La historia antigua de China se inicia con la aparición de un líder legendario conocido como Huang Ti o Emperador Amarillo, en el fértil valle del Río Amarillo. Junto con otros cuatro emperadores, constituyen el período de la historia china conocido como la Era de los Cinco Gobernantes. En este período se formó y perfeccionó la organización social y se inventó un calendario de 365 días.
Ya antes del neolítico, surgió en China un grado de organización social bastante complejo. Desde épocas muy tempranas, el hombre en China abandonó la subsistencia basada en la caza y la recolecta. Existen evidencias concretas de que la agricultura ya estaba bastante asentada en China a partir del quinto milenio a.C. Sin embargo, este desarrollo de las sociedades neolíticas no se concentró en un área específica sino que ocurrió simultáneamente en varios sitios dentro del territorio chino, y muy probablemente, en forma muy independiente entre ellas.
Prácticamente no se conocen registros escritos de tales sociedades neolíticas en China. Las evidencias sobre la organización existente en dichas sociedades provienen de restos animales y humanos, instrumentos de caza y labranza, así como objetos de arcilla pertenecientes a culturas antiguas tales como la Yangshao, Machia (Majia), Chichia (Qijia) o Lungshan (Longshan).
Los huesos de oráculos constituyen una fuente invalorable de documentación sobre la historia antigua en China.
En esta primitiva forma de organización social encontramos las primeras normas de conducta. Alrededor del año 2200 a.C., un ministro de la corte de apellido Chi enseñó al pueblo a observar las “cinco relaciones básicas”. Este código procuraba fijar las relaciones entre el soberano y sus ministros; entre padres e hijos; entre marido y mujer; entre los hermanos; y entre los amigos. Posteriormente, Confucio se basó en este código primario para establecer una filosofía ética que ha permanecido vigente en China por más de dos milenios.
La primera etapa del sistema político en China puede ser clasificado dentro de los confines de la teocracia. Los chinos creían en el tien min o mandato del Cielo. Este concepto fue usado como esencia de la legalidad del mandato por los primeros gobernantes y constituyó la base del pensamiento y la filosofía de China en sus primeros tiempos. El enfoque histórico en la legitimidad y continuidad política constituyó una poderosa fuerza conservadora en China.
Los orígenes de la escritura china se pueden remontar a 5.000 y 4.000 años antes de Cristo, en los trazos en antiguos tiestos de arcilla, que son contemporáneos de los jeroglíficos egipcios y los primeros escritos cuneiformes de Sumaria. Sin bien esos trazos en los tiestos de arcilla eran sólo símbolos y no una verdadera forma de escritura, sin embargo, son el origen de las posteriores inscripciones en los huesos de oráculos. Las inscripciones en huesos de oráculos constituyen la primera forma de escritura china y se han identificado alrededor de 2.000 caracteres distintos, de los cuales se han decifrado unos 1.300.
Los recientes descubrimientos arqueológicos en China han arrojado mayor luz a la existencia de una gran actividad humana en China durante el neolítico. Estos estudios contribuyen a un mejor conocimiento de la prehistoria en China, así como los orígenes de su cultura y pensamiento. La mayor parte de los artefactos desenterrados datan de 4.000 a 2.000 años antes de nuestra era. Uno de los descubrimientos de mayor antigüedad se encuenta en Panpo, cerca de Sian, en la norteña provincia de Shensi. Pruebas de radiocarbón en artefactos desenterrados en esta localidad revelan que su edades oscilan entre 4773 ± 141 a.C. y 4194 ± 204 a.C. No han habido mayores variaciones en posteriores pruebas de C-14 o termoluminiscencia, lo cual comprueba la presencia de asenta- mientos humanos en un período de casi 600 años, desde 4800 al 4200 a.C.
Panpo es uno de los sitios más importantes de la cultura Yangshao en el valle de Weishui. En los pedazos y piezas de alfarería encontrados en este sitio se ven con frecuencia marcas realizadas en bandas decorativas en negro o en patrones triangulares también del mismo color. Las marcas se encuentran abajo del borde exterior de las vasijas. Hasta el momento, se han catalogado 113 marcas diferentes. Las marcas son trazos sencillos y de forma regular.
Si bien existen ciertas discrepancias en si se deben clasificar las marcas en los cacharros de arcilla de Panpo como las formas más primitivas de escritura china, pero resulta indudable que tales marcas fueron inscritas a propósito y en forma consciente por seres humanos para representar conceptos definidos. Aunque todavía no se puede determinar con precisión el significado de esas marcas, es obvio que esos seres humanos estaban expresando sus ideas llanas y sencillas en forma objetiva, dentro de las realidades de su situación y utilizando todos los medios posibles para dar a conocer su mensaje. Acordemente, esas marcas reflejan conceptos de ciertos eventos u objetos que tenían los hombres de esa época en China, y por ende, tienen gran afinidad con la escritura china que evolucionó posteriormente.
Se ha logrado identificar muchas de las marcas y se conoce ahora que representan números. Tal vez, no se pretendió escribir un mensaje en el sentido propio de la palabra, pero hay algo innegable: sus autores intentaban señalar algo en concreto al inscribir esos símbolos en la arcilla. Posiblemente registraban la fecha de algún acontecimiento (nacimiento, muerte de alguien), indicaban quién era el autor del cacharro, o sencillamente eran para identificar la propiedad del mismo. Indiscutiblemente, ya existía una forma de pensamiento inherente de identificación con el grupo.
La escritura china ha sobrevivido durante milenios.
