En los últimos días de la dinastía Ming (1368 – 1644), los eunucos adquirieron gran poder y consolidaron el control sobre el imperio en forma siniestra a través de una especie de servicio secreto, denominado la Guarnición de Occidente.
Los eunucos, que originalmente eran varones castrados y destinados a la servidumbre dentro de la corte imperial, logran virtualmente apoderarse de los controles del Estado a través de este servicio secreto, que era supervisado por la Dirección del Ceremonial; otro organismo de corte totalitario controlado por los eunucos. Al igual que el personal del servicio civil, los eunucos también tenían rangos, pero en vez de nueve grados como los funcionarios, éstos sólo tenían cuatro grados.
En complicidad con príncipes, miembros de la nobleza y funcionarios locales corruptos, los eunucos montaron un enorme aparato de explotación y represión inmisericorde contra el pueblo. Los más sufridos de todos eran, sin lugar a dudas, los campesinos; quienes tenían que cargar con casi todo el peso de los impuestos imperiales. Indistintamente si había o no una buena cosecha, el Imperio exigía siempre el pago puntual de los impuestos.
Cada vez que surgía alguna crisis o conflicto en el país, y las arcas del Estado comenzaban a quedar vacías, se recurría al campesinado para exigirle más impuestos a través de los odiados, pero temidos, edictos imperiales. La lógica de la Corte era que los agricultores sacaban frutos de la Tierra, sin mayores inversiones que el esfuerzo físico. Por lo tanto, era natural que contribuyesen con el Imperio a través del pago de impuestos. Los artesanos y comerciantes tenían que hacer inversiones para adquirir sus materias primas y bienes; y por lo tanto, supuestamente sus ganancias eran muy limitadas. Además, estos últimos siempre hacían donaciones voluntarias a las autoridades locales; por lo que no había que exigirles tantos impuestos como a los agricultores.
Las sequías de los últimos días de la dinastía Ming, junto con la corrupción generalizada producto del contubernio entre eunucos, funcionarios corruptos y los nobles, comenzó a surgir revueltas de los campesinos por toda China. Los soldados enviados a sofocar estos levantamientos populares estaban mal entrenados, mal pagados y con escasa alimentación; además, generalmente tenían que caminar grandes distancias para llegar al lugar de los hechos. En consecuencia, la moral era baja y había mucha indisposición para reprimir a los alzados. Era frecuente ver cómo los soldados eran derrotados por las masas, o sencillamente desertaban antes de enfrentarse a ellas. Por otro lado, las tropas tenían que combatir frecuentes incursiones por parte de los manchúes en el norte del país. Así, comenzó a surgir un inminente colapso del mando militar.
En 1640, masas de campesinos chinos hambrientos, incapaces de cumplir con el pago de los impuestos y alentados por las derrotas del ejército imperial, comenzaron a formar grandes bandas de rebeldes.
Frente a los inútiles esfuerzos represivos por las tropas, se multiplicaron rápidamente las revueltas en las provincias. Pronto, los rebeldes llegaron a la capital, donde amenazaban con entrar en la Ciudad Prohibida.
Entre los jefes de los rebeldes que se alzaron contra la Corte destacan dos personajes, Chang Hsien-chung (張獻忠; Zhang Xianzhong, 1606–1647) y Li Tzu-cheng. Pero, Li fue el verdadero autor del derrocamiento de la dinastía Ming.
Li Tzu-cheng, el campesino-soldado que fundó una dinastía.
Ostentando el auto-designado título de Príncipe de Shun, Li derrotó a la guardia imperial, que había desertado la capital sin hacer mucha lucha. Las puertas de la Ciudad Prohibida fueron abiertas por unos guardias traidores, y las tropas de Li entraron sin mayores dificultades a Pekín el 26 de mayo de 1644.
El último emperador de la dinastía Ming, Tsung-chen (崇禎; Chongzhen, 1611–1644), tratando de evitar caer en manos de los rebeldes y una posible ejecución por éstos, ordenó a reunir a todos los miembros de la Familia Imperial y los obligó a suicidarse. La única que se opuso a esa orden fue la Princesa Chang-ping (長平公主; 1629–1646), y Tsung-chen ordenó que le amputasen su mano izquierda.
Finalmente, el emperador Tsung-chen, vestido con el traje imperial, escapó hacia el Jardín Imperial en el cerro Chingshan (Jingshan), donde se ahorcó en uno de los árboles. Tras el colapso de la dinastía Ming, los nuevos dueños del Imperio permitieron que fuese enterrado en el sitio de las Trece Tumbas de la Dinastía Ming, siendo el último emperador Ming enterrado allí.
El árbol donde se ahorcó, una sófora (Styphnolobium japonicum (L.) Schott), fue conocido como la sófora culpable o árbol del letrado chino culpable, y declarado un monumento nacional. Posteriormente, ese majestuoso árbol fue derribado durante la infame Revolución Cultural (1966–1976), al ser considerado como un objeto recordatorio del pasado feudal chino. En la actualidad, se ha sembrado otro árbol similar en el sitio.
Li Tzu-cheng (李自成; Li Zicheng, 1606–1646) nació en el distrito de Michih (米脂縣), en Yenan (延安府). Su nombre original era Li Hung-chi (李鴻基; Li Hongji), siendo un pastor durante su infancia. A los 20 años, comenzó a aprender arco y flecha, y a montar caballo. También fue aprendiz en una bodega y en el taller de un herrero.
Posteriormente, ingresó en el ejército como soldado local del pueblo donde vivía. A inicios de los años 1630, Li se amotinó junto con unos compañeros en la parte occidental de Shaanhsi (Shaanxi), debido a que no llegaban los cargamentos de pertrechos y suministros para las tropas. En 1834 fue capturado por un general del ejército imperial y posteriormente liberado bajo la condición que volviese a su cargo.
Sin embargo, Li volvió a rebelarse cuando un magistrado local ordenó la ejecución de 36 rebeldes que había participado en el amotinamiento. Junto con sus tropas, Li se alzó en armas y mató a los funcionarios locales y continuó en rebeldía en 1635, fijando su base en Jungyang (Rongyang), provincia de Honan (Henan).
Palacio de Li Tzu-cheng, en la provincia de Shaanhsi, donde proclamó la fundación de la dinastía Shun.
Existe una versión popular que narra cómo Li se rebeló contra el Imperio. Esta versión de más bien folklórica y posiblemente exagerada. La misma narra que Li Tzu-cheng fue exhibido en público con cadenas y esposas en 1630, por no pagar el préstamo que debía a Ai, un funcionario local que era además usurero.
Un guardia que lo cuidaba se compadeció de su estado lastimero y le ofreció un poco de agua y lo llevó a la sombra. Enfurecido por esta acción, Ai golpeó al guardia. Este acto provocó la ira de los presentes, y un grupo de campesinos rompió las esposas que llevaba Li y se lo llevaron para ocultarlo en un cerro cercano. Allí, lo proclamaron su líder y se armaron para evitar represalias.
Los alzados montaron una emboscada contra un pequeño grupo de guardias que había sido enviado para buscar y capturar a Li. Así, los campesinos rebeldes obtuvieron sus primeras armas y en menos de tres años, su número aumentó a 20.000 soldados. Frente a una terrible hambruna que azotó la región, los rebeldes asediaron innumerables puestos militares en las provincias de Honan, Shanhsi (Shanxi) y Shaanhsi.
Para mediados de los años 1640, Chang Hsien-chung había montado una firme base rebelde en la provincia de Szechwan (Sichuan), haciéndole la competencia en el esfuerzo por derrocar la dinastía Ming. Posteriormente, Chang proclamó su propio reinado, denominándolo dinastía Tahsi (Daxi). Sin embargo, su área de control estuvo exclusivamente en los alrededores de la ciudad de Chengtu (Chengdu), en la mencionada provincia. Chang nunca pudo llegar a la capital.
Chang fue un genocida y virtualmente despobló Chengtu. Se estima que cerca de un millón de personas fueron ejecutadas durante su ocupación. En recientes obras de construcción, los trabajadores han encontrado enormes fosas comunes con enormes cantidades de esqueletos, supuestamente de personas ejecutadas durante el espantoso corto reinado de Chang. Con el advenimiento de la dinastía Ching (1644–1911), fue ejecutado por las tropas manchúes que avanzaron hacia el sudoeste para consolidar los confines del Imperio. Su ejército fue diezmado por las superiores fuerzas manchúes y se puso fin al despótico reinado.
Un par de afiches de propaganda de la época maoísta que exaltan el espíritu de Li Tzu-cheng. Son obras de los pintores chino-continentales Ma Quan y Hua Yu.
A diferencia de Chang, Li Tzu-cheng defendía el llamado por “dividir la tierra en forma equitativa y abolir el sistema de impuesto sobre los granos alimenticios”, que le valió para ganarse el apoyo masivo de los agriculturos. Se hizo llamar Chuang Wang o Rey Errante (闖王). Tal fue su popularidad, que la gente cantaba con frecuencia el estribillo: “Matar ganado y cordero, preparar buen vino y abrir las puertas de la ciudad para recibir a Chuang Wang”.
En las batallas decisivas de Luoyang y Kaifeng, las tropas Ming no pudieron detener el avance de los rebeldes dirigidos por Li Tzu-cheng. Consolidando exitosamente su base, Li se proclamó Emperador de la Dinastía Shun (順朝), estableciendo su capital en Sian (Xian), provincia de Shaanhsi.
Las tropas de Li avanzaron hacia Pekín, y en abril de 1644, saquearon la Ciudad Prohibida, obligando al último Emperador Ming a cometer suicidio. El comandante de la plaza militar en la Ciudad Prohibida, Wu San-kuei (吳三桂; Wu Sanguei, 1612–1678), al ver la situación desventajosa en que se encontraban sus tropas, contacta y negocia con Dorgon (1612–1650), líder militar de los manchúes, cuyas unidades se encontraban cerca de Pekín.
Los historiadores señalan que originalmente Wu San-kuei deseaba aliarse con Li Tzu-cheng, que ya había saqueado la ciudad. Pero al conocer que su concubina, Chen Yuan-yuan (1624–1681), había sido capturada por Li, decidió unirse a los manchúes, que eran enemigos de la dinastía Ming. Finalmente, Wu ordenó abrir las puertas de la Gran Muralla para permitir la entrada de las tropas manchúes.
El ejército de Li Tzu-cheng fue derrotado el 27 de mayo de 1644 por las tropas manchúes bajo el mando de Wu San-kuei en la famosa Batalla del Paso Shanhai. Li huyó de Pekín, retornando a su base de poder en Shaanhsi. Existen varias versiones acerca de su muerte. Generalmente se dice que comitió suicidio al ver su dinastía desaparecer. También existe la versión que fue asesinado por milicias pro-dinastía Ming, tras ser capturado durante su huída. Entre el pueblo, también corre la versión folklórica de que Li no murió tras la derrota, sino que entró a un monasterio y se volvió monje, falleciendo a edad avanzada.
La dinastía Shun es posiblemente la dinastía de más corta duración en la historia china, siendo generalmente ignorada o no mencionada en la relación de las dinastías en China. Fue fundada el 8 de febrero de 1644 y duró menos de un año en función. Con la muerte de Li Tzu-cheng en 1646, se termina definitivamente la dinastía Shun. Entre las causas de su corto reinado se considera que la orden de Li para exterminar a todos los sobrevivientes de la dinastía Ming causó el descontento de las restantes fuerzas Ming, que todavía conservaban gran poderío en el sur de China. Por otro lado, la lucha por el poder entre los ministros de la recién constituida corte también contribuyó a su colapso final.
Moneda de cinco yuanes de China continental con la efigie de Li Tzu-cheng.
En términos historiográficos, la figura de Li Tzu-cheng es controversial. Durante toda la dinastía Ching, Li fue oficialmente considerado un bandido y usurpador del Trono Imperial. La versión propagada por la Corte es que los manchúes pusieron fin al reinado ilegítimo de Li y restauró el honor del Imperio, recibiendo consecuentemente el Mandato del Cielo para gobernar China. Esto resulta irónico, ya que la rebelión de Li Tzu-cheng fue lo que posibilitó la entrada de los manchúes a China.
Sin embargo, con el advenimiento de la República Popular China, el Partido Comunista Chino lo reindivica favorablemente, declarándolo como un revolucionario en contra del feudalismo. La era de Mao Tse-tung (Ma Zedong), que se caracterizó por sus inclinaciones anti-confucianistas y radicales, lo trató como un héroe popular.
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Gran aporte aunque creo que el nombre del Emperador Ming era el de Chu Yu Chieng.
ResponderEliminarUn saludo