da una mirada hacia cómo Wu Ting logró convertirse en el “Líder de los Chamanes” en el mundo del chamanismo del período Shang. A través de tales inscripciones, verificamos la existencia de un maduro sistema de escritura que testifica hacia un período aún más antiguo en la historia del origen de los carácteres chinos. Muchos caracteres chinos encontrados en las inscripciones de las ruinas de Yin aún siguen en uso hoy en día.
La sociedad durante la dinastía Shang estuvo básicamente dividida en tres clases: la nobleza, los comunes y los esclavos. Varios clanes que vivían fuera de los territorios del reino fueron enfeudados para que controlasen tales territorios y mantuviesen el orden, asegurando que el transporte de los bienes a la capital fuese ininterrumpido. Un ejemplo de ello fue el clan Hsi, que administraba el estado vasallo de Hsi (息國, Xi), situado en Hsiaonanchuang (小南庄, Xiaonanzhuang), Wenhsien (溫縣, Wenxian), provincia de Honan.

Las excavaciones de las tumbas reales en la provincia de Honan han proporcionado importantes informaciones acerca de la genealogía de la familia real Shang.

Las excavaciones en Anyang no sólo arrojaron textos con un sistema de escritura, sino también comprobaron la existencia de una cultura de la Era del Bronce que había logrado alcanzar un muy avanzado estado de desarrollo.
El director de las excavaciones fue Li Chi (1896 – 1979), el primer investigador chino que realizó levantamientos de un sitio arqueológico. Li fue un discípulo del geólogo sueco Johan Gunnar Andersson (1874 – 1960).
Andersson introdujo la arqueología moderna a China, a pesar que su vocación original era la Geología. Originalmente, fue contratado como asesor de minas por el Servicio Geológico de China; pero pronto, las excavaciones realizadas por sus colegas y discípulos chinos lograron reunir más piezas arqueológicas y paleotológicas que muestras geológicas.
Sobre esta situación, Li Chi escribiría: “La Vieja China, durante siglos un punto de caza para el imperialismo europeo, se vio forzada a abrir sus puertas de par en par para cualquier cosa que el ‘supremo poderío blanco’ quisiera, incluyendo estudios de campo en ciencia”. Como estudiante en Harvard, logró combinar la metodología tradicional china con la nueva disciplina de la arqueología.
En cierto sentido, Anyang fue el sitio de la reconciliación entre el aprendizaje literario tradicional chino y la arqueología de campo. Los historiadores chinos, influenciados desde inicios del siglo XX por la historiografía occidental, comenzaron a buscar pruebas empíricas de las etapas legendarias de la historia de China.
Los huesos de oráculos en Anyang, traficados originalmente por excavadores inescrupulosos como “huesos de dragón”, abrieron un vastos nuevo horizonte para esos intelectuales. A partir de entonces, se tomó más en serio la perspectiva de enriquecer el contenido de los viejos documentos escritos en chino con los nuevos descubrimientos en el campo arqueológico.
Las excavaciones en Anyang se vieron interrumpidas por la invasión japonesa contra China y el inicio de la Guerra de Resistencia Sino-japonesa en 1937. Al terminar la guerra en 1945, las esperanzas de reanudar tales exploraciones se vieron rápidamente opacadas con la subsecuente guerra civil entre nacionalistas y comunistas.
El traslado del Gobierno Nacionalista a Taiwan produjo una grave separación de los especialistas y materiales de las excavaciones. El grupo encargado de las excavaciones en Anyang, dirigido por Li Chi, emigró a Taiwan junto con los nacionalistas. Recién en 1950, los comunistas en el territorio continental decidieron crear la Academia China de Ciencias, concebido al estilo de las academias soviéticas. Con ello, se reanudaron las excavaciones en Anyang, aunque sufrieron de los ataques de la Revolución Cultural en las décadas de 1960 y 1970.
Las reliquias recobradas en Anyang muestran una avanzada tecnología en el trabajo del bronce. Debido a la importancia de los rituales en esa época, emergieron nuevas formas de cacharros durante la dinastía Shang, que servían para calentar, servir y beber una bebida alcohólica muy similar a la cerveza, hecha con cereales fermentados.
Tales cacharros cuentan con una rica y exquisita decoración con bandas horizontales que se centran con motivos circulares que asemejan los ojos sobresalientes de una especie de máscara denominada taotieh. Hasta ahora, se desconoce el verdadero significado simbólico de tales ilustraciones. Posteriormente, esta criatura fabulosa se fue asociando con descripciones más realistas de tigres, venados, tortugas, machos cabríos o peces, combinados con diseños geométricos.
En particular, destacan los bronces de Fu Hao, que llevan la marca de la élite de esa época: grandes dimensiones y un estilo monumental. Tenían diversas formas, siempre con una decoración compleja. Muchos tenían la forma del búho, considerado entonces como un ave de buen augurio.
La Dama Hao, conocida también como Fu Hao, fue la consorte favorita de Wu Ting. A pesar de no estar registrada en los textos históricos posteriores, la encontramos en las inscripciones de los huesos de oráculos, despertando mucho interés por su estudio a fines de la dinastía Ching (1644 – 1911, Qing). Según las inscripciones en huesos de oráculos, la Dama Hao fue madre, sacerdotisa e incluso comandante de tropas en tiempos de guerra.

Recipiente de bronce para beber. Su forma tripoidal permitía calentar el líquido mediante pequeños tizones encendidos colocados en la parte baja del objeto.

En 1976, arqueólogos de la Academia China de Ciencias Sociales realizaron excavaciones en las ruinas del palacio Yin en Hsiaotun y descubrieron la tumba intacta de esta legendaria señora. De este enterramiento se recobró una gran cantidad de exquisitos artefactos, dando testimonio de la autoridad, posición social, relaciones y estilo de vida de la Dama Hao. Muchos objetos de hueso, jade y bronce tienen formas poco usuales, comprobando los niveles artesanales, tecnológicos y artísticos que habían durante el reinado de Wu Ting.
Poco se sabe de la vida temprana de la Dama Hao. Lo que sí se sabe es que el emperador Wu Ding para cultivar buenas relaciones con las tribus vecinas decidió casarse con una mujer de cada una de ellas. Fu Hao (se dice que era una de las 60 esposas del Emperador) entró en la casa real a través del matrimonio y aprovechó la sociedad esclavista semi-matriarcal para subir en el escalafón.
La tumba de la Dama Hao es una de las tumbas en mejor estado de preservación de esa era. Los arqueólogos pudieron identificar con gran facilidad a la ocupante del suntuoso ataúd. Aparte de ser conocida a través de los textos en huesos de oráculos, su nombre estaba inscrito en los recipientes rituales de bronce en la tumba.
Aparte de describir aspectos de la vida diaria de la Dama Hao, las inscripciones en huesos de oráculos también nos revelan dos aspectos de la participación de la poderosa señora en los asuntos reales que normalmente no eran aptas para mujeres en aquéllos tiempos. La Dama Hao participaba en las ceremonias rituales y campañas militares.
El monarca Shang ejercía pleno control sobre los asuntos rituales. Sin embargo, la Dama Hao obviamente gozaba de la confianza de su marido, ya que éste le instruyó en repetidas ocasiones que dirigiera rituales especiales y presidiera sacrificios. Al mismo tiempo, ella dirigió numerosas campañas militares en contra de las vecinas tribus Tu, Pa, Yi y Kiang.
Por ejemplo, en un hueso de oráculo se nota la petición acerca de si la Dama Hao debería o no reunir a los soldados antes de un ataque. En otro, se reporta que el rey ordenó la formación de soldados para la campaña de la Dama Hao en contra de la tribu Tu (土方).
En la tumba de la Dama Hao se encontraron más de cien armas, lo cual es muy raro en un sitio funerario de una mujer. Esto nos comprueba su posición como una líder militar. En su tumba se encontraron más de dos mil objetos, incluyendo 468 cacharros de bronce, 150 piezas de jade, 560 objetos hechos de hueso y más de 110 piedras semipreciosas. La Dama Hao también fue enterrada con cerca de siete mil conchas de caurí, que eran usadas como moneda durante la dinastía Shang.
Entre las inscripciones en huesos de oráculos encontramos anotaciones de Wu Ting preguntando a los dioses acerca de cómo saldría el parto de la Dama Hao y si el problema dental de ellas se mejoraría. Estas peticiones comprueban cuánto se preocupaba Wu Ting de su esposa.
Aparentemente, las creencias religiosas jugaban un papel muy importante en la vida diaria de Wu Ting y la Dama Hao. Gracias a su hábito de hacer consultas al oráculo para casi todas las cosas que hacían, encontramos ahora descripciones de su vida diaria con sorprendentes detalles. Así, podemos saber que la vida en el Palacio Real de los Shang estaba llena de rituales y los licores acompañaban toda clase de eventos y celebraciones. En su mundo espiritual, aves míticas y extrañas bestias jugaban papeles importantes entre los seres espirituales que respetaban y temían. Por esa razón, encontramos sus semblantes estilizados en los objetos de uso diario, con claros rasgos de dragones, máscaras simétricas de bestias feroces, búhos y serpientes.

Elefante de jade encontrado en la tumba real de la Dama Hao. Era usado como adorno de vestido.

El Wu Ting realizaba con frecuencias grandes sacrificios con el objeto de comunicarse con sus antepasados, solicitando sus bendiciones y ayuda para ahuyentar las malas influencias. En muchos de los huesos de oráculos, encontramos inscripciones donde el monarca pide reverentemente que los espíritus se manifiesten si estaban de acuerdo con los preparativos y tipos de sacrificios, de modo que pueda proceder acordemente con los sacrificios y recibir las bendiciones que pedía.
En esos ritos, el rey Shang pedía a los espíritus ancestrales que descendieran y tomasen las ofrendas durante la ceremonia. Grandes recipientes de vino representaban el respeto y temor que la nobleza Shang sentía por los espíritus; mientras que los instrumentos ceremoniales de jade impartían un aire de dignidad y solemnidad a los ritos. A la par con el avance de la ceremonia, instrumentos musicales de arcilla, bronce y piedra, así como instrumentos de viento hechos de hueso impartían notas sonoras para acompañar el ritual prescribido.
A finales de la dinastía Shang, las condiciones climáticas de China eran probablemente diferentes a las actuales. Las inscripciones en huesos de oráculos mencionan algunos de los animales que capturaban los reyes de ese período, dándonos una idea acerca del entorno natural que existía entonces. Aparentemente, estaban familiarizados con grandes mamíferos tales como el elefante y el rinoceronte. También se hace mención de un “bestia con cuernos”, lo cual podría indicar la presencia de manadas de búfalos de agua en un entorno muy húmedo. Además, la presencia de una gran cantidad de conchas de caracoles de diferentes orígenes indican que la gente del período Shang conocía del uso de los mismos.
El estilo de vida de la alta sociedad y la nobleza durante la dinastía Shang era muy esplendoroso en el mundo de ese entonces. Los vestuarios y suntuosos objetos de la vida diaria reflejan un alto sentido estético. Patrones basados en aves y dragones que se originaron en sus creencias religiosas, estaban íntimamente integrados en la vida diaria y el entorno durante este período.
Otro aspecto interesante de la nobleza de los Shang era que tenía un gran interés por los artefactos antiguos. Entre los objetos hallados en los enterramientos de la época se han encontrado objetos de jade del período neolítico. También, los artesanos Shang usaban esos objetos antiguos como modelos para hacer imitaciones de los mismos.
Los objetos que más sobresalen en las tumbas de los Shang son los cacharros de bronce. Por ejemplo, una gran cantidad de ellos fueron desenterrados en la tumba de la Dama Hao. De tales objetos, 74% de ellos eran vasijas para bebidas alcohólicas, lo que refleja la importancia del consumo de tales bebidas y la abundancia en las cosechas de granos. Durante los banquetes de la Corte, se servían muchos tipos de carnes, granos y frutas en cacharros de bronce. También se conoce que cocinaban sopas a base de carne, pescado y otros ingredientes en grandes calderos de bronce.

(Fotos cortesía del Museo Nacional del Palacio, Taipei, Taiwan, Rep. de China)

martes, 17 de julio de 2012

La escritura china y el invento de la imprenta


Una curiosidad que siempre llama la atención de alguien que desconozca la lengua china es la cantidad de caracteres chinos que existen. ¿Cuántos caracteres existen en la escritura china? Esta es una pregunta muy difícil de contestar.
Un grabado antiguo con el semblante de Tsang Chieh,
uno de los escribas del legendario Emperador Amarillo,
a quien se le atribuye el invento de los caracteres chinos.
La tradición popular dice que tenía cuatro ojos.

Es obvio que existen varios miles de caracteres chinos, si uno los cuenta dentro del contenido de cualquier libro. La respuesta no está en la cantidad de caracteres, sino en el uso cotidiano de los mismos. En este sentido, la cifra ha variado enormemente a través del tiempo.
Los especialistas estiman que apenas varios centenares de caracteres han estado en uso frecuente desde la dinastía Shang (1600 – 1045 a. C.) hasta nuestros días. Cerca del 70 por ciento de ellos han sido usados a través de las épocas. Aparte de ellos, hay de mil a dos mil caracteres más que han permanecido en uso, ocupando más del 30 por ciento del total de signos que han estado en uso durante una época u otra. Se estima de alrededor del 5 por ciento de los caracteres en uso durante una determinada época caen en el desuso al llegar la próxima. Por esa razón, existe una enorme cantidad de caracteres que aparecen sólo esporádicamente en los textos modernos.
Durante más de dos milenios, se ha atribuido la invención de los caracteres chinos a Tsang Chieh (倉頡, Cang Jie), uno de los escribas del legendario Emperador Amarillo (2696 – 2598 a. C.?). Un texto del siglo III a. C. lo menciona por primera vez como inventor de la escritura china. Posteriormente, se ha descrito que Tsang Chieh se inspiró en las huellas que dejan los animales y las aves al caminar, que sirven para identificarlos. Así, pensó en un sistema de signos que identificase cada idea que se desea expresar.
Sin embargo, no existen evidencias reales de que una tal persona hubiese existido en realidad. Pero sí existen anotaciones en huesos de oráculos que datan del período Shang que podrían ser tomados como los orígenes de la escritura china.
Reproducción de una bandeja de cobre
con tipos móviles de madera con la que
se imprimían los libros chinos en la antigüedad.


Se han identificado alrededor de unos 4.500 caracteres diferentes en los huesos de oráculos, y este género de escritura antigua se conoce en chino como chia-ku wen (甲骨文, jiaguwen). Con el tiempo, fue evolucionando la escritura china con el uso de caracteres estandarizados para interpretar las ideas. En 1994, se publicó el diccionario Chung-hwa tze-hai (中華字海, Zhonghua zihai) o “Mar de caracteres chinos”, que registra un total de 85.568 caracteres. Muchos de esos caracteres provienen de traducciones de sutras budistas, o son de uso exclusivo en Taiwan, Singapur, Hong Kong, Corea o Japón.
Indudablemente, la adición de nuevos caracteres imparte mayor riqueza a los géneros literarios. En la antigüedad, se recurría a la repetición de un mismo carácter para tratar de cubrir muchas ideas. Hoy día, la profusión de caracteres y la interminable posibilidad de combinarlos dotan de una riqueza expresiva para el escritor.
Si tomamos una obra clásica de la literatura china, los Analectas (論語) de Confucio, como ejemplo, encontramos que se usó sólo 1.382 diferentes caracteres para componer un texto de 15.883 caracteres. Por lo tanto, cerca del 10 por ciento de éstos aparecen más de diez veces en el texto, con tanta frecuencia que ocupan casi el 70 por ciento del texto completo. Otro 65 por ciento de los caracteres aparecen menos de cinco veces en el escrito, ocupando el 10 por ciento del mismo. Sin embargo, apenas unos 100 de estos caracteres siguen siendo de uso diario en la actualidad.
En términos reales, se estima que unos 3.500 caracteres son de uso frecuente. Quiere decir que una persona debe conocer al menos unos tres mil caracteres para salir del analfabetismo.
En Taiwan, los estudiantes de primaria aprenden alrededor de unos 2.500 caracteres; agregándoseles unos mil caracteres más en el primer ciclo de secundaria y otros dos mil en el bachillerato. Es decir, se supone que un estudiante universitario debe conocer unos 5 a 6 mil caracteres.

Pedazo de seda inscrito con caracteres del período Hsia,
a pesar que se asemejan a los caracteres chinos,
sin embargo, varían enormemente en los trazos
y significados. Empero, podría ser el origen de
la escritura china actual.

En el pasado, un escriba tenía que conocer unos 9.000 caracteres. Hoy, un intelectual debe dominar de 10 a 12 mil caracteres sencillos y combinados. No es tarea fácil para un extranjero adulto, llegar a dominar a fondo la escritura china.
Al igual que en otras sociedades humanas, el deseo de preservar los conocimientos y experiencias adquiridos en un determinado período histórico condujo a la transcripción de textos en forma manuscrita. Aparte de ser un esfuerzo agotador y tedioso, siempre había la posibilidad de que el escriba cometiese errores al transcribir una frase u oración. Destaca particularmente la transcripción de números y cifras, que suelen ser proclives a ser alterados en la retentiva temporal de la memoria del escriba.
Los primeros escritos chinos fueron grabados muy rudimentariamente en huesos de oráculos. Luego, las anotaciones fueron escritas en cacharros de barro o vasijas de bronce. Posteriormente, se recurrió al uso de varillas de bambú o madera, que eran más fáciles de guardar. Finalmente, se optó por el uso de la seda y el papel.
Durante la época imperial en China, existía una gama de castigos en el código de los escribas, donde se advertía contra la copia inadecuada de un signo o cifra. Dependiendo de la gravedad del error, el castigo iba desde la degradación en el cargo a la pena máxima. Se tiene registro de cinco escribas/grabadores de madera que alteraron el texto de algunas recetas en un libro de medicina durante la dinastía Sung (960 — 1279), quienes fueron amarrados con cascos de metal en estacas en la cima de una montaña famosa por los rayos que caían con frecuencia en ella. En una noche de lluvia, fueron dejados a la intemperie y al día siguiente, fueron encontrados carbonizados por los rayos que cayeron sobre ellos.

Hasta el siglo II antes de la Era Cristiana,
los registros de la Corte se hacían en varillas de bambú.


Para evitar la tediosa tarea de transcribir el contenido de textos extensos, surgió la idea de grabar en madera o metal el texto e ilustraciones de las obras a reproducirse. De esta manera, nace el grabado en papel. Ya en el siglo IV, se conocen de volúmenes de papel frotado sobre planchas de metal o madera con textos y dibujos grabados a la inversa.
Para el siglo VII, la xilografía o impresión mediante el uso de planchas de madera grabada era de uso común. Se usaban maderas de grano fino y textura firme como la del peral.
Empero, el esfuerzo para producir las planchas de madera no era nada fácil, requiriéndose mucha paciencia y tiempo. Por ejemplo, tomó un total de 67 años para terminar de grabar todas las planchas necesarias para realizar la primera impresión oficial del Shihchishih (十七史) o Diecisiete Historias durante la dinastía Sung. La obra narra la historia desde los inicios hasta la dinastía Tang (618 – 907).
Por esa razón, fue necesario inventar alguna forma más conveniente de imprimir estos textos importantes. Le corresponde a Pi Sheng (畢升, Bi Sheng, 990 – 1051) el invento de la imprenta de tipos móviles, que ocurre en el siglo XI. Cuatro siglos y medio antes que Johannes Gutenberg “inventara” su imprenta de tipo móvil, ya se imprimían textos con esta modalidad en China.


El Shihchih (史記) o Compendio de Historia,
fue uno de los primeros libros impresos en China.

Los tipos eran colocados en una bandeja de cobre, sobre una capa de cola. Cuando se había terminado de armar el texto, se calentaba la bandeja y al derretirse la cola, se presionaban los tipos con una plancha de madera plana para lograr que todos quedasen a un mismo nivel.
La impresión se realizaba aplicando una capa de tinta con una brocha de cerdas finas. Luego, se colocaba el papel sobre el texto armado y se pasaba una especie de esponjilla de tela frotándolo para que quedase impreso el texto. Al terminar la impresión de una hoja de papel, se volvía a repetir el proceso.
Los tipos de Pi Sheng tenían un defecto, ya que estaban hechos de arcilla y posteriormente de cerámica. Con el uso, éstos se desgastaban muy fácilmente. Casi un siglo después, fueron reemplazados por tipos tallados en madera, más duraderos que los anteriores. En 1490, el académico e impresor Hua Sui (華燧, 1439 – 1513) desarrolló la primera imprenta de tipos métalicos. Los tipos que producía su taller eran de bronce. Entre 1490 y 1516, la imprenta de la familia Hua produjo un par de docenas de títulos en libros impresos.
Indudablemente, la imprenta de tipos móviles ha contribuido enormemente en la difusión del conocimiento humano, a pesar de sus humildes orígenes en China.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Renacimiento cultural durante la Dinastía Sung del Sur

En términos históricos, el dinastía Sung, una de las siete grandes dinastías de China, se divide en dos períodos distintos: Sung del Norte y Sung del Sur. Durante la dinastía Sung del Norte (960–1127), la capital se encontraba en la norteña ciudad de Pienking (Bianjing 汴京, conocida hoy como Kaifeng, 開封), controlándose en aquel tiempo la mayor parte del territorio del interior de China. La dinastía Sung del Sur (1127–1279), se refiere al período que siguió después que la casa imperial de los Sung perdiera el control del norte de China y se retirase al sur del río Yangtzé, estableciendo su capital en Lin-an (臨安, hoy conocida como Hangchow, 杭州), ubicada en la provincia de Chekiang (Zhejiang).
El período Sung se caracterizó por el ser el primer gobierno en la historia universal en usar el papel moneda como medio de cambio y divisa de curso legal. También fue la primera administración china en establecer una armada permanente. Esta dinastía también vio el primer uso conocido de la pólvora y el discernimiento del Norte usando la brújula.
A pesar que la dinastía Sung del Sur había perdido el control sobre el sitio tradicional del nacimiento de la civilización china a lo largo del cauce del río Amarillo, su economía no estaba en ruinas, y el reino albergaba al 60% de la población china de ese entonces, así como la mayoría de las tierras agrícolas más productivas. Para defender sus costas y ríos, se reforzó considerablemente su fuerza naval, constituyéndose en una verdadera armada para los estándares de esos tiempos.
La debilidad militar de la dinastía Sung del Norte condujo finalmente al triste desenlace de la caída del imperio. En 1127, las hordas jurchen saquearon Pienking (actual Kaifeng) y tomaron como rehenes al emperador retirado Hueitsung (Huizong, 徽宗, 1082–1135), a su hijo, el emperador Tsintsung (Qinzong, 欽宗, 1100–1161), y casi la totalidad de la familia real.


Retrato del emperador Kaotsung sentado. Anónimo, dinastía Sung (960-1279). Rollo colgante, tinta y colores sobre seda. 185,7 x 103,5 cm. (Fotos cortesía del National Palace Museum, Taipei, Taiwan, China)
El emperador Kaotsung aparece con un gorro de gaza negra y largos listones horizontales, vestido con una bata de color carmesí. Tiene un semblante gentil y refinado, con un aire de académico consumado cuyos ojos brillan de vitalidad. En algún momento posterior, la obra fue severamente dañada. La misma fue reparada durante la dinastía Ching (Qing), varios siglos después. El trasfondo dañado fue removido y reemplazado con seda, con baños de tinta para reparar las partes afectadas de la obra. Se nota algunas diferencias en la coloración, pero afortunadamente, los colores originales pueden verse en la parte que sobrevivió los daños.

El noveno hijo de Hueitsung, Chao Kou (Zhao Gou, 趙構,1107–1187), huyó hacia el sur y reestableció la corte Sung en Lin-an, donde fue proclamado emperador el 12 de junio de 1127. La dinastía Sung del Sur continuó subsistiendo por más de un siglo y medio, hasta que su capital fue finalmente conquistada por los mongoles, quienes habían fundado la dinastía Yuan (1271–1368). Chao Kou adoptó el título imperial de emperador Kaotsung (Gaozong, 高宗) y su reinado es denominado como el período o era Shaohsing (Xaoxing, 紹興).
Al inicio de su reinado, Kaotsung usó a excelentes generales, tales como Li Kang (Li Gang, 李綱, 1083–1140), Yueh Fei (Yue Fei, 岳飛, 1103–1142) y Han Shih-chung (Han Shizhong, 韓世忠, 1089–1151), quienes lograron repeler exitosamente los contantes ataques de los jurchen.


Retrato de la emperatriz Yang sentada. Anónimo, dinastía Sung (960-1279). Rollo colgante, tinta y colores sobre seda. 189,5 x 110,2 cm.
Sus verdaderos orígenes son desconocidos, ya que la emperatriz Yang (1162-1233) entró en la corte como una joven acompañando a su madre adoptiva. Bajo el cuidado y la tutela de la madre del Emperador, la gran emperatriz Wu, ella fue presentada a Ningtsung, quien se casó con ella. Entre los funcionarios de la Corte había uno llamado Yang Hsi-shan, que la tomó como hermana. Esa es la razón del por qué ella se llamaba a sí “Yang Mei-tzu” (Hermanita Yang). A pesar de sus orígenes humildes, ella se esmeró en los estudios y llegó a ser muy diestra en pintura y poesía. Su estilo caligráfico es muy similar al del emperador Ningtsung, a quien servía con frecuencia como escribana. En la pintura, ella porta una corona floral con coletas en forma de dragón. Su traje es de tela multicolor con largas mangas, el diseño de la tela tiene parejas de faisanes bordados, denotando gran elegancia y exquisito diseño.

Pero, tras varios años de lucha y significativos triunfos militares, el emperador Kaotsung decidió adoptar una postura pacifista frente a la amenaza de los jurchen. La principal razón de este cambio de actitud se debe al canciller Chin Hui (Qin Hui, 秦檜, 1090–1155), un oscuro personaje que no deseaba que el ejército Sung derrotara a los jurchen, por temor que el emperador Tsintsung retornase al trono. Chin Hui, que había sido capturado por los jurchen junto con los dos últimos emperadores de la fenecida dinastía Sung del Norte, retornó a la dinastía Sung del Sur varios años después, reclamando una milagrosa fuga de manos de sus captores. Posteriormente, fue integrado a la corte por el emperador Kaotsung.
Ante las insinuaciones de Chin, y con el temor de perder el trono con el posible retorno de su hermano, Kaotsung accede a conjurar una trama en contra de Yueh Fei, el aguerrido general que era el terror de los jurchen, por haber sido invicto en todas sus batallas. Al mismo tiempo, el general Han Shih-chung también fue dado de baja.


Orden Imperial presentada a Yueh Fei. Emperador Kaotsung (1107-1187), dinastía Sung. Rollo de mano, tinta sobre papel, 36,7 x 61,5 cm.
En otoño de 1137, el general Yueh Fei dirigió sus tropas en una gira de inspección de las fortificaciones fronterizas en contra de los jurchen. El emperador Kaotsung escribió esta misiva imperial en respuesta al informe presentado por Yueh acerca de su inspección. En la misma, se elogia y exhorta a Yueh para que mantenga su lealtad hacia la patria. Kaotsung estudió caligrafía con su padre, el emperador Hueitsung de la anterior dinastía Sung del Norte. Kaotsung remonta los orígenes de su estilo a Wang Hsi-chih (Wang Xizhi,王羲之,303–361), considerado como el “calígrafo sabio”. Copiando los trazos de pinceles de antiguos maestros de pasadas dinastías, el Emperador alcanzó tal dominio en esta forma artística que su escritura tuvo un enorme impacto en la práctica de la caligrafía en la dinastía Sung del Sur. La carta está compuesta en escritura regular, pero tiene elementos de la escritura de corrido. Los trazos y puntos son refinados, impartiendo mucha elegancia a los caracteres. En este decreto imperial sobre un tema militar, los espacios al inicio y fin del mismo son consistente, mostrando los excelentes logros de Kaotsung en la caligrafía.

Yueh Fei fue víctima de una acusación ambigua, donde no le pudo comproba su culpa. Pero, Chin ordenó su arresto y posteriormente fue ejecutado en la cárcel. Seguidamente, a instancias de Chin Hui, el emperador Kaotsung firmó el denigrante Tratado de Shaohsing, donde prácticamente el imperio Sung declara ser un Estado vasallo de la dinastía Chin (Jin), como se denominaba oficialmente el reino de los jurchen. En el infame documento, Kaotsung cede gran cantidad de territorios y promete pagar tributos ante la corte de los jurchen.
El período Sung del Sur no fue una era de poder ni de estabilidad, ya que la dinastía sólo podía controlar la parte sur del río Yangtsé. Al inicio del período, en vez de asignar personas capacitadas para los diversos cargos del Estado, el emperador Kaotsung se opuso a las política del excelente primer ministro Li Kang, y revirtió la estrategia militar de una de resistencia activa a una de defensa pasiva. Posteriormente, los funcionarios con talento fueron reemplazados por personas menos competentes, que mantuvieron a la dinastía en situaciones no muy favorables en términos militares.


Ilustración del Clásico de Piedad Filial
Anónimo, dinastía Sung (960-1279)
Página de album, tinta y colores sobre seda, 28,4 x 35,9 cm
(Caligrafía atribuida originalmente a Kaotsung (1107-1187) y pintura supuestamente de Ma Ho-chih (1131-1189)
Este album era probablemente un gran rollo con un texto alternado con imágenes. Posteriormente, debido a daños ocasionados por el tiempo, fue recortado y montado en un formato de hojas de album con volúmenes separados para el texto y las pinturas. Las ilustraciones procuran representar el significado del deber filial y la lealtad hacia el gobernante entre las personas de los diferentes niveles de la sociedad. De allí, existen trasfondos diferentes. En términos generales, las imágenes corresponden al texto de la obra, resaltando los puntos de vista de un “gobernante virtuoso”.
Aunque el estilo de la caligrafía es similar al del emperador Kaotsung, es probable que sea la obra de un escribano de la Academia Imperial de Caligrafía. Sin embargo, el estilo de las pinturas es completamente variado, con mucha similitud a los estilos de Li Tang y Hsiao Chao. Empero, las inscripciones en la parte final son todas auténticas del período Sung.


Pero, a pesar de su precaria situación militar, el período Sung del Sur disfrutó de una época de relativa creatividad y prosperidad. El arte se desarrolló en medio de una cultura urbana caracterizada por un activo comercio exterior y el surgimiento de una clase mercantilista que procuraba también disfrutar de las diversiones y entretenimientos que previamente estaban reservadas para los nobles. Los nuevos ricos disfrutaban particularmente de la pintura que mostrase en un estilo realista los aspectos felices de la vida diaria.
Frente a la nueva situación política, entorno geográfico y atmósfera cultural, los gobernantes Sung del Sur promovieron las artes como un vehículo del Sendero o Vía prescrito en las enseñanzas confucianistas, poniendo particular atención a los papeles que desempeñaban los ritos y la música. Siguiendo la tradicional apreciación del arte de la caligrafía de la familia imperial Sung, los emperadores Kaotsung, Hsiaotsung (Xiaozong, 孝宗, 1127–1194) y Ningtsung (Ningzong, 寧宗, 1168–1224) hicieron hincapié en el uso de la pintura y caligrafía como medio didáctico de las artes.
Con frecuencia, los textos escritos narraban historias de ellos transcribiendo personalmente los Textos Clásicos, siendo presentados a las instituciones académicas de ese entonces. Los miembros de la familia imperial también escribían versos sobre pinturas, para ser entregadas a funcionarios de alto rango. A la vez, solían escribir eulogias en pinturas donde se elogiaban a antiguos gobernantes y sabios, promoviendo así la ética tradicional en la cultura.
Al reafirmar en la moral confucianista, la familia imperial Sung del Sur reestableció un orden ideal para los campos político y social. No sólo sobresalieron los emperadores en estas actividades de promoción cultural, sino también algunas de sus consortes, como los casos de la emperatriz Wu, esposa del emperador Kaotsung; y la emperatriz Yang, cónyuge del emperador Ningtsung.
Para la época Sung del Sur, la imprenta de tipos móviles, que fue inventada durante fines de la dinastía Tang, se encontraba en pleno auge, logrando que los libros fuesen menos costosos y de más fácil acceso. El creciente acceso a la educación y el florecimiento de las artes y letras condujeron a una intensa actividad intelectual. En este período, también se presenció un resurgimiento del confucianismo, ahora renovado y fortalecido con el budismo para integrar una nueva cosmovisión conocida como el neoconfucianismo.
La dinastía Sung del Sur constituye un período crucial en el desarrollo cultural de China. La corte no sólo se presentaba como heredera de la línea ortodoxa del poder mediante un reforzamiento de las reglas tradicionales de los ritos y la música, sino que también infundió vida en las tendencias literarias del área sureña de Jiangnan, a la vez que otorgaba gran importancia a la educación confucianista, y la convergencia de las tradiciones budistas y taoístas.
Entre sus más sobresalientes exponentes del pensamiento tenemos a Chu Hsi (Zhu Xi, 朱熹, 1130–1200) que representa la escuela ortodoxa del confucianismo dedicada al estudio de los Textos Canónicos Clásicos.
Aparte de la pujante actividad intelectual, la corte también llevó a cabo diversos programas de desarrollo económico, donde se expandió la agricultura, floreció el comercio y surgieron muchos centros artesanales. La prosperidad económica trajo consigo importantes cambios en el arte y la cultura.
Con el papel moneda en amplia circulación junto con monedas y lingotes de oro y plata, el comercio tuvo un auge sin precedentes durante la dinastía Sung del Sur. Las monedas de cobre del imperio rebasaron las fronteras y se convirtieron en el medio de cambio en muchas de las naciones vecinas.
En los puestos de comercio a lo largo de su frontera, llegaban piezas de joyería y porcelanas del Estado de Chin, al mismo tiempo que grandes cantidades de seda, té y especias eran llevadas al norte. Las rutas marítimas se expandieron a muchos otros países asiáticos, llevando mercaderías chinas a otros lares y permitiendo que mercaderes extranjeros llegasen a las costas chinas, enriqueciendo los contactos culturales.

Tsun con esmalte celadón, cerámica Kuan
Dinastía Sung del Sur
Este recipiente, denominado en chino tsun (zun), tiene una boca extendida, un centro redondo comprimido y una base sólida. Está cubierto con una gruesa y bien distribuida capa de esmalte celadón, impartiendo una sensación de brillo y calidez. Su pared externa muestra cuatro hendiduras verticales, donde la capa ligeramente más delgada de esmalte permite ver el color marrón original de la arcilla. Debido a la diferencia en el tiempo de expansión del calor y contracción por el frío entre el esmalte y la arcilla, se ha producido un craquelado irregular de la pieza. Este es una característica particular de cierto género de porcelanas hechas por los hornos imperiales. La pieza es elegante y solemne.
Después del Incidente de Chingkang, a fines del período Sung del Norte, el ejército Jurchen conquistó el norte de China y un hijo del último emperador de dicho período huyó precipitadamente hacia el sur, trasladando con él el centro político del imperio. En consecuencia, era sumamente necesario que el nuevo emperador llevara a cabo rituales religiosos para legalizar el mandato imperial. Pero, en esos tiempos de guerra, era dífícil obtener objetos rituales hechos de bronce o jade para las ceremonias religiosas.
Para llenar este vacío, la corte ordenó que se produciesen y usasen temporalmente cacharros hechos de madera, cerámica y porcelana. Los primeros hornos imperiales estuvieron ubicados en Huichi (Huiji), Soochow (Suzhou) y Hangchow (Hangzhou), siendo esta última la principal localidad. Bajo la supervisión de la corte, toda la porcelana de los hornos imperiales al inicio del período Sung del Sur tenía formas estandarizadas. Todas las piezas de cerámica y porcelana estaban destinadas a reemplazar los recipientes rituales de bronce, de modo que muchas de las piezas iniciales se hicieron con el fin de imitar a los antiguos cacharros de bronce. Este particular recipiente de celadón imita la forma de un antiguo cacharro
tsun de bronce.

Cerca de su costa sudoriental, Taiwan y otras islas aledañas también presenciaron el ir y venir de los mercaderes Sung del Sur, cuyas huellas aún se pueden ver en el día de hoy como una reminiscencia de un pasado esplendoroso. Artística y literariamente, el vecino Estado de Chin fue poco a poco asimilando las tradiciones chinas provenientes de su vecino al sur.
Para legitimizar su mandato y la continuidad del reinado, los emperadores Sung del Sur realizaban solemnes ceremonias rituales donde se hacían ofrendas al Cielo, a la Tierra y a los antepasados. Como la anterior dinastía del Norte terminó abruptamente en medio de un gran caos, la mayor parte de los objetos rituales originales de bronce y jade se perdieron o fueron tomados como botín de guerra de los invasores jurchen. En consecuencia, la corte tuvo que reemplazar tales objetos con copias hechas de cerámica, madera o bambú.
En los hornos imperiales se confeccionaron cacharros de cerámica Celadón en la forma de los antiguos objetos de bronce. Dentro de este género, también sobresalieron las piezas en cerámica Ru. Por órdenes del emperador Hueitsung (Huizong), de la anterior dinastía Sung del Norte, se preparó el Catálogo Hsuanhe de Antigüedades, que posteriormente se convirtió en una obra de referencia para la restauración del sistema de los objetos rituales en el subsecuente período. Ya en tiempos de mayor tranquilidad y prosperidad, volvieron a hacerse artefactos para los ritos hechos de bronce y jade, mostrando el interés por revivir el pasado y hacer hincapié en las ceremonias ancestrales.
Las expresiones culturales en esta época se orientaban hacia la elegancia y el refinamiento, donde los pintores de la corte reproducían vívidas escenas de los banquetes en el Palacio Imperial, las actividades durante las cuatro estaciones del año, las celebraciones festivas, así como la vida diaria dentro y en los alrededores de la actual ciudad de Hangchow.
Indistintamente si estas obras eran registros de hechos reales o productos de la imaginación de sus autores, todas reflejan la prosperidad y suntuosidad que disfrutaban los miembros de las clases sociales más altas y la familia imperial en Sung del Sur.
La elegancia de la vida de los académicos, los jardines privados de los ricos, la ceremonia del té, la declamación de poesías, así como la apreciación de pinturas, caligrafías y curiosidades artísticas han quedado plasmados en las obras de arte de esa época, convirtiéndose en temas especializados de la pintura china.
La temática de figuras humanas en la pintura china adquiere popularidad durante los períodos de las Cinco Dinastías y la Dinastía Sung del Norte, con obras de artistas de esa época que sobreviven hasta el día de hoy. Indistintamente sean retratos de miembros de la nobleza o ciudadanos comunes, ellos revelan y describen las tradiciones de la vida popular, complementados con abundantes versos.
Durante la dinastía Sung del Sur, este género se refina y aparece una rica variedad de obras que muestran una perfección en las destrezas artísticas para expresar los sentimientos y vicisitudes de la vida diaria en el pueblo.
Después de los años de gran turbulencia política de los períodos históricos que la antecedieron, la dinastía Sung del Sur fue una época culturalmente rica en la historia china, donde se fusionaron las culturas norteñas y sureñas, junto con la asmilación de ideas de múltiples fuentes.
Los literatos de ese período pusieron gran atención a la herencia cultural de las dinastías anteriores y eran particularmente diligentes en la preparación de tratados sobre todos los temas, incluyendo los asuntos diarios, temas religiosos, aplicaciones de diferentes instrumentos y técnicas, así como contenidos enciclopédicos.
A pesar de su gran prosperidad económica y animado escenario cultural, el período Sung del Sur padecía de una debilidad en el campo militar. Durante esa época, los militares estaban organizados de tal manera que se pudiese asegurar que el ejército no constituyese una amenaza a la Corte Imperial, con frecuencia a costo de la efectividad en el campo de batallas. El ejército imperial estaba dividido bajo el mando de varios mariscales, que respondían en forma directa e independiente al Emperador. Como el monarca rara vez dirigía las campañas militares en persona, las tropas carecían de un mando unificado. Por otro lado, la Corte con frecuencia veía con malos ojos a los generales que triufaban en muchas batallas, ya que creía que podría poner en peligro la autoridad imperial. En sus momentos críticos, muchos de ellos eran removidos de sus cargos, o en el peor de los casos, ejecutados. Un ejemplo notorio de ello es el caso del General Yueh Fei.
Los funcionarios de la Corte, de gran formación académica, consideraban a los militares como miembros de la clase más baja en la jerarquía social. Por ende, un militar sólo podía adquirir prestigio y posición social tras volverse en un oficial de alto rango en mérito a una serie de victoriosas batallas.
Tras la aparición de los mongoles como potencia expansionista, éstos tuvieron constantes conflictos con otros dos reinos: el Hsia (Xia) Occidental y Chin (jurchen). Esta situación hubiera sido una excelente oportunidad para que Sung del Sur consolidara su hegemonía y expandiera sus territorios. Pero, debido a la estrategia de defensa pasiva que había adoptado la dinastía no le permitió adoptar una postura más agresiva en el volátil entorno de ese entonces.
Muy pronto, los mongoles ocuparían todo el territorio de Hsia Occidental y atacarían a los jurchen. Tras perder la mayor parte de sus territorios norteños, los jurchen arremeten contra las posiciones de Sung del Sur. Por su insistencia en la defensa pasiva, las tropas Sung del Sur no tenían suficientes recursos para mantener a raya a los jurchen de la dinastía Chin. Ya cuando los últimos estaban al borde de la derrota final, la dinastía Sung del Sur decidió unirse a los mongoles para acabar con el enemigo común. La acción fue muy poco sabia, ya que sus nuevos aliados serían mucho más peligrosos que los jurchen.
Tras conquistar los últimos reductos jurchen, los mongoles pusieron sus ojos sobre el imperio Sung del Sur. En 1276, el ejército mongol captura Lin-an (actual Hangchow), poniendo fin a la dinastía Sung del Sur. Algunos ministros Sung huyeron hacia las sureñas provincias de Kwangtung y Fukien, reestableciendo una corte Sung en miniatura que tuvo muy corta duración, desapareciendo unos tres años después.

domingo, 13 de junio de 2010

La Edad de Bronce en China


Tsun de oblación con incrustaciones de turquesa y filamentos de oro. Período Chou Oriental a Estados Combatientes (475﹣221 a.C.) 28,5 x 39.7 cm. Excelente ejemplo de incrustaciones de metales preciosos en cobre. (Fotos cortesía del National Palace Museum, Taipei, Taiwan, China)

En un intento por clasificar la etapa prehistórica de la humanidad, los arqueólogos e historiadores occidentales han concebido un sistema basado en tres períodos de tiempo consecutivos divididos específicamente en la tecnología predominante usada para la manufactura de instrumentos, a saber: Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad del Hierro.

Sin embargo, este sistema de tres períodos resulta díficil de aplicar en las regiones fuera de Europa, para la cual fue diseñado. En otras regiones del mundo, no existe una diferencia tan clara de las eras prehistóricas basada en la tecnología usada en las herramientas y objetos comunes. Por lo tanto, los expertos consideran en el día de hoy que usar el sistema de las tres edades para designar el avance de las sociedades humanas constituye un enfoque poco científico.

Generalmente, se considera que la Edad de Bronce en China se inició durante la etapa posterior de la dinastía Hsia (Xia, 2205-1766 a.C.), y se extendió por unos 1.500 años a través de varias dinastías, abarcando la Shang (1766-1122 a.C.), Chou Occidental (Zhou Occidental, 1122-770 a.C.) y Chou Oriental (Zhou Oriental, 770-221 a.C.). Incluso después de la subsecuente aparición del hierro en las dinastías Chin (Qin, 221-206 a.C.) y Han (206 a.C.-221 d.C.), se siguió utilizando el bronce por mucho tiempo en China.

Los historiadores no han llegado a un acuerdo acerca de las fechas que limitan una “Edad de Bronce” en China. La dificultad radica en que la aplicación de dicho término denota un período donde los utensilios de bronce reemplazaron a los de piedra, siendo posteriormente reemplazados por las herramientas de hierro. Esta división es relativamente clara en la historia de Europa y el Medio Oriente; pero en China, se complica por dos situaciones, el descubrimiento de la tecnología del hierro y la continua presencia de herramientas, armas y objetos rituales de bronce en épocas muy posteriores.

Los cacharros de bronce más antiguos han sido encontrados en las excavaciones de sitios relacionados con la cultura Machiayao (Majiayao, 馬家窯文化), un grupo de comunidades neolíticas que se encontraban en el cauce alto del Río Amarillo, en las provincias de Kansu (Gansu) y Chinghai (Qinghai), que los arqueólogos datan entre 3100 y 2700 a.C. A partir de ese entonces, se supone que los antepasados del pueblo chino entraron gradualmente en la Edad de Bronce.

Durante esas eras remotas, solamente la clase gobernante podía comisionar la manufactura y usar los preciosos objetos de bronce. En esa época, se consideraban el culto y la guerra como los asuntos más importantes de un Estado. El bronce era fundido principalmente para hacer objetos rituales, aparte de armas, con el fin de ofrecer sacrificios a los antepasados pidiendo por sus bendiciones para tener un linaje perpetuo.






Recipiente Sung. Chou occidental tardío (899-771 a.C.), 63 x 44,4 cm. Base: 24,3 x 31,7 cm. Posiblemente se usó para guardar vino.


En consecuencia, del arreglo y la cantidad de objetos de bronce utilizados en una determinada ceremonia ritual, uno podía conocer el estatus social y la posición del noble que presentaba la ofrenda. Por ende, los objetos de bronce eran los artefactos rituales más importantes en la sociedad aristocrática durante los períodos Shang y Chou.

La metalurgía del bronce en China se originó en lo que es denominado como el período Erhlitou (Erlitou 二里頭文化, 2000-1500 a.C.), que algunos historiadores colocan dentro de la dinastía Shang, mientras que otros consideran que pertenece a la anterior Hsia.

En este sentido, la Galería Nacional de Arte de Estados Unidos define la Edad de Bronce en China como el “período entre 2000 a.C. y 771 d.C.”, un período que se inicia con la cultura Erhlitou y termina abruptamente con la desintegración de la dinastía Chou Occidental.

En muchos aspectos, esas dos tempranas dinastías fueron cruciales en la formación de la cultura china. Políticamente hablando, con una creciente preocupación humanista, el mandato teocrático original se fue transformando gradualmente en uno regentado por los rituales y convenciones sociales.

Materialmente, las avanzadas técnicas para derretir y moldear el bronce dieron inicio a una nueva era de contenedores rituales y armamento. El avance en las habilidades artesanales y la tecnología propiciaron la aparición de una amplia gama de industrias.

Tsun en la forma de un animal con cabeza de ave. Período de los Estados Combatientes (481-221 a.C.), 20 cm x 4,5 cm de diámetro.


El bronce fue la primera aleación de importancia obtenida por el ser humano, lograda mediante la mezcla de cobre y estaño, así como otros minerales, en proporciones diferentes dependiendo de la región.

Como su aparición en China está significativamente más tardía que el descubrimiento del bronce en Mesopotamia, algunos autores consideran que la tecnología del bronce fue importada a China. Sin embargo, existen suficientes razones para afirmar que el descubrimiento del cobre en China ocurrió espontáneamente, desligado de toda influencia externa.

Espiritualmente hablando, los dos principales asuntos de Estado, el culto y la guerra, se expresaban a través de las diferentes formas y patrones de los objetos rituales de bronce, que eran el medio poderoso para entrar en comunión con las deidades y los antepasados.

Por otro lado, las incripciones en los objetos de bronce registraban las ocasiones rituales en que fueron hechos tales cacharros: ritos festivos, campañas militares o ceremonias para conferir condecoraciones o dar reconocimientos.

Incluso las armas hechas de bronce llevaban en muchas ocasiones marcas y signos que denotan una relación sacra. Los chinos solían inscribir formas antropomorfas y zoomorfas, así como símbolos abstractos en los objetos de bronce. Algunas piezas mayores incluso tienen inscripciones que han ayudado a los arqueólogos e historiadores a decifrar mejor la historia china, especialmente en períodos tan oscuros como la dinastía Chou.

Los bronces del período Chou contienen narraciones históricas que no se encuentran en ninguno de los textos antiguos que han perdurado hasta nuestros días. La relativa durabilidad del bronce ha permitido preservar los registros históricos de mejor forma que los manuscritos.

Muchos especialistas denominan la variedad de signos que encontramos en los antiguos cacharros de bronce como la “escritura del bronce”, aunque estrictamente hablando, no ha existido un tipo tal de escritura. Se considera que esta forma de inscripción es un sistema intermedio entre los grabados de los huesos de oráculo y la escritura china formal.

En China, la cultura en torno al bronce, exaltada en los ritos y la música representados en los calderos y campanas; en el culto y la guerra cuando se rendía honor a los antepasados; y el nuevo Mandato heredado y elaborado repertorio textual durante el período Chou, siguió jugando un papel importante aún después de la unificación definitiva del Estado chino bajo las dinastías Chin y Han.

Si bien los objetos de bronce cedieron gradualmente su papel central en el sistema ritual, los mismos se transformaron en un prototipo cultural del pueblo chino, profundamente enraizados en la esencia de su cultura y pensamiento. Los cacharros de bronce que han perdurado hasta nuestros días muestran dicha esencia: extensa y elaborada; pero a la vez, profunda, pero moderada en sus líneas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Auge y caída de los kitanes

Un grupo de kitanes preparándose para salir de caza. Pintura de la dinastía Sung.

En los albores de la historia, las tribus nómadas que vivían en las vastas estepas del norte de Asia tuvieron permanente rivalidad con la cultura agraria de la planicie central de China. Cuando surgió el Imperio Chino, se apostaron tropas para mantener estas huestes al otro lado de la Cordillera Yin, una formidable barrera natural que separa estas dos regiones geográficas.
Algunos de estos pueblos nómadas tuvieron mejor suerte que otros. Algunos de ellos incluso llegaron a formar un imperio que amenazó la existencia misma del Imperio Chino.
En el año 907, el jefe de una tribu nómada, Yelu Abaoji (耶律阿保機, 872-926), unificó a todos los kitanes bajo su mando y fundó una capital en Linhuang (臨潢府), en la actual provincia de la Mongolia Interior, China continental. Con la ayuda de asesores chinos, creó un gobierno centralizado y promulgó leyes y decretos para pasar por alto el poder de la nobleza kitán, que hasta ese entonces era la encargada de escoger al líder de su federación.
Declarándose emperador en el año 916, Yelu Abaoji fundó el Estado Kitán, que posteriormiente fue formalmente denominado como dinastía Liao por su nieto. Durante su corto reinado, Abaoji condujo campañas militares y expandió su territorio, conquistando a los uigures y otros pueblos históricamente ya olvidados. Su hermano, Yelu Diela (耶律迭剌), creó la escritura kitán, basado en los caracteres chinos.
Estos son algunos aspectos sobresalientes de un pueblo nómada que llegó a tener un período de gloria y grandeza, dejando un extraordinario legado cultural para la posteridad. Se trata de los kitanes.

Mapa que muestra la correlación de la dinastía Liao (Kitán) con otros pueblos importantes en su perisferia.

Los kitanes se originaron en los confines de la cabecera del río Laoha, en la parte oriental de la Mongolia Interior. Este antiguo grupo étnico se asentó en el cauce superior del río Liao, exactamente en las inmediaciones de los ríos Laoha y Shira Muren, en la región de Manchuria. El pueblo kitán estaba dividido en ocho tribus que vivían en las estepas desde la actual provincia de Liaoning hasta la Mongolia Interior.
Los etnólogos consideran que provienen de los hsienpei (鮮卑, xianbei), una de las cinco etnias que componían originalmente los tunghu (東胡, donghu) o “bárbaros del este”, pueblos nómadas de origen proto-mongólico. El término hu (胡) era utilizado en el lenguaje chino antiguo para denominar a los pueblos que vivían fuera de China, y su origen etimológico proviene por homofonía del caracter hu (鬍), que significa “barba”, haciendo alusión a la apariencia generalmente barbuda de esos pueblos, a diferencia de los chinos han, que solían andar afeitados.

Redoma en forma de cresta de gallo, un objeto muy peculiar que se halla con frecuencia en las excavaciones de tumbas de nobles kitanes. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Los primeros registros de los kitanes en las fuentes históricas chinas se remontan a los inicios de la dinastía Wei del Norte (386 – 534), en la segunda mitad del siglo IV. En esa época, se trataba de un pueblo nómada que tenía relaciones con el reino chino, intercambiando cahallos y pieles por bienes chinos. Sin embargo, los kitanes fundaron un muy poderoso imperio cinco siglos después. Denominado como dinastía Liao (907 – 1125), tuvo una duración de más de dos siglos.
Durante la dinastía Tang (618 – 907), un líder de los kitanes, Kuko (窟哥, Kuge), al mando de las tribus que le eran fieles, declararon pleitesía ante el Emperador chino. En el año 22 del Reinado Chenkuan [貞觀, Zhenguan (648 d. C.)], la dinastía Tang instituyó la Gobernación General de Sungmo (松漠都督府, Songmo); nombrando a Kuko como gobernador general y otorgándole el apellido imperial Li, pasando a llamarse Li Kuko (李窟哥,Li Kuge) desde entonces.
Bajo el mando de Li Kuko, la dinastía Tang pudo consolidar su frontera en el noreste de China, siendo sobresaliente la derrota de los gorios (antepasados de los coreanos), quienes aliados con los hsi (奚, xi), intentaron conquistar a los kitanes. Sin embargo, a la muerte de Li Kuko, sus descendientes no siguieron manteniendo una relación muy amistosa durante toda la dinastía Tang.

Cofrecillo de oro con incrustaciones de piedras preciosas y espejo de bronce (siglo X). 25 x 11,7 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Varias décadas después de la muerte de Li Kuko, un descendiente suyo, Li Chin-chung (李盡忠, Li Jinzhong), junto con su primo, Sun Wan-jung (孫萬榮, Sun Wanrong), se rebelaron en contra de la emperatriz Wu Tse-tien (武則天, Wu Zetian, 625 – 705). La Emperatriz envió tropas para sofocar la rebelión, pero fueron derrotadas por los kitanes, quienes a su vez aprovecharon para invadir territorios propios del reino chino. Posteriormente, las tropas turquestanas dirigidas por Ashina Mochuo, atacaron la base de los kitanes, matando a Su Wan-jung y eliminando la amenaza de los nómadas hacia la dinastía Tang.
Un nieto de Li Kuko, Li Shih-huo (李失活, Li Shihuo) recibió las manos de la princesa Yunglo (永樂公主), convirtiéndose en la primera princesa de la dinastía Tang que se casa con un noble kitán y él, en el primer jefe de los kitanes que se casa con una princesa de la dinastía Tang. A su muerte en 718, Li Shih-huo recibió el título postúmo de Techin (特進) o funcionario del más alto rango, equivalente a los modernos Consejeros de Estado. Le sucedió su primo, Li Shuo-ku (李娑固, Li Suogu).
Poco antes de la Rebelión de An Lu-shan (755), los kitanes mostraron de nuevo hostilidad hacia la dinastía Tang. Aparte de estas instancias, las relaciones de los kitanes con el imperio chino fueron más o menos estables.

Dije de oro y plata (siglo X). 3,3 cm. Anverso de oro y reverso de plata, simbolizando el sol y la luna. Colección del Museo de Mongolia Interior.

La Colección del Museo de Mongolia Interior posee una rica colección de piezas de la dinastía Liao que han sido transmitidas a través de las generaciones, incluyendo objetos que han sido desenterrados en tiempos más recientes.
En la misma se encuentran raros artículos de oro, plata y piedras semipreciosas de varias tribus de la gran estepa. La mayor parte de los mismos provienen de importantes sitios funerarios de los kitanes; hallazgos arqueológicos que han sorprendido al mundo por su sobresaliente exquisitez y notable peculiaridad.
Durante sus campañas de conquista, los kitanes solían traer de vuelta a sus prisioneros, obligándolos a trabajar como esclavos en el campo o en diversos talleres artesanales. Así, pueblos conquistados del Asia Central, Noreste Asiático y algunas provincias chinas, tales como Shaanxi y Hopei (Hebei), terminaron como artesanos en talleres metalúrgicos, ceramistas y textileros. Con sus experiencias previas, trabajaron materiales tales como el ámbar, ágata, vidrio, jade, porcelana y goma laca.

Collar de ágata perteneciente a la Princesa de Chen(1018 d.C. o antes). Colección del Museo de Mongolia Interior.

Durante la época de gloria de la dinastía Liao, bienes provenientes de Asia Central y Occidental entraban en grandes cantidades a través de las estepas euroasiáticas, ya que el reino recibía tributos de unos sesenta estados vasallos. Incluso, desde China, llegaban emisarios portando tributos de regímenes sucesivos durante las dinastías Tang, Han y Sung. En aquellos tiempos, los kitanes disfrutaron de una muy rica vida material.
Por las vajillas que se conservan actualmente, se puede observar que los kitanes comían y bebían de manera muy similar a los chinos han; a la vez que artículos de escritorios como pinceles y piedras de entintar comprueban que también existía entre ellos una gran aficción a la creatividad artística y literaria. En los objetos de uso diario, se nota una visible influencia de la estética de la dinastía Tang.
Piezas de orfebrería delicadamente trabajadas, tales como collares, aretes y anillos, eran particularmente apreciados por los kitanes. Los finos acabados y líneas elegantes realzan la belleza de tales objetos, aportando una mirada más íntima al estilo de vida de ese ya desaparecido pueblo.
De hecho, los kitanes se comunicaban en un lenguaje propio, que está genéticamente relacionado con las lenguas protomongólicas. También tenían un sistema escrito, con una escritura en mayúscula y en minúscula. En términos funcionales, los dos estilos era independientes y se usaron en forma simultánea durante el Imperio Liao. En el día de hoy, se conservan excelentes ejemplos de esta escritura en epitafios y monumentos de la época. Desafortunadamente, la escritura de esta lengua muerta no ha sido completamente decifrada y muchos textos sobrevivientes de ese período no han podido ser descifrados en su totalidad.
La nobleza kitana vivía en opulencia y procupara que su miembros fuesen enterrados con muchas riquezas. El fallecido era suntuosamente vestido, coronado y adornado con joyas de oro, plata y piedras preciosas. Junto al ataúd se enterraban abundantes artículos de uso diario hechos de oro, plata, jade, piedras preciosas, vidrio y cerámica; como tributo acorde a la posición social del noble que yacía en la tumba.
A mediados de la dinastía Liao, los emperadores decretaron en varias ocasiones una estricta prohibición a los entierros con piezas de oro y plata. Sin embargo, las prácticas funerarias de los kitanes exigían entierros suntuosos, por lo que se comenzó el uso de cerámica tricolor al estilo Tang para cumplir con las normas imperiales y satisfacer los requisitos de la tradición.
Al igual que otros pueblos primitivos, los kitanes daban mucha importancia al inframundo. La creencia en la inmortalidad del alma impulsó a la nobleza kitana a construir cámaras mortuarias con la misma suntuosidad y fineza que los hogares que tuvieron en vida. Por esa razón, un miembro de la nobleza era enterrado con las pertenencias que había usado en vida, así como varios objetos funerarios que simbolizaban el rango y la situación social del occiso.
Muchas tumbas de tiempos de la dinastía Liao han sido desenterradas en la Mongolia Interior y en la región de Manchuria. Las mismas pueden clasificarse en dos grandes géneros: las tumbas de los nobles kitanes y aquéllas de los funcionarios y terratenientes de la etnia han.
En las tumbas más antiguas de los kitanes se encuentran con frecuencia redomas en forma de cresta de gallo, muy peculiares de esta etnia. También van acompañadas de diferentes armas y una montura completa de caballo. Los entierros posteriores tienen cada vez menos objetos funerarios, debido probablemente a cambios en los estilos de vida y en la situación económica del reino.
Sin embargo, algunas de las tumbas de tiempos posteriores siguieron observando los rigurosos rituales y la elegancia de los objetos funerarios. En 1954, se excavó la tumba del Señor de Chengwei (贈衛, Zengwei), yerno de Abaoji, enterrado en 959. Entre los suntuosos artículos funerarios se encontraron ocho arreos completos para caballos, lo que refleja la naturaleza nómada de un antiguo aristócrata kitán.
En 1986, se desenterró la tumba de la Princesa de Chen, que aparte de tener una intrincada estructura, cuenta con una antesala y paredes pintadas con murales que muestran sirvientes de ambos sexos. Abundantes objetos de oro, plata, bronce, cerámica, porcelana, jade, ágata, cristal y vidrio islámico acompañaron a la princesa en su última morada.
Los objetos desenterrados de las tumbas kitanas también nos dan una idea de las creencias religiosas, así como sus interpretaciones sobre la vida y la muerte. A través de estos objetos de arte se ha podido aprender mucho acerca la forma de vida de los kitanes y los contactos que tuvieron con los pueblos vecinos.
La mayoría de los pueblos nómadas que habitaban el norte de China practicaban alguna forma de chamanismo, adorando los poderes espirituales de la naturaleza, representados en objetos que en alguna forma u otro estaban relacionados con los seres divinos de su fe.
Cuando los kitanes establecieron su propio imperio, denominaron a su primer emperador, Abaoji, con el título de Tienhuangwang (天皇王), lo que indica el posible surgimiento de una monarquía teocrática o gobierno mediante la persuación religiosa.
Con la creación de la nación kitán, Abaoji procuró ganarse la amistad de los chinos han, adoptando su cultura y mostrando tolerancia hacia el budismo, confucianismo y taoísmo. En 918, promulgó edictos para construir templos de estas tres religiones en el reino.
Tras la comodidad de muchos años de estabilidad, la nobleza a mediados de la dinastía Liao comenzó a dedicarse al aprendizaje de las enseñanzas budistas. Por otro lado, la gente común también necesitaba de la creencia en alguna religión para ayudar a soportar los rigores de la vida diaria. Con el patrocinio de la Casa Real, los rituales y las prácticas budistas se volvieron muy populares en el reino.
Tanto la Corte como el pueblo dedicaron grandes esfuerzos para construir templos y desarrollar las artes del budismo. El budismo que se practicó en la dinastía Liao era de la secta Vajrayana o del Vehículo del Diamante (vajra), conocido también como budismo tántrico. Muchos monjes viajaron hacia el reino y sus enseñanzas pronto se divulgaron por muchos otros países vecinos, que formaron un círculo de budismo asiático-oriental que tuvo como centro a la dinastía Liao. Esta popularidad del budismo influyó grandemente en importantes dinastías subsecuentes como la Chin, Yuan, Ming y Ching.


Máscara funeraria de oro hallada en la Tumba de la Princesa de Chen (1018 d.C. o antes). 20.5 x 17.2 cm. Colección del Museo de Mongolia Interior.

Sobresalen en la exhibición del Museo los artículos provenientes de tres tumbas: la de la Princesa de Chen; la de Yelu Yuchih (Yelu Yuzhi), primo de Yelu Abaoji; y la de una mujer de identidad desconocida, en el Monte Tuerhchi (吐爾基山, Monte Tuerji). Esta última fue descubierta en marzo de 2003, y se presume que pertenece a la Princesa Yulutuku (Yuludugu), que murió en 914. Es la tumba de la nobleza kitana más antigua que se ha excavado hasta el momento y contiene abundantes objetos funerarios, que reflejan el alto estatus nobiliario de la ocupante.
La historia de la dinastía Liao y de los kitanes mismos tiene una gran importancia dentro del contexto de la historia china. Durante su mayor apogeo, el territorio del Imperio Liao se extendió por la mayor parte de la Manchuria, así como casi toda la Mongolia, tanto exterior como interior, y parte del norte de China.
Desde el período de las Cinco Dinastías (907-907) hasta la dinastía Sung del Norte (960-1127), las relaciones entre los chinos y los kitanes fueron sumamente complejas, caracterizadas por fuertes conflictos militares y períodos de lazos pacíficos. Tales relaciones tuvieron un enorme impacto en el surgimiento y declive de las dinastías chinas antes mencionadas.

Escritura kitán en un frotado de estela de piedra. Notese la similitud con la escritura china.

El significado histórico de la dinastía Liao radica en su sistema de administración dual, que fue instituido para controlar a diferentes grupos étnicos con diferentes medios. Como sistema institucional, fue adoptado por las dinastías no propias de los chinos han que siguieron a los kitanes. Las mismas son la dinastía Chin (金朝, Jin, 1115–1234), de los jurchen; la dinastía Yuan (元朝, 1127 – 1368), de los mongoles; y la dinastía Ching (清朝, Qing, 1644 – 1911), de los manchúes. Empero, la organización del imperio siguió en su mayor parte al patrón de los modelos chinos.
Más aún, con la destrucción del Imperio Liao por los jurchen en 1125, algunos refugiados kitanes dirigidos por Yuelü Tashih (耶律大石, Yelu Dashi) emigraron hacia el Turquestán y fundaron la dinastía Liao Occidental (1124-1211), conocida también como el Kitán Negro o Kara Kitán (Kara Kitai). Los recién arribados se declararon como kitanes provenientes de Oriente, o sea del territorio chino. Pronto, en Persia surgió el nombre de “Khitán” para denominar a China. Posteriormente, el término fue traducido a los diferentes lenguajes altaícos, semíticos y europeos.
A mediados del siglo XIII, los términos Kytay, Catay, Kitai, Ghotai, Chata, Kataya, Katai, Catai, Kitad, Qitay, Cataya, y Cataio fueron sinónimos de China. Muchos autores de la época, especialmente los escritores árabes usaron el término “Kitán” para referirse a China. Incluso Marco Polo, en su famosa obra sobre sus viajes a China, se refiere al reino que supuestamente visitó como Catay. Cuando Cristóbal Colón emprendió sus viajes hacia el Nuevo Mundo, lo hizo pensando en buscar una ruta alterna para llegar a India y “Catay”.
Cerca de trescientos años duró esta confusión, hasta que fue corregida en el siglo XVI, cuando se comenzó a usar China como nombre del país situado en Asia. En el día de hoy, en ruso y algunas de las lenguas eslavas siguen usando el término “Kitán” como nombre general para denominar a China.
Sin embargo, los kitanes desaparecieron como etnia cuando fueron desbandados por los jurchen, siendo forzados a integrarse con los como ciudadanos jurchen. Siendo pueblos nómadas que fueron conquistados a fuego y hierro, se sintieron avergonzados de la afrenta a sus antepasados y decidieron, como muestra de máximo honor y respeto a su propia dignidad humana, olvidarse de una vez por todas de sus ancestros para adoptar plenamente la nacionalidad jurchen. Estos a su vez, posteriormente se convirtieron en la etnía manchú, que actualmente conserva su identidad étnica, pero se ha adaptado por completo a la tradición de los chinos han, adoptando sus costumbres, apellidos, sentido de identidad y ritos.
El trono en Kara Kitán fue usurpado por los naimanos bajo Kuchlug en 1211; las fuentes tradicionales chinas, persas y árabes consideran esta usurpación como el final del imperio. Los kitanes remanentes que formaron la dinastía Liao Occidental fueron finalmente conquistados por los mongoles en 1218. Algunos de sus integrantes fueron asimilados dentro del pueblo mongol, otros huyeron a diversos poblados menores en la actual provincia de Yunnan y otros países vecinos como Birmania. Adoptaron apellidos chinos y se estima que sobreviven unas 150 mil personas de origen kitán en esas regiones. Desde la dinastía Yuan, fueron clasificados como chinos de la etnia han; sin embargo, en los altares familiares de muchas de estas familias chinas se sigue venerando como antepasado al clan Yelu.
El escritor e historiador Su Sung (蘇頌, Su Song, 1020 – 1101) de la dinastía Sung fue nombrado emisario ante el Estado de Liao en 1072. A su retorno de la misión diplomática compuso el poema Desde una tienda kitán, cuyos versos narran:

Hogar donde van el ganado y los caballos,
bajo un alto cielo y con pocos carruajes.
Cazar durante la temporada es la forma de vida,
sin un nativo en un millar de millas.

Manjares exquisitos de leche y carne de cordero,
lujosos abrigos de pieles y cuero.
Tranquilidad y comodidad en la tierra distante,
abundancia hasta saciar el corazón.


Las cortas líneas describen de forma vívida los paisajes norteños y el estilo de vida libre y animado de los kitanes, siguiendo su tradición nómada. Muchos otros emisarios enviados por la corte Sung también retornaron con impresiones similares acerca de la dinastía Liao.
A pesar de su diferente origen, los kitanes entraron juntos con los mongoles, uigures, huis, tibetanos y otras etnias, y se amalgamaron en ese enorme mar histórico y cultural llamado China.
En Taiwan, muchas familias de apellido Wu, Chang, Ho, Tao, Pai, Huang, Huo, Hu y Chin tienen antepasados kitanes. Esta es una muestra de la diáspora de un pueblo cuyas glorias quedaron eternamente enterradas en el pasado.