Hace seis mil años, los caracteres chinos ya eran bastante complejos, saliéndose del período de ideogramas e indicadores sencillos para entrar en una etapa de ideogramas complejos compuestos de hasta tres elementos distintos. La estructura de la grafía de hace 6.000 años es similar a la de los seis tipos de escritura de tiempos posteriores. Dejando aparte los números, se ha descubierto que la grafía inscrita en muchos trozos de arcilla neolítica es prácticamente idéntica y consistente. Esto demuestra el desarrollo de un tipo de escritura de uso generalizado. Obviamente, existen dificultades en su interpretación. Muchos símbolos tienen similitud con caracteres chinos actuales o incluso con números arábigos o letras del alfabeto. Esto puede inducir fácilmente a errores intepretativos por asociación indebida o prejuicios.
Una de las formas más primitivas de registros históricos fueron las inscripciones en huesos de oráculo en el período posterior de la Dinastía Shang (aprox. 1300 a.C.). Huesos de animales, generalmente omóplatos de ganado y caparazones de tortuga fueron usados para adivinar la suerte. Los aspectos que se indagaron eran inscritos en estos huesos y constituyen anotaciones oficiales o semioficiales de muchos sucesos de esa época.
Durante la Dinastía Chou ( 1122 - 221 a.C.), las inscripciones en huesos de oráculos fueron reemplazadas por anotaciones en objetos de bronce. Las mismas constituyen las primeras crónicas oficiales de los estados chinos de la antigüedad. Los textos de esta primitiva forma de escritura china registraban sucesos importantes, así como los ritos y prácticas estatales de aquellos tiempos.
Estos primeros registros eran por excelencia documentos de naturaleza oficial. Es notoria la escasez de obras literarias o filosóficas de esas dinastías que han logrado sobrevivir. En la China antigua, la filosofía tuvo que ver básicamente con los asuntos relacionados con la naturaleza del Estado. En términos generales, los escritos filosóficos de la escuela confucianista o de los legalistas eran de naturaleza prescriptiva, a diferencia de las obras históricas, que eran formalmente descriptivas. Sin embargo, en ambos casos, eran obras de funcionarios o académicos interesados en sugerir formas apropiadas de gobernar o de comportamiento del individuo en la sociedad.
Muchos cacharros de bronce del período Yin-Shang contienen valiosos registros de hechos de esa época.
Las primeras composiciones de poesía en China también estuvieron relacionadas con la naturaleza oficial de los primeros escritos. Por ejemplo, si bien el Shih-ching o Libro de las Odas contiene un número de canciones de amor y poemas líricos de caracter íntimo, sin embargo sobresale en el mismo los poemas que narran la epopeya del pueblo Chou antes de la derrota de la dinastía Shang. La obra se preocupa por los antecedentes y la fundación de un estado.
La poesía en tiempos posteriores, indistintamente fuese personal o formal, fue esencialmente la obra de una clase intelectual educada que controlaba el país, que corresponde a los funcionarios de nuestros días. Filósofos, poetas e historiadores eran a su vez funcionarios de la corte.
Obviamente, esta situación dió gran uniformidad y unidad al legado escrito de China. Sin embargo, ésto inevitablemente se logró a sacrificio de una más amplia variedad de perspectivas y creatividad.
Después de la Era de los Cinco Gobernantes, vino una sucesión de tres dinastías: Hsia, Shang y Chou. Este período es conocido como las Tres Dinastías de la Antigüedad y el traspaso del poder de una dinastía a otra supuso una gradual fusión de todas las tribus que habitaban originalmente el valle del Río Amarillo.
La Dinastía Hsia (2205 - 1766 a.C.) tuvo 17 gobernantes que representaron 14 generaciones. En esta dinastía se comenzó a definir las fronteras territoriales de China y se estableció el principio del reinado hereditario.
En 1766 a.C., Shang Tang, jefe de una tribu que vivía al sudeste del Río Amarillo, derrocó al último rey de Hsia y estableció la dinastía Shang. En esta época, China ya era una nación agrícola desarrollada. El uso común de las vasijas de bronce y los huesos de oráculo permitió el registro de muchos hechos históricos en tales objetos.
El último monarca de Shang fue un tirano que se deleitaba declarando guerras contra las otras tribus e inventando nuevos métodos de tortura contra sus enemigos capturados. Pronto, se produjo un descontento general en el pueblo. El rey Wu de la tribu Chou, al mando de un ejército compuesto por un grupo de tribus, inició una revuelta general y derrotó al ejército del tirano. Para evitar ser capturado, el tirano ordenó quemar su palacio y se inmoló en el mismo en el año 1122 a.C.
El rey Wu instaló una nueva dinastía, la Chou, que sería la de más larga duración en la historia china. Sin embargo, en el año 770 a.C., una tribu bárbara ataca el reino y mata al monarca, el rey Yu. Su hijo, el rey Ping, traslada la capital hacia oriente y se inicia el período Chou oriental. A partir de ese entonces se produce un gradual colapso de la autoridad central, dando lugar a largos períodos de caos.
La aparición de la escritura en China permitió el registro permanente de eventos históricos, así como conceptos teóricos y prácticos que eventualmente constituyeron los cimientos para la evolución del pensamiento y la filosofía. Por ende, para entender el espíritu del pensamiento tradicional en China, es menester explorar la naturaleza de su pasado. Es necesario analizar los sistemas políticos y sociales imperantes durante las Dinastías Hsia y Shang (1766-1122 a.C.) para conocer los orígenes de la cultura y la política en China. A pesar que los primeros tratados filosóficos chinos aparecieron después de la dinastía Shang, los mismos están basados en las tradiciones orales que datan de las épocas anteriores.
Siguiendo el patrón del orden teocrático, los primeros tratados filosóficos chinos eran compilaciones de esfuerzos racionales para explicar la naturaleza misma del Universo, así como descripciones de situaciones de la vida real, diversos fenómenos naturales, mitos históricos, costumbres y ritos.
